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<<Naranja>>

El olor de la naranja le relajaba aunque no era muy común de su parte probar té, pero siempre había excepciones como en ese momento.

— ¿Debo preocuparme por tú drástico cambio de gustos?

La voz de su amigo le hizo sonreír.

— No deberías preocuparte, mejor deberías considerar alarmante la cantidad de postres que comes.

Nagisa le saco la lengua al pelinegro y este solo frunció el ceño.

— Nagisa tiene razón, Yūma, estas comiendo muchos postres.

— ¡Ves! Hasta Hiroto lo notó.

— Esto lo tomaré como una traición y más de tú parte.

El pelinegro señaló acusadora mente a su pareja y este se limitó a levantar las manos en señal de rendición. 

— Soy inocente.

— De inocente no tienes nada.

— ¿Me disculpas?

El tono de arrepentimiento era poco sutil y mejor callar sobre la manera en que empezaba a besar la mano de su pareja, Nagisa fingió ahogarse con su té y sus amigos captaron la indirecta.

— Lo sentimos.

Se disculparon, él negó con la cabeza.

— No hay razón para dar una disculpa, ustedes están disfrutando de su lazo, de su amor.

Les sonrió comprensivo.

— Hablando de amores... ¿algo que contar?

Nagisa mordió su labio inferior y rasco su cabeza.

— Pues... Después del ataque en el callejón lo volví a ver.

— ¿Enserio?

— ¿Dónde?

La pareja le cuestionaba casi sincronizados.

— Es enserio, lo ví cerca del parque en el centro, nuestro reencuentro fue algo peculiar ya que uno de sus amigos estuvo apunto de ser atropellado por saltarse la luz verde, afortunadamente yo estaba cerca de ahí y cuando ví que el coche se acercaba a gran velocidad sin intención de frenar lo tome de la gorra de su abrigo y lo jale a la banqueta.

— Que descuidado.

Maehara negó con la cabeza por tal acto sin precaución.

— Estaba distraído así que no escuchó el sonido del claxon del auto y mucho menos vio el semáforo.

Le justifico.

— ¿Y donde estaba Karma?

— Él lo estaba siguiendo, pero atendió a una persona que le cuestionó por una dirección, cuando notó lo que estaba a punto de ocurrir corrió hacia nosotros, pero para ese momento yo ya lo tenía arriba mío tratando de asimilar lo sucedido.

— Estabas en el lugar correcto en el momento preciso, Nagisa.

— Lo sé.

— ¿Después que más pasó?

— En agradecimiento me invitaron un café, pero terminé pidiendo un capuchino que no me terminé y por mi grosería pagué mi bebida, ¡ah! Fue en el momento que ustedes me llamaron para hacer el reporte sobre Sócrates.

— Oh, por eso llegaste tarde ese día.

— Exacto.

— Vaya que fue un día peculiar para tí.

— Pero lo más importante, Nagisa, ¿tienes su número?

Nagisa se quedó procesando la pregunta para después darse un golpe en la frente con la palma de su mano.

— No...

— Vaya, lo has tenido en persona dos veces; la primera fue cuando te auxilio en el callejón y la segunda fue cuando le salvaste a su amigo, pero en ninguna de esas dos ocasiones le pediste su número, bien hecho Nagisa.

Le habló sarcástico.

— Hiroto no lo molestes, ninguna de esas dos ocasiones eran las indicadas para pedirle algo tan poco importante como eso.

— Lo siento Yūma, tienes razón.

El pelinegro sonrió comprensivo, Nagisa se limitó a beber de su té sintiendo la dulzura de la naranja.

= Naranja =

Pensó y su celular vibró, con cuidado lo saco de su chaleco aclarando su garganta para contestar.

— Hola.

— ¿Bueno? ¿Nagisa?

= Naranja =
Se repetía mentalmente Nagisa.

— Hola Rio.






Nicitz~

Doble actualización.

Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora