Prólogo

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Llevo un tiempo mirando a esa chica.
Sabía absolutamente todo de ella.
Su familia, en que escuela estudipñoñ, su nombre, sabia eso y más cosas.
Una tarde no perdí la oportunidad y la secuestre.

—¡Por favor déjame ir!
—¿Que quieres de mí?
—¿Quien eres?
—¿Porque me has hecho esto?
—¡Dejame ir!

Gritaba una y otra vez con los ojos vendados e manos y piernas atados, la miraba desde el sofá. Ella es hermosa, tiene que ser solamente... Mía.

Syndrome Stockholm; Shu SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora