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El cielo comenzó a tornarse oscuro, el viento soplaba con más fuerza de la debida y unos cuantos truenos se escuchaban a lo lejos, pero esto no era lo que más llamaba la atención, dentro de aquella casa los gritos desgarradores de las personas era lo que más se podía escuchar, pedían a gritos que alguien los salvara, pero sus plegarias no eran escuchadas, ni siquiera las personas que pasaban afuera del lugar habían sido capaces de escuchar todo lo que sucedía.
La que parecía ser la última mujer en aquel lugar corrió hacia las escaleras en su intento por huir, pero una luz verde la alcanzo enviando su inerte cuerpo escalera abajo, el niño que estaba entre los brazos de la mujer volvió a gritar al ver a su madre caer en el descanso, intento zafarse para correr hacia su progenitora, pero en un segundo aparecieron en un lugar diferente.
— Johan Miller. —anuncio con una sonrisa.
— Es perfecto. —comentó el hombre mientras observaba con atención al pequeño niño, caminó hacia él y toco con su mano la frente del pequeño percibiendo el poder que este tenía. Una sonrisa apareció en su rostro y acaricio la cabeza del niño— Bienvenido a tu nuevo hogar.
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— ¡¿Por qué debo quedarme en sosowarts?! —Isabelle desvió la mirada para que su amiga no la viera reír, aunque fue una mala idea porque la cara que había puesto Minerva McGonagall era digna de una fotografía y la pelirroja por más que deseaba detener el impulso de reír, falló, los presentes la miraron, pero ella siguió riendo hasta que la rubia la golpeo.
Isabelle Bennett y Lisa Mitchell era buscadas por aquel grupo; a la una la buscaban por necesidad y a la otra por traición, por lo que ambas tenían que estar vigiladas para que no corrieran peligro, pero ninguna quería estar encerrada en una casa en medio de la nada hasta que todo terminara, por lo que Isabelle sugirió en broma que ambas se deberían quedarse en Hogwarts, pero jamás pensó que todos estuvieran de acuerdo con la idea. Alec tuvo que detener a la rubia para que no matara a su hermana.
— Ambas estarán protegidas, se las tendrá vigiladas todo el tiempo, será mucho más fácil protegerlas en un solo lugar que tenerlas en distintos sitios. —comentó Harry Potter cuando la pelirroja dejó de reír, la rubia bufó y miró a otro lado.
— No quiero irme de Salem.
— Ninguna quería hacerlo. —exclamaron Amber e Isabelle al mismo tiempo volviendo a ganarse las miradas de los ex estudiantes de aquel colegio. Lisa resopló otra vez y se cruzó de brazos, la pelirroja a su lado sonrió y la abrazo.
