Krimson

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"¿Por qué no visitas Krimson? Me han dicho que aunque es una ciudad pequeña, tiene mucho encanto

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"¿Por qué no visitas Krimson? Me han dicho que aunque es una ciudad pequeña, tiene mucho encanto."

Aquella frase, la frase de una de sus mejores amigas, no paraba de resonar en su mente. Hacía días que llevaba barajando la posibilidad de un viaje, y la perspectiva de un lugar apartado era todo lo que necesitaba para desconectar. ¿Por qué no aprovecharlo? ¿Por qué no hacerla caso?

-Porque las ideas de Lua son siempre un desastre.- Se dijo a sí misma Mia, y es que cada vez que hacía caso a su alocada y desinhibida compañera, acababa metida en veinte mil fregados. Aun así ¿Qué sería de su vida sin aquellos sin sudores? Después de todo, por esas mismas aventuras había podido entretener a su familia con un sin fin de anécdotas divertidas. ¿Quién le decía que esa vez no sería igual? No perdería nada intentándolo, ¿No es cierto? Como mucho un par de euros en gasolina.

Así que allí acabó apenas una semana después, dando vueltas y más vueltas con su coche por la localidad de Elk River. Sin duda una parada preciosa con una hermosa laguna en medio.

-¿Desea algo más, señorita?

-Con el refresco es suficiente.- Contestó ella y le tendió al muchacho un par de monedas.

Hacía un rato que la chica había decidido detenerse en una de las muchas cafeterías que salpicaban el centro. La decoración de la terrazita era modesta pero certera, con unos detalles de cara al público muy bien cuidados. ¡Daba gusto sentarse en ellas y tomar una bocanada de aire fresco! Un aire que, aunque precedía lluvia, era húmedo y olía bien.

-Todavía no puedo creer que Lua me diera un buen consejo.- Susurró y esbozó una tierna sonrisa. Acto seguido se reclinó hacia delante para darle un sorbo a su bebida.- Tal vez debería llamarla y darle las gracias.- No obstante un haz de luz captó su atención justo después, desconcentrándola.

¿Qué había sido eso? La chica de cabellos morenos levantó el rostro al cielo. Al mismo tiempo apartó la visera de su gorra con la mano, buscando al culpable con unos enigmáticos ojos ambarinos. ¿Fueron tan solo las luces de un coche? ¿El flash de alguna cámara?

Estaba ya repanchigándose de nuevo en la silla cuando volvió a suceder. Allí, en el horizonte, tan solo a unas siete u ocho manzanas, había un faro gigantesco dando vueltas. Parecía ubicarse en la cúspide de algún edificio antiguo que, por algún extraño motivo, no había descubierto en su paseo por Krimson.

-¿Que pintará un faro en medio de una ciudad?- Sin embargo su comentario quedó mitigado por el estruendo de un rayo. Un par de segundos después el agua calló sobre la terraza como una losa, haciendo que Mia se levantara de un respingo y corriera a la entrada de la cafetería. ¿Qué podía decir? Odiaba el agua y odiaba mojarse.

Quiso añadir algo más, tan solo una maldición, pero los oídos se le taparon con un chirrido espantoso. Una especie de pitido que pareciera atravesarla el cerebro de lado a lado. La joven no pudo más que llevarse ambas manos a los oídos, reprimir un grito y esperar que el fenómeno terminase tan repentinamente como había empezado. Jamás imaginaría que ese ruido sería el principio de su historia dentro de STEM.

No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora