Un desafortunado encontronazo

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-Mia... ¿Qué?

En cuanto Sebastian se recuperó, lo primero que vio fue el cañon de una pistola apuntándole directamente al corazón, pero eso no era todo, al fin y al cabo estaba acostumbrado a los imprevistos. Ya se había topado con infectados armados antes y lo que más le sorprendió fue que la portadora no era ninguna atormentada. Se trataba de la morena. Aquella chica vivaracha y precavida con la que se cruzó en el pueblo de Elk River. La misma que le había salvado la vida, arrojándole una botella a un zombie que se le acercó por detrás. ¿Qué hacía ahora en su contra? ¿La estarían manipulando? ¿Es posible que no se acordase de él?

-Soy el detective Castellanos. Hemos estado juntos en un par de ocasiones.- Declaró, levantando las manos.

La azabache se mantuvo en sus trece. No bajó el revolver en ningún instante, al contrario, quitó el seguro y rozó con la yema del indice el gatillo.

 -¿Por qué lo has matado...?- Sus ojos reflejaban una tristeza más allá de lo normal. Una tristeza que conseguía apagar el cálido tono ambarino que tanto la caracterizaba.

El policia, por su parte, esbozó una mueca confusa, frunciendo el ceño. ¿De qué se suponía que estaba hablando?

 ¿De qué se suponía que estaba hablando?

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 -No he asesinado a nadie.- Se defendió.- Si fuera esa clase de hombres, jamás hubiese escogido mi profesion. ¿No te parece? Venga, tranquila. Sé que estás asustada pero tienes que bajar la pistola.- Y dicho aquello se adelantó un paso.- Hablaremos de lo que quieras después, cuando ninguno corra riesgos.

En vez de calmarla, que Sebastian se acercase solo desencadenó que se pusiera peor.

-¡Atrás!- Y disparó a su derecha para hacerle ver no se andaba con chiquitas. El cuerpo del detective se tensó por acto reflejo.- La criatura que andaba conmigo... la mataste. ¡Fuiste tú!

-Hostia puta.- Empezó a dilucidar por donde iba el asunto.- ¿Te refieres a esa... cosa con un montón de cabezas? ¿La misma que aplastó a Marcelo? Di por hecho que también te había matado a ti cuando te agarró.

-Pues no lo hizo...- Recordar al Amalgama provocó que Mia sintiese ganas de llorar. Aunque su voz se quebró al final de la frase, se recompuso a duras penas para continuar:- Me había protegido todo el rato, por eso estoy aquí. Y tú... Tu lo has asesinado. ¿Por qué?

Y es que, en el fondo, solo quería saber eso. Quería conocer el motivo por el cual el moreno había acabado con el Alfa. Ni más, ni menos.

-Me atacó.- A pesar de todo, Castellanos no la tomó por una loca. Ver lo mucho que le había afectado el fallecimiento del mastodonte lo empujó a decir la verdad.- Corrió hacia mi, me placó y me tiró al piso de abajo. Si no hubiese hecho nada al respecto, creeme Mia, habría corrido la misma suerte que Jimenez.- Como vió que la cantante no reaccionaba, prosiguió:- ¿Acaso piensas que una persona en su sano juicio se enfrentaría a semejante... animal? Por llamarlo de alguna manera. ¿O tenía nombre?

No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora