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Los ojos de Isabelle se concentraron en ver a través de la ventana, el cielo estaba gris y eso al parecer le atraía más que la tarea de alquimia que debía entregar al siguiente día, un suspiro salió de sus labios y cerró el enorme libro frente a ella para luego apoyar su cabeza en ella.
Cuatro días, eso era lo que había logrado esquivando a James Potter, ahora mismo era cuando maldecía aún más al sombrero seleccionador por enviarla a Gryffindor, era incluso aún más complicado para ella huir del azabache cuando ambos compartían clases y también casa, por eso había hecho un plan mental de salir siempre primera de la torre de Gryffindor, sentarse sea con los gemelos Scamander y Lisa, su hermano o un chico de Hufflepuff que conoció en la biblioteca, pero el huir de James también la llevó a huir de todos los Potter y sus derivados Weasley.
Levantó la cabeza del libro y vio entrar a James por la puerta de la biblioteca, la pelirroja pegó un brinco y tomo rápidamente el libro para luego salir corriendo hacia una de las tantas estanterías de la biblioteca, parecía ese juego muggles del gato y el ratón e Isabelle estaba haciendo muy bien su papel de ratón.
Pegó su libro al pecho y observó por una de los agujeros al azabache volver a salir luego de lo que parecía una rápida búsqueda en la biblioteca.
— ¿Qué miras? —la chica dio un brinco y tiró el libro al suelo, puso su mano en el pecho y comenzó a respirar agitadamente mientras escuchaba la risa de Lucy Weasley y Lily Potter.
— Buscaba un libro. —respondió y Lily sonrió.
— ¿El libro es mi hermano?
— ¿Acosando a James? —exclamó Lucy y otra vez ambas rieron, Isabelle les dio un golpe en la cabeza a ambas y tomó el libro del piso.
— Nunca en mi vida. —respondió— ¿No deberían estar en el campo de Quidditch?
— Si, pero nos están pagando por ser lechuzas. —contestó Lucy.
— James dijo que si no te encontraba el mismo quería que te dijéramos que fueras a tu habitación.
— Que raro mensaje. —susurró y la menor de los Potter sonrió con complicidad.
— ¡Solo ve! —chilló Lucy. Isabelle frunció el ceño y luego de dejar el libro en su lugar fue escoltada por ambas pelirrojas hacia la salida, pensando en la razón por la que tenía que ir a su habitación, solo esperaba no encontrárselo ahí.
La pelirroja seguía conmocionada por las palabras que había dicho James, quizás era porque se sentía de la misma manera, había incluso hasta negociado con el mismo diablo para recuperar a James cuando este fue llevado y poseído, no quería hacer de súper héroe, pero por él lo hacía, porque ella sentía que ya había perdido demasiadas cosas en la vida como para perder a aquel ególatra azabache, pero también tenía miedo de admitir todo eso que decía sentir por él, miedo porque no sabía que podía pasar cuando todo terminara, no quería dañar a nadie por su culpa, aunque muy en el fondo sabía que terminaría haciéndolo.
