¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Instituto de Salem, 2021
Las luces de la habitación se encendieron y dos mujeres entraban por aquella puerta de madera, la mujer de cabello negro caminó hacia la cama de la chica y la observó, estaba bañada en sudor, alterada, murmuraba cosas ilegibles, como si hablara otro idioma.
Anteriormente ella había tenido pesadillas constantes en la cual solo podía verse rodeada de vegetación, un bosque, parecía que todo iba en orden hasta que escuchaba un hechizo a la lejanía, pero cada vez que intentaba acercarse despertaba asustada. A diferencia de las anteriores, esta vez vio la persona que era atacada por dicho conjuro y quiso correr hacia ella para protegerla, pero sus pies jamás se movieron.
— Tengo que volver, no puedo quedarme aquí... —susurró Isabelle luego de que consiguiera calmarse, ambas mujeres se miraron sin saber que hacer o decir, la pelirroja tenía prohibido marcharse de ahí hasta que supiera controlar bien su poder— Por favor...
— Yo me quedo con Isabelle, vete a hablar con...
— Esta en...
— No me importa, ve. —interrumpió la mujer de cabello corto, la pelinegra no tuvo más opción que levantarse y caminar hacia la salida de la habitación, Amber suspiró y miró a la pelirroja, una de sus compañeras de habitación fue quien aviso del estado de la pelirroja, las anteriores veces ella no había necesitado de alguien más para despertarla y esta vez tuvieron que recurrir a otras para sacarla de aquella pesadilla— ¿Qué fue lo que viste?
— James fue atacado y.... no puedo quedarme aquí sabiendo que él puede estar en peligro y.... no es que me importe, pero si ya atacaron a Potter más de dos veces en redadas, imagina lo que pueden hacer a su familia y si puedo... —la risa de Amber retumbo por la habitación, al igual que la de sus dos compañeras al escuchar como la chica había comenzado a tener aquel vomito verbal, la chica frunció el ceño y miro a las presentes; ¿qué le parecía gracioso? —se preguntó mentalmente.
La puerta se volvió a abrir y entro otra vez la mujer junto a otra más, Isabelle sabía que rendir cuenta ante aquella bruja era lo peor que le podía pasar en su corta vida, pero debía hacerlo, todas en la habitación se quedaron en silencio luego de una pequeña reverencia ante la presencia de aquella mujer.
— Eres consciente de que no puedes irte, ¿verdad? —ella asintió.
— Lo sé, pero al menos déjeme saber que todos allá están bien sería un buen motivo para que me concentre y pueda conseguir lo que ustedes necesitan, además, las desapariciones han disminuido para dar paso a esas extrañas muertes, creo que es un trato justo. Tampoco es como si quisiera aliarme con el ministerio de magia, no me interesa ayudarlos, no me agrada mucho la idea de morir por salvar al prójimo. —explicó mientras movía su mano de manera desinteresada— Las clases están por terminar, solo quiero ir por el verano a mi hogar.
