《 Normal es que JungKook grite por Justin Bieber, no tu familia 》

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» Kim TaeHyung:

Sus palabras me son sinceras, pero en parte siento su arrepentimiento enseguida que termina de vocalizarlas, como cuando le dices a alguien que lo quieres por puro impulso y cuando ves lo que han causado en la otra persona desearías no haberlas dicho, pues lo mismo.

YoonGi y yo nos quedamos en silencio, escuchando solamente el ruido incesante de las pequeñas gotas del grifo estropeado y lo que logro identificar como sus latidos que como si de un tambor se tratasen, rebotan contra su pecho una y otra vez, creando un eco tan profundo que hasta yo logro escucharlo.

A cada segundo que pasa, y a cada latido que su corazón da, la sangre logra acumularse más vivazmente en sus mejillas, dándole un suave tono rojo que se me contagia en las puntas de las orejas.

—Por favor dime que no he dicho lo que creo que he dicho... — Me dice con desespero. Casi le respondo lo que quiere escuchar, pero en parte, no quiero que sus palabras, las que realmente me han consolado, se desvanezcan sin más.

Trago con fuerza antes de contestar.

—Sí... Sí que lo has dicho... — Digo a media voz.

YoonGi se separa de mí con la mirada perdida, como si todo por lo que ha luchado por mantener y formar en su vida, acabase de desmoronarse como una pequeña y frágil casa de naipes.

Esto es incómodo.

Con un tanto de torpeza, YoonGi me aparta de encima suya murmurando un muy bajo y carraspeoso "dame un segundo", antes de ponerse en pie y sacar sus pies de la bañera, resbalando con la toalla del suelo pero negándose a que lo ayude a mantener el equilibrio o, para que mentirnos, mirarme. Sin decir nada, toma la manecilla de la puerta y la hace girar, estirando la puerta con un movimiento de brazo y saliendo finalmente de la sala.

Cuando la puerta se cierra, casi instintivamente me paso los dedos por el pelo, peinando con algo de nerviosismo los cuatro pelos fuera de sitio y esperando, sin saber por qué, que suceda algo.

Lo que sea.

Algo, que me quite el agobiante calor de las mejillas de una maldita vez.

Con la garganta seca, empiezo a abanicarme la cara con mi propia mano, creando una pequeña ráfaga que me sirve más de consuelo que de refrigerante.

Y entonces lo escucho; la voz de YoonGi, grave como un bajo y suave como el algodón soltar blasfemias e insultos, que no me causan otra cosa que gracia y un nuevo y amplio vocabulario en ese campo.

Si no fuese porque crecí casi en el mismo barrio que él, diría que creció en unos barrios bajos, porque que nivel Maribel que tiene este chico.

Pero toda risa abandona mi cuerpo en el segundo en el que escucho el pestillo de la ventana abrirse y a esta ser empujada hacia arriba.

—Otra vez no. — Me digo a mi mismo.

Justo como YoonGi, cuando he puesto un pie fuera de la bañera -sobre la toalla del suelo- y gracias a mi propio impulso, arrastro la toalla hacia atrás y mi cuerpo hacia delante, causando que mi cabeza se reuna contra las baldosas del suelo y cree un gran estruendo del que enseguida logro recomponerme. No es como si fuese la primera vez que me sucede.

En un movimiento brusco, abro la puerta del baño y lo veo con una pierna fuera de la ventana y la otra levantándose del suelo para seguirla.

Ojalá os mintiese cuando os digo que he tenido que correr hacia él, agarrarlo de la chaqueta y hacerle un placaje digno de John Cena para que no cometa una estupidez como aquella.

Ayúdame a reparar tu corazón;YoonTae/TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora