Six.

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—Eres tan hermosa, mi amor...—acaricio mi mejilla con sus dedos—te he estado observando durante casi un año—¿¡Qué?! ¡Un año!—no sabes la tortura que fue no poderte tener entre mis brazos. ¿Me amas?

—N-no te conozco y me has secuestrado...

—Yo te amo, ¿quiéres tomar un baño?

—Si...

El agua caliente caía sobre mi, podía ver los mosaicos negros frente a mi con mi reflejo distorsionado. Suspire y comencé a lavar mi cuerpo con toda la calma posible.

—¿Quiéres entre ahí contigo, mi amor?—su voz me hizo estremecer.

—N-no.

—Bien, no tardes tanto.

Con mas tranquilidad comencé a bañarme, no quería pensar en mi familia, eso solo me haría llorar y eso no es exactamente lo que necesito ahora. Tiene que haber una manera de poder escapar o llamar a la policía, no puedo rendirme.

Suspire cerrando la llave, abrí la cortina y vi una toalla seguida por una remera muy larga color negro, unos bóxer y lo único de mi tamaño, unas zapatillas negras. Comencé a vestirme, era incómodo como la camisa rozaba mis pechos ya que no portaba sostén, sentí un fuerte dolor en mi estomago, tengo hambre. Abrí la puerta con lentitud y salí tratando de no hacer ruido, mire la ha habitación, era mas grande, las ventanas estaban selladas y la única luz provenía de las lamparas en el techo, era como una cabaña, camine por el piso de madera, era demasiado grande, salí al pasillo escuchando la televisión, ahí estaba, sentado en una esquina del sofá viendo una película a blanco y negro, le puerta estaba a un lado del televisión y esta estaba asegurada con cadenas y rejas. Al menos que consiguiera la llave de esos quince candados, no saldría de aquí.

—Ven aquí—no me di cuenta de su mirada hasta que aparte la mía de la puerta—sientate conmigo—. No era capaz de moverme, estaba congelada pensando en la cantidad de cosas que podría llegar a hacerme—. No voy a hacerte daño.

—¿Por qué debería confiar en ti?—me abrace a mi misma.

—Porque no tienes opción—, sonrió satisfecho—ven, no volveré a repetirlo.

Camine hasta llegar al sofá sentándome en la orilla contraria. El se levanto y entró a una habitación mas al fondo, salió con un cepillo de cabello, lo coloco a un lado de el en el sofá y tiro de mi brazo hasta acercarme lo suficiente a él. Tomó mechones de mi cabello cepillándolos con cuidado, como si fuera una muñeca. Podía escuchar su pesada respiración y ver por el rabillo del ojo sus manos tomando mechón tras mechón. Dejo el cepillo en la mesa de centro y aparto el pelo de mi cuello, tuve un escalofrío al sentir sus labios presionar contra mi húmeda piel.

—Eres tan bonita, amor. Prometo comprarte ropa de tu talla, pero por ahora deberás usar la mía, ¿tienes hambre?—estaba temblando y apretando los puños tan fuerte que podía sentir como mis uñas cortaban la palma de mi mano—. Amor, no me hagas preguntarlo dos veces. A la tercera las cosas no son para nada buenas.

—Si, tengo hambre.

—Oh, cariño, ¿qué te has hecho?—tomo mis manos viendo los cortes de mis palmas—esto puede infectarse.

Kidnapped [Shawn Mendes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora