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<<Huella>>

Con cuidado subió su bufanda hasta cubrir su nariz, escondiendo su sonrisa de triunfó, aún con la tela lograba distinguir el humo blanco que salía con cada exhalación que daba, pego los tres libros a su pecho procurando que no se resbalaran de sus manos enguantadas.

— Soy un débil...

Se recriminaba al ver los libros, no era un experto leyendo, pero el gusto por leer las fantasías y universos alternos le encantaba, los misterios sin resolver de un asesinato, la confusión al notar que su eterno enemigo no era nadie más que el mismo, todo eso le fascinaba y no lo cambiaría, aunque procuraba no pasear muy seguido por las librerias ya que no contaba con dinero suficiente para llevar todo lo que deseará. Su objetivo era llegar a una cafetería cercana a él, dos cuadras a lo mucho, aceleró el paso, admiró un callejón el cual no prestó atención o no lo hizo hasta que unas manos lo sostuvieron de su boca y cuerpo arrastrandole dentro de él, forcejeo intentando librarse de su captor, la penumbra que tenía el callejón le complicaba la tarea de identificar su entorno, no lograba adaptarse a la situación provocando que las ideas claras para escapar y defenderse se evaporaran.

— ¿Estas seguro qué es él? Parece como un Omega cualquiera.

Un respiración caliente cerca de su frente le hizo soltar un chillido agudo.

— Tiene un olor dulce, igual que un Omega, no, mejor dicho es un Omega.

— No digas estupideces, confía en mí palabra este mocoso es un alfa, una decepción para los de nuestra especie.

— ¿Y qué vamos a hacer con él?

Nagisa trataba de identificar la cantidad de voces que había para reconocer la cantidad de personas con las que se enfrentaba y por la última supuso que era quien lo sujetaba.

— Pensaba darle una paliza para que no volviera a mostrar su despreciable presencia por las calles, pero viéndolo mejor tiene una linda cara y de su cuerpo ni hablemos.

Un brusco agarré en sus mejillas le hicieron morderse la lengua por lo repentino que fue.

— Deberíamos aprovechar su carita de muñeca.

Su cuerpo se tensó al sentir como trataban de sacarle las ropas de una manera brusca.

— ¡No es justo! Yo también quiero divertirme, pero mientras lo sostengo no puedo.

— Deja de gritar que nos pueden escuchar.

El que parecía ser el líder meditó una solución y con una sonrisa cínica miró a sus dos compañeros.

— Tengo una idea, vamos a adentrarnos más en el callejón de esa manera lo podremos arrinconar y así todos podemos disfrutar. 

No necesito respuesta ya que él emprendió su caminata sumergiendose en la oscuridad del callejón puesto que entre más se adentraban menos luz había, Nagisa arañaba la mano de su captor, pataleaba en un esfuerzo por librarse que le resultaba inútil.

— ¡Maldición! ¡Estate quieto!

Le grito cerca de su oído logrando aturdirlo, pero siguió con sus intentos hasta que de imprevisto mordió la mano que le sostenía, le mordió de tal manera que sintió como desgarraba el tejido levemente.

— ¡Maldito!

Su cuerpo fue arrojado sin cuidado contra la pared, el espasmo por el dolor no se hizo esperar, ahogó un gritó cuando halaron de sus cabellos arrastrandolo.

— Chicos necesitaré desinfectar la herida que me hizo.

El sujeto se quejaba mientras seguía los pasos de sus amigos, pero el nerviosismo le invadió al solo escuchar como el cuerpo era arrastrado por él, junto con los quejidos de Nagisa.

— ¿Chicos...?

Sintió el agarré más flojo y sin dudarlo se impulso hacía delante logrando safarse, no lo meditó y se reincorporo comenzando a correr con pisadas torpes, la avenida la veía cerca, pero un peso extra logro que su cabeza chocara contra el suelo, de su frente sentía algo tibio descender y su boca estaba llena de un sabor metálico.

— Tú eres un maldito dolor de huevos, bastardo.

Su cuerpo fue acomodado boca arriba y la presión que ejercía el cuerpo contrario sobre su estómago lo lastimaba.

— ¡Dejame!

Le grito, su atacante sonrió y se acercó a sus labios, besándole de manera grotesca para Nagisa, se separaron y cuando quería repetir la acción Nagisa le escupió en la cara, por la poca luz que se filtraba observó ese rojo carmín característico de la sangre, pero ese no era su mayor problema en ese momento.

— Ya me cansé de ser amable con una puta como tú.

El puño levantó con la intención de lastimarlo, pero este se quedó suspendido en el aire.

— Y yo me estoy cansando de mierdas como ustedes.

Una voz grave les hizo estremecer a ambos y un nuevo golpe se presentó, el atacante cayó al piso cerca de Nagisa y este aprovechó para arrastrase a una distancia considerable lejos de él.

— Lastimosamente para ti yo no voy a ser tan "benevolente" como lo fuiste tú con él.

Nagisa cerro sus ojos al ver la cantidad de golpes que le dirigía a su atacante prefirió cerrar los ojos y fingir que no escuchaba los alaridos de dolor del tipo que le robó su libertad por minutos. 

— Oye... ¿estas bien?

Su cuerpo tembló al ver a aquella figura parada frente suyo y con miedo se pegó más a la pared.

— Oye...

Nagisa solo observó que la figura desconocida suspiraba y caminaba a la salida del callejón, brinco en su lugar y con una notable torpeza y dificultad le siguió, no planeaba quedarse y esperar a que sus atacantes despertarán para seguir con lo que habian dejado inconcluso, se sostenía de la pared pues a su vista todo se movía, cuando la luz le dió en su rostro tropezó, ya podía sentir otro golpe en la cabeza, pero este nunca llegó en cambio sintió un calor reconfortante rodearlo.

— Insisto, ¿estas bien?

Con dificultad le encaró y su corazón amenazaba con ir y competir contra un auto de carreras por lo rápido que palpitaba.

— T-ú...

— ¿Yo? Oh... Lo siento si te asusté, pero no te voy a hacer nada solo quería ayudarte, debemos ir a un hospital.

— ¿Por qué?

Pregunto confundido el joven y desorientado por la presencia enfrente suyo.

— Estas sangrando, por favor dime ¿te hicieron algo más? ¿solo golpes? ¿O te hicieron algo más?

Nagisa llevo su mano a su frente donde sentía aquella sensación tibia y negó con la cabeza.

— Golpes...

Murmuró al observar su palma llena de sangre.

— Está bien eso me ayuda así que por favor resiste un poco más.




























































Nagisa llevaba en sus manos dos bolsas; una con sus libros y otra con utensilios dados para cuidar y atender sus heridas junto con una nota médica de recomendación para su cuidado, la temperatura había disminuido y el cielo gris amenazaba con soltar sus blancas chispas, le sonrió y agradeció a su salvador por la ayuda en todos los sentidos, igual en silencio le agradeció por impedir que sus abusadores dejaran una huella dolorosa y profunda en su alma, en cambio obtuvo una calida en su corazón.

— Espera.

— ¿Si?

— No se como te llamas, por favor dime cual es tu nombre.

— Para ti que me ayudaste seria muy poco para demostrar mi gratitud, pero te lo diré, mi nombre es...







Nicitz~

Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora