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You must believe me!

❝You must believe me! ❞

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James Potter había estado tan pendiente de Isabelle que asustaba al resto, en las últimas semanas esta había estado tan distraída y decaída, cosa que al mayor de los Potter se le hizo raro. El ser ignorado por esta empezaba a doler demasiado, aunque no lo admitiera frente a otros, Isabelle comúnmente solía responder con algún comentario, pero en las últimas semanas ella solo se quedaba callada y decidía ignorar al azabache, más de lo que ya hacía antes, sus primos no podían estar divirtiéndose más con la situación que vivía constantemente el azabache y las expresiones que ponía, incluso a los hermanos de la pelirroja la situación se había vuelto una comedia.

Aquel día Isabelle se había levantado con una sanción extraña, ya había tenido aquel sentimiento antes, fue cuando una de las brujas más antiguas que residían en Salem habían muerto, no quería admitir que estaba asustada porque eso no era normal en ella, así que salió con una sonrisa de autosuficiencia en su rostro de su sala común. Varios compañeros de su casa se preguntabas como era posible que haya terminado en su casa cuando podía fácilmente pasar por una Slytherin.

La mesa de los leones era una total fiesta, pero la única que no parecía estar integrada era la pelirroja, McGonagall veía a la muchacha con preocupación, la misma muchacha le había comentado sobre su situación, luego de por supuesto no tener ninguna respuesta a su condición esperando que la mujer al tener más años de vida pudiera darle alguna respuesta, sin embargo la mujer muy poco pudo hacer ante la desconocida situación, mas, la actual directora había prometido encontrar alguna solución o darle una, pero ni ella era capaz de encontrarla.

Isabelle movía con el cubierto el puré, tan entretenida en su mundo que no notaba la mirada de cierto azabache. James miraba cada cosa que esta hacia esperando al menos que lanzara un insulto por mirarla tanto, pero nada llegaba. Después de lo que pareció una eternidad para él, Isabelle se removió incomoda en su asiento y dirigió su mirada a la puerta del gran comedor, sus ojos estuvieron enfocados ahí hasta que la puerta fue abierta y por esta entraban varios hombres, aurores, para ser más exactos. No basto mucho para que todos fueran enviados a sus actividades.

Isabelle caminaba por los pasillos concentrada en la charla que tenía con Lyssander, quien se había acercado a ella cuando los enviaron a sus actividades, la conversación giraba en torno a la clase de herbolaria que no vio cuando su cuerpo golpeo el de otro.

— ¿Por qué no te fijas por dónde vas? —escupió una rubia molesta al ver sus libros en el suelo—¿Acaso todos los leones son así de estúpidos?

— Vete Madilyn. —habló James, esta miró al susodicho y se alejó— ¿Estas bien? ¿Isabelle?

— Yo... Tengo que irme. —susurró la pelirroja, James alzó una ceja sin entender a qué se refería, Isabelle se levantó con rapidez y miró por donde la Slytherin se había ido, al chocar esta había tocado la mancha negra, la pelirroja desde el suceso con la enfermera había decido mantenerse alejada de aquellas cosas para evitar eso, a veces se le era casi imposible, era como si aquellas sombras la tocaran apropósito. Isabelle miró a James una última vez para luego salir corriendo en dirección contraria a donde iba, ahora su camino la llevaba hacia el despacho de Minerva, para su suerte o quizás desgracia esta había logrado entrar al despacho llevándose la mirada de intriga de más de uno.

— Madilyn Mickey. —dijo rápidamente— Va a morir, será atacada yo...

— Srta. Bennett esas...

— Déjela hablar profesora. —Isabelle miró a la voz y se sorprendió al ver al mismísimo Harry Potter frente a ella— ¿Qué es lo que pasa?

— Yo... no creo que deba.

— Ya estás aquí muchacha. —dijo otro de los hombres, ella suspiró.

— Había muchos árboles, nieve y sollozos, luego de un silencio... una luz verde salió de la nada y murió.

— No podemos estar creyendo a una niña, Potter.

— ¡Debe creerme! —gritó la pelirroja. Harry Potter sintió una punzada al verla así, le recordó a él mismo cuando ocurrió todo con lo referido a Voldemort, lamentablemente como a él mismo le había pasado nadie creyó en lo que dijo por no haber las pruebas suficientes.

Isabelle fue sacada del despacho, dio un golpe a la puerta y comenzó a insultar a todos los que estaban ahí dentro, dio un último golpe a la puerta, arregló su cabello y suspiró. No era su problema que la idiota serpiente fuera a morir, ella lo único que hizo fue intentar ayudar, pero si aquellos hombres no quieren tener ayuda y seguir como ignorantes sin idea pues ese sería su problema, la chica se dio la vuelta y se cruzó de brazos ante la presencia de alguien.

— No me veas así, Potter. —dijo la pelirroja con cierta molestia en su voz— No estoy loca, así que no me veas así.

— No creo que estés loca.

Ella rodo los ojos. — Tu mirada dice eso.

— Mi mirada dice que eres la chica más guapa que he visto. —ella rodó los ojos.

— Apuesto a que nunca has salido con una loca.

— Si aceptas podrías ser la primera. —comentó James con una sonrisa que contagio a la pelirroja.

— Sigue soñando, Potter.



─ ✦ ─



La nieve, el frio y la oscuridad le habían jugado una mala pasada a la rubia que corría por el medio del bosque, las ramas golpeaban cada parte de s cuerpo, se detuvo un momento en medio de un claro y miro a ambos lados, vio una enorme roca y corrió a ella para ocultarse. Con una de sus manos intentaba calmar los sollozos con el fin de ocultarse.

Los pasos se escucharon muy cerca de ella, la rubia creyó que era buena idea ocultarse, pero quizás en aquel momento olvido el detalle más grande, había nieve y sus pisadas eran muy notorias. El hombre sonrió y apareció frente a ella lanzando rápidamente un avada kedavra.

Fuiste una buena chica, Madilyn Mickey.

Anchor ➳ James Sirius PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora