❝That you won't leave me
here alone.❞
Part I
A Fred ya se le había hecho costumbre ver a su primo observando a Isabelle de aquella manera, de hecho, por más raro que se viera la constante mirada acosadora de James sobre ella, esta era una de las mejores razones para molestarlo, pero hoy era diferente, el ceño de James estaba fruncido y por primera vez no era porque alguien se había acercado a la chica, el morocho sabia lo preocupado que solía sentirse el azabache con todo lo que le pasaba a ella, incluso él mismo se preocupaba por la chica pero James era diferente, si por él fuera tendría a la pelirroja encerrada en una caja para que nadie la lastimara, un extraño sentimiento de protección se apoderaba de él cuando se trataba de la Isabelle.
El azabache soltó un suspiro y volvió a concentrarse en el pergamino que se encontraba completamente vacío y que se supone debía estar lleno desde hace media hora, Fred siguió observando a ambos hasta que vio como el profesor Longbottom se acercaba hacia donde estaba Isabelle y le decía algo, ella rápidamente se levantó, luego vio como este mismo se acercaba a James.
— Juro que no hice nada. —exclamó el azabache rápidamente cuando Neville le dijo que debía ir con McGonagall, su primo rodó los ojos y vio como este se iba, observó a su primo desaparecer por la puerta del gran comedor y un mal presentimiento se apodero de él, se dio la vuelta y miró a su hermana quien acababa de llegar a su lado.
— ¿Tú también lo sientes? —esta asintió y él soltó un suspiro— Esto no me da buena espina.
Por otra parte, Isabelle con cada paso que daba hacia el despacho de McGonagall la presión en su pecho crecía, sentía que en cualquier momento iba a desfallecer, se detuvo en medio del pasillo y soltó el aire que estaba reteniendo, desde que despertó tenia aquel sentimiento, aquella opresión que le decía que nada bueno iba a pasar, alzó la mirada al ver unos pies frente a ella, los ojos de ella conectaron con los de Fred y suspiró, se cruzó de brazos y alzó una ceja ante la presencia del pelirrojo.
— Sé que sabes algo, así que más vale que me digas que es lo que sucede... —susurró antes de seguir caminando, Fred iba a su lado en un silencio que no era común en él— ¿Alguien murió? Sabes que no puedo saberlo al menos que vea a una de esas cosas o mágicamente lo vea, así que dime.
— No puedo decírtelo. —susurró e Isabelle vio la tristeza reflejada en su mirada, la chica maldijo al aire y siguió caminando mientras se quejaba de lo tonto que era todo en este momento. Al llegar al lugar vio a sus hermanos, de todas las razones por las que podían haberla llamado no se imaginó que fuera para esa pequeña reunión familiar, miró de reojo a Fred y la preocupación vino a ella al recordar lo que había pasado hace unos días, el profesor Longbottom apareció y dijo la clave, les dio una mirada y todos subieron a excepción de Isabelle quien miró con atención la espalda del profesor, le dolió ver aquella sombra en la espalda de Neville Longbottom.
Subió las escaleras y vio a su madre, sus ojos estaban algo rojos, había llorado, pero ahora solo estaba sentada en una de las sillas del despacho, lucia tan calmada que para los tres hermanos fue preocupante, Alec fue el primero en caminar hacia la mujer y tocar sus hombros, la mano temblorosa de Adeleine toco la de su hijo y suspiró, la pelirroja por su parte observó a su hermano menor, pero este solo estaba sentado mirando la escena con el ceño fruncido. La puerta se volvió a abrir y por ella entraron los Potter, Lily fue la primera en correr a abrazar a su madre.
— ¿Qué...? ¿Qué pasa? —preguntó ella en un susurro, Minerva la miró y suspiró.
— Varios aurores murieron en la redada —comenzó a decir—, el número de magos oscuros era superior y lograron interceptarlos.
— ¿Harry Potter está bien? —preguntó Isabelle y Ginny observó a la chica ante la mención de su esposo.
— Está vivo... —respondió Ginny y luego guardó silencio— Tu padre dio su vida por él.
— ¿Qué? No es posible. —murmuró— Él no haría eso...él... —guardó silencio y vio a su madre quien había comenzado a dejar salir sus lágrimas silenciosamente— ¡Debía morir Potter usted lo vio maestra! Mi padre, no... —guardó silencio y James la sujeto antes de que esta cayera al suelo, las rodillas de ella tocaron el suelo, los brazos del azabache no la soltaron hasta que ella lo alejó bruscamente, miró a todos en el lugar y salió de aquel sitio ignorando los llamados de su hermano.
Los pies de Isabelle caminaban sin dirección alguna, las lágrimas caían con fuerza de sus ojos. Sus piernas comenzaron a moverse con más rapidez, como si intentara alejarse de algo, ni siquiera había sido consiente cuando había pasado los límites del colegio, sentía las ramas golpear sus brazos y rostro, no le importaba, se detuvo en medio de la nada y puso sus manos en sus oídos mientras dejaba escapar un grito, cayó de rodillas al suelo y comenzó a golpearlo, el dolor de sus manos no se comparaba con el dolor que sentía ahora mismo.
Se quedó ahí en medio de la nada llorando y golpeando todo lo que encontraba, odiaba a Potter con toda su alma, quería matarlo con sus propias manos, pero a la vez sabía que no podría hacerlo, su padre no murió en vano para que este muriera a manos de su hija.
Unos brazos la rodearon y comenzó a mecerla.
— Prométeme que no me dejaras aquí sola...—susurró Isabelle, rompió el abrazo y miró al pelirrojo— No me dejes sola.
— No te dejare sola, ese es mi deber. —la fémina lo volvió a abrazar y volvió a romper en llanto— Lo prometo.
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Anchor ➳ James Sirius Potter
Fanfiction❝ Algunas veces tienes que ser tu propio héroe.❞ James Sirius Potter Fanfic Todos los derechos reservados ©2016