¿Por que he de temerte? [Jeff the killer]

Removiendo el pasado.

- ¿Me dejaras pasar? - pregunto, mi respiración se detuvo y por un segundo quise llorar - Oh vamos princesa.

- S...se suponía que llegarías mañana - tartamudee tratando de regular mi respiración, joder controlate Emma.

- lo se, pero conseguí un vuelo para viajar hoy mismo y pos, tenía muchas ganas de verte - susurró esto último acercándose peligrosamente hacia mi, quería gritar y alejarlo de mi, pero debía enfrentarlo pasará lo que pasará - tranquila Emma, solo soy yo.

Shuu... Emma, solo soy yo.

Tragué saliva y apreté el marco de la puerta, el ruido se hiso cada vez más intenso, trague en seco y de manera casi inútil trate de recuperarme.

_ Lo siento – dije casi en un hilo de voz, maldita sea, joder y todo lo que le pueda seguir a esas palabras, en este momento era un manojo de nervios, cada acción que hacia quedaba a medias porque simplemente me bloqueaba – Hoy no puedo... recibirte, tengo cosas que hacer y... - trate inútilmente de cerrar la puerta, pero este lo impidió rápidamente interponiendo su pierna entre la entrada – no, por favor, mañana... mañana.

_ no esperare tanto tiempo.

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Cuando era pequeña, recuerdo que mi padre solía cantarme para así poder dormir, decía que aquella canción que me repetía una y otra vez podía curar las heridas, desaparecer las pesadillas y evitar el dolor, pero padre... si es así ¿Por qué siento mi cuerpo ser rasgado?, ¿Por qué me siento tan asqueada he inmunda?, ¿Por qué siento tanto dolor?

¿Por qué por más que repita tu canción una y otra vez el dolor no cesa y solo aumenta?

Los susurros son perturbadores, las manos enfermas recorrer mi cuerpo sin compasión, asco, inmundicia, pesadez, pero sobre todo dolor, mucho dolor. Quiero llorar, quiero que mi cuerpo sea quemado, pudrirme en el infierno; las cucarachas recorrían cada centímetro de mí, mi corazón quería salirse de mi pecho.

_ Shu... Emma, solo soy yo – susurro en mi oído, un grave zumbido quedo en el, llegando a convertirse en migraña, el sabor metálico se posaba en mi boca, siendo imposible de tragar, se acumuló hasta toser aquella sangre putrefacta, segundos después mi boca fue silenciada con los labios de aquel infeliz, el sabor a carne en descomposición se hizo presente mientras su asquerosa lengua recorría cada centímetro de mi ser – no sabes cuándo te extrañe.

Lagrimas silenciosas salían de mis ojos, sin ruido alguno, nada salía de mi boca, solo sentía ahogarme, quería perderme por siempre; deseaba morirme, solo debía soportar un poco más, el dolor se iría, la peste se largaría; pero mi cuerpo quedaría más inmundo, más asqueroso. Sentí quebrarme en mil pesados mientras penetraba mi cuerpo, cada vez llegaba más profundo en mí; quería vomitar, solo eso, nada mas eso.

_ ya casi... - volvió a repetir, mordí mi brazo izquierdo, hasta hacerlo sangrar, fruncí el ceño y rogué que todo acabara rápido, abrí mis ojos de par en par al recordar algo – que silenciosa eres – pronuncio sobando mi rostro, me estremecí ante esto – me encantaba tu cabello largo, ¿Por qué te lo cortaste? – susurro oliendo mi pelo, quise empujarlo pero sostuvo mis muñecas - ¿Qué sucede?, no me digas que ya finalizando piensas oponerte – mordió mi oreja y sentí cuchillos atravesarme debido a esto.

_ no... no dentro de mí – fue lo único que mi boca pudo decir, el nudo en mi garganta era cada vez más molesto y mis pulmones se llenaban del asqueroso aire que me rodeaba – por favor... te lo ruego.