De acusaciones y venganzas

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-¡Guardián!- Exclamó Mia sintiendo que el mundo se le venía abajo. Que se le rompía el alma. Que estaba al borde de un precipicio cuya caída no podría sortear. ¿Y por qué? Porque su protector se hallaba destrozado un poco más allá.

La morena se precipitó en su auxilio, trastabillando con unos escombros y cayendo de rodillas contra el suelo.

-¿Qué te han hecho... ?- Puso sus manos sobre su pierna.

Él continuó inmóvil. La caja fuerte que hacía las veces de cabeza estaba abollada de forma que la tapa se había salido de su sitio, chorreando borbotones de sangre.

 -Aguanta, por favor...- Sollozó y le acarició el hombro en un intento por llevarse consigo el dolor que padecía.- No te mueras.-

Este hizo el amago de mirarla y el mero movimiento provocó que escupiese un pedazo de carne. Se apoyó en su propio martillo y bajó la testa, impregnándose la ropa de coágulos.

 -¿Quién te ha hecho esto? ¿Quién ha sido?- Cuestionó la violinista y en el mismo momento en que se medio incorporó para observarlo mejor, escuchó un chasquido a sus espaldas

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 -¿Quién te ha hecho esto? ¿Quién ha sido?- Cuestionó la violinista y en el mismo momento en que se medio incorporó para observarlo mejor, escuchó un chasquido a sus espaldas.

 -Apartate.- Ordenó Ruvik.- Ya no hay nada que hacer.

-¿Has sido tú? ¿Tú le has hecho esto?- Entre compungida y furiosa, se lanzó a por el encapuchado. Lo empujó por el pecho y le espetó:- ¡Dejanos en paz! ¡Todo es culpa tuya! Estás jugando con nosotros como si no fuésemos más que ratas. ¡Deberías haber muerto tú en vez de tu hermana!- A pesar de ser ella la atacante, empezó a temblar presa de un ataque de nervios.- ¡Te mereces cada desgracia que te ha ocurrido! ¡Incluso más! ¡¡Monstruo!! Ojalá nunca hubieses salido de ese maldito sótano o te quemases en el granero.

Por primera vez en mucho tiempo, el científico se quedó en la estacada. Aunque había extendido el brazo en su dirección, se le congeló a medio camino cuando escuchó aquello. Jamás hubiese pensado que tuviese una lengua tan afilada.

En vez de reírse, quitársela de en medio o acabar de una buena vez con el Guardián para  lastimarla, lo cierto es que retrocedió por acto reflejo. A veces las palabras hacían más daño que los golpes, y aquel fue un claro ejemplo de ello.

 -Mirate. Eres... de lo peor. La gente como tu es la que está jodiendo el mundo. Sois los que lo convertís en un infierno.

-¿Ah, si?- Susurró y esbozó una sonrisa vacía.- Supongo que por eso te he salvado. Porque soy un cabrón.

-Preferiría pasar el resto de mi vida encerrada en un zulo con Connor que estar un solo segundo más a tu lado. Me das asco.- La mueca de repugnancia que esbozó la cantante fue realmente reveladora.- Hacerle algo así a...- Giró el cuello para echarle un vistazo a su malherido compañero.- Tu padre debió dejarte morir de hambre, como tu quisiste hacer conmigo. ¡Sois tal para cual! Una familia de homicidas.

Al igual que sucedió con el Amalgama Alfa hacía ya un tiempo, el Guardián hizo su mayor esfuerzo por incorporarse al ver que la situación se caldeaba. De alguna manera que Ruvik no alcanzaba a comprender, sus propias criaturas sentían la necesidad de defenderla pese a que sus actos implicaran rebelarse contra su creador.

En vez de marcharse, tensó la mandíbula y contraatacó:

 -Tu también lo eres.

 -¡Lo mío fue en defensa propia!

El mayor no tuvo oportunidad de seguir discutiendo, menos cuando vio que su carnicero se erguía en sus más de dos metros de altura. Acto seguido se colocó delante de la ojos ambarinos y blandió su martillo para protegerla. No le importó gastar su último aliento así lo que, lejos de intimidarle, solo confundió más aún al Victoriano. ¿Qué tenía la chica para ganarse la confianza de las entidades más poderosas del STEM? No era más que una estúpida con un talento sin igual para faltar el respeto.

 -Te arrepentirás de esto.- Farfulló por lo bajo Ruvik y con tan solo desearlo, hizo que el verdugo se desplomase con un sonido seco.

La caja explotó y se dejó caer sin vida sobre el suelo.

La caja explotó y se dejó caer sin vida sobre el suelo

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Mia ni siquiera pudo desahogarse gritándole, insultándole o cosas peores

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Mia ni siquiera pudo desahogarse gritándole, insultándole o cosas peores. De pronto su amigo se vino abajo y el científico se esfumó, dejándola sola en la habitación. Sola y desamparada.

Quiso agacharse y llorar su muerte, que la dejasen tranquila para despedirse al menos, no obstante su cuerpo se volatilizó y la caja fuerte también. Hasta eso le quitó.

 -Lo odio tanto...- Murmuró la muchacha.

De repente, las luces del cuarto comenzaron a titilar y escuchó un zumbido extraño. No fue como el que solía atravesarla los oídos hasta lograr que chillara de suplicio, sino otro más gentil. Uno que, aunque no supo distinguir dónde ni cuando lo había oído, lo presenció mientras huía del sádico que halló en el matadero.

Temerosa, aguardó a que los focos se estabilizasen. Lo malo es que después de volver a la normalidad retumbaron fuera, en el pasillo, unos pasos imponentes. Sin duda alguien o algo se acercaba.

Ante la perspectiva de que la descubriesen allí en medio, se escondió debajo de la cama a tiempo que quien fuera que estuviese merodeando por los alrededores derrumbó la puerta de una patada.

La joven aplastó de antemano el botón que enmudecía su marcapasos y mientras contuvo la respiración, rezó para que el hombre se fuese tan campante como había entrado.

"Pasa de largo." Pero no lo hizo.

Los pies del individuo se frenaron justo en frente del colchón, cómo si supiera a ciencia cierta que estaba atrincherada ahí. Entonces, tras unos segundos de incertidumbre, levantó las sabanas y las mantas y asomó una cabeza en forma de caja fuerte. Según la morena lo observó, dejó escapar una exclamación consternada.

El nuevo Guardián le tendió la mano para ayudarla a salir y cuando la tuvo a tiro, la abrazó con una fuerza descomunal. En vez de quejarse, pues en el fondo apenas la estaba dejando respirar, ella lo recibió encantada.

-Estás aquí.- Dijo y recuperó la alegría. Las ganas de seguir adelante, de luchar, de encontrar respuestas y de marcharse de Krimson.

Lastima que en su afán por vengarse hubiese hecho añicos el estado anímico de alguien más... Alguien que, a pesar de haberse ido, resucitó a su compañero para contentarla.

No te metas conmigo [Ruvik - The Evil Within]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora