Tras su pista

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Por increíble que pareciera, uno de los torsos humanos que emergía del lomo del Amalgama, el de la derecha, estiró el brazo en su dirección, tendiéndole la mano. Mia la agarró y se subió de un impulso. Se afianzó entre dos huesos para no resbalar, unos que le sobresalían de la carne, y a continuación su montura se puso en marcha. Atravesó el aparcamiento y se internó por dónde podía, pues sus dimensiones no le permitían explorar el hospital con total libertad.

Por otra parte, la morena podía darse por contenta de haber encontrado a la criatura, ya que inmediatamente después empezaron a tropezarse con más y más poseídos

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Por otra parte, la morena podía darse por contenta de haber encontrado a la criatura, ya que inmediatamente después empezaron a tropezarse con más y más poseídos. De haber estado sola, estaba segura de que la hubiesen asesinado.

 -¡No le hagáis daño!- Les gritaba cuando veía que querían clavarle hachas o estacas a su compañero. Entonces este enfurecía también y se los quitaba de encima a manotazos.

"Es como si estuviese escrito." Pensó la muchacha. "Antes, todas las puertas se cerraban a mi paso, pero ahora no. Ahora que tengo ayuda se abren. Parece que supieran que estoy acompañada y puedo defenderme."

No sabía si sentirse privilegiada, porque la protegían, o manipulada porque la estaban conduciendo igual que al ganado.

"Mientras la fuerza, Dios, el Universo, o lo que sea esté de mi lado, supongo que no puedo quejarme."

Desde la espalda del Alfa, la violinista alcanzaba a observar todo

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Desde la espalda del Alfa, la violinista alcanzaba a observar todo. Veía a los atormentados, veía las localizaciones, y más importante aún, veía venir cualquier clase de problema. Así podía enfrentarlo o tomar la decisión de huir.

Aunque el ser tuviese el poderío para acabar con quien quiera que le saliese al paso, la azabache seguía prefiriendo evitar, en el grado de lo posible, los enfrentamientos.

 -Es mejor ser precavidos.- Le decía al Amalgama y se daban media vuelta.

¿A dónde habría ido a parar Rubén? ¿Estaría bien? ¿Estaría a salvo? ¿Podría plantarles cara a los psicópatas? La verdad, prefería no imaginárselo o la ansiedad se le echaba encima como una nube de tormenta.

¿A dónde habría ido a parar Rubén? ¿Estaría bien? ¿Estaría a salvo? ¿Podría plantarles cara a los psicópatas? La verdad, prefería no imaginárselo o la ansiedad se le echaba encima como una nube de tormenta

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Las horas pasaron y Mia seguía igual que al principio. Lo único que sacaba en positivo es que, de dar tantas vueltas, más o menos se ubicaba dentro del Beacon, pero su amigo continuaba sin aparecer. Para colmo de todos los males, la preocupación empezaba a pasarle factura, haciendo que le doliese el pecho hasta el punto de no poder respirar bien.

 -Paremos... - Murmuró con un ápice de voz, sujetándose la frente con la mano.- Necesito un momento, quizás beber un poco de agua.- Y sin más dilación, se aferró a una de las patas traseras del monstruo y bajó deslizándose.

Por poco casi se cae. Se le habían dormido las piernas de estar en la misma posición durante tanto tiempo. La quimera acercó la mano para que se sujetase y luego, cuando comprobó que se recuperaba, la siguió de cerca hasta una puerta metálica. Dado que él no cabía, aguardó a que regresase sin rechistar.

 -No tardaré mucho.- Aseguró la chica y antes de perderse de su vista, se puso de puntillas y le palmeó la cabeza.- Si no fuera por ti, hace rato que sería un cadáver. No voy a abandonarte.- Y se internó en el cuarto.

Revolvió las estanterías en busca de algo que llevarse a la boca. Sabía que su problema no era, ni de lejos, la falta de alimento, pero creyó que comer algo la ayudaría a recuperar un tanto las energías.

 -Al menos me distraeré y dejaré de estudiar todas las maneras horripilantes en las que pueda morir una persona aquí dentro.- Sí. Eso era lo que la estaba descomponiendo.

Tomó una bocanada de aire y se alejó un par de metros más. Entonces lo escuchó. Se detuvo en seco y agudizó el oído.

"Cuando me di cuenta de que Jiménez me había traicionado, ya era muy tarde..."

Reconocería el timbre de su voz en cualquier lugar y en cualquier circunstancia.

 -¡Rubén!- Exclamó y se precipitó en su busca.

El Alfa, que continuaba fuera, oyó su grito, soltó un gruñido y se agachó para intentar ver qué ocurría. Incluso llegó a colar una pata por el umbral de la puerta, resistiéndose a dejarla marchar. A pesar de su esfuerzo, no la atrapó y la morena desapareció en un par de segundos

 A pesar de su esfuerzo, no la atrapó y la morena desapareció en un par de segundos

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-¡Rubén! ¿Dónde estás?- Lo llamó, corriendo de un lado a otro.

En cuanto se metía en una alcoba y no lo hallaba, seguía con la siguiente. Una, dos, tres... hasta que lo encontró, o eso esperaba.

El cuarto estaba vacío y las motas de polvo revoloteaban a su alrededor, síntoma de que el lugar llevaría meses cerrado. Sobre la mesa descansaba una magnetófono antiguo reproduciendo una cinta. Mia frunció el ceño, patidifusa, al darse cuenta de que aquel aparato fue el responsable de su carrera.

"Cuando me di cuenta de que Jiménez me había traicionado, ya era muy tarde. Me faltaba poco y él lo sabía. Sabía que estaba con mi investigación y no los vería llegar. De haberlo hecho, no habrían superado mis trampas. Su dispositivo es algo perverso, que yo tendría que haber creado. Mis datos, mis equipos, mis teorías, mi mente... Han cambiado el armazón de mi cuerpo por... una nueva dimensión de tormento. " 

Una grabación del vendado... ¿Pero en que momento la tomó? Si hasta la bobina del instrumento estaba llena de suciedad. Aunque bueno, eso daba igual, lo inquietante es lo que decía en el audio. ¿Jimenez le había traicionado? ¿El doctor? ¿Ese hombre de aspecto marchito y pusilánime?

-No puede ser...

¿Y de qué dispositivo hablaban? No llegaba a entenderlo. ¿Una nueva dimensión de tormento? No le estarían haciendo daño... ¿Verdad?

Giró sobre sus talones y regresó con el Amalgama. Ya sabía cual sería su próxima parada: Una de las salas médicas por las que pasó anteriormente. Puede que Jimenez se atrincherase allí al resultarle un entorno familiar y, todo sea dicho, más le valía tener una excusa convincente.

"Jamás le perdonaré si ha lastimado a Rubén."



No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora