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Nagisa Shiota, un estudiante común y corriente, no destaca ni en deportes, calificaciones o popularidad, un jóven promedio, lo peculiar de dicho joven es que gusta de un beta. Nagisa Shiota es un alfa que gusta de un beta.




— Deberías acercarte y hablar con él.

Le aconsejó el pelinegro al joven alfa.

— Debes estar bromeando.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— El es un beta y yo un alfa se supone que no debo tener ningún pensamiento con él, se supone que yo debo esperar a mi pareja destinada, vivir feliz con ella, tener una familia y todo eso.

Suspiró con un dejé de decepción.

— Nagisa, me da risa que a tú edad sigas creyendo en esas cosas, son simples cuentos infantiles.

— Tú mejor que nadie sabe que son verdad y no lo puedes negar ya que Hiroto es la prueba viviente, ¿lo vas a negar?

Isogai pasó saliva y rasco su mejilla formando una sonrisa nerviosa.

— Eso es otra historia, Nagisa, además eso ni tiene nada que ver con esto.

— ¡Por dios, Isogai, fue su destino! No puedes negarlo, Hiroto es tú pareja destinada y seleccionada desde que naciste.

— Nagisa, si lo podemos negar.

Isogai le dedicó una comprensible sonrisa y Nagisa solo suspiró.

— Aparté él es muy popular, dudo que se llegue a interesar en un don nadie como yo.

— Ara, ¿cuando dejarás tú pesimismo?

— Nunca...

El compañero de Nagisa rodó los ojos y prefirió tomar su café acompañado con leche, miró por mero reflejo su alrededor encontrando algo interesante.

— Bueno, si tú no empiezas a moverte alguien más lo hará.

Nagisa tuvo un mal presentimiento por aquél comentario y sin pensarlo mucho dirigió sus orbes al mismo punto que el contrario llevándose una fea vista.  Justo enfrente de las jardineras se encontraba su platónico vistiendo un pantalón, un suéter ligero y largó acompañados de unas botas a medio muslo, todo de color negro y terminando con una playera gris, suspiró cual quinceañera enamorada, pero su gusto le duró poco al ver que estaba siendo acompañado por un chico de cabellos rubios fresa, gruño inconsciente.

— Y es un alfa.

Nagisa devolvió la mirada a su amigo y entre cerro los ojos con la intención de parecer intimidante, cosa que fue un fracaso.

— Mejor deja de jugar a ser un Chihuahua* y ve por tú hombre.

Isogai se levantó, tomó su chamarra dejando algo de dinero y salió del establecimiento, todo bajo la atenta mirada del joven celeste, este mordió su labio inferior nervioso y busco de nuevo a su platónico, efectivamente seguían los dos enfrente de las jardineras, su cara adquirió color al verse descubierto, el mayor lo saludó y él en respuesta tomó sus cosas para proseguir a salir de la cafetería.

— Que más da que encuentres a tu otra mitad, si por sorpresa termina siendo mitad de alguien más...

Le murmuró a la cajera que no supo que contestar o pensar, solo la dejo con un extraño sabor en la boca.















Chihuahua es una raza de perros pequeños.

Nicitz~

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