Capitulo 13

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Salí adelante de Yui por una extraña razón me dolía que Christian me tratara de esa manera otras veces lo hizo pero no me lastimaba, pero esta vez me está doliendo como si una daga estuviera en mi cuerpo su actitud cambio tan repentinamente siempre diciéndome que desearía que nunca me haya fijado en ella cuando intento estar con ella lo único que hace es evitarme o simplemente no hablarme.

—Shu, ¿Que harás con ella?—Cruzó sus brazos Reiji al verme llegar.

Camine a un sofá y me senté con la mirada baja, ¿porque sentía este tipo de sentimiento? No explicaba este sentimiento que sentía.

—La cuidare, la llevaré a hacer tratamientos —dije seco.

—¿Que te hace pensar que dejaré que la cuides? No puedo esperar nada de un bueno para nada como tú —me observo a los ojos.

—Vaya Shu, estas quedando como un idiota junto a Reiji —tío Laito.

—¿Cuando llegaron ustedes? Y peor aún, ¿qué haces escuchando conversaciones ajenas humana?—observo de reojo a Yui.

—Eh, yo lo lamento —susurró.

—Vayámonos de aquí Chichinashi, es aburrido escuchar a dos idiotas peleando —Ayato jaló de su mano sacándola de ahí.

—Bien Kanatito deberíamos irnos nosotros también aunque me gustaría seguir escuchando la pelea de Shu y Reiji pero parece que no hay de otra, Subaru ¿también vienes?—se levanto tomando su sombrero.

—Olvídalo pervertido, me iré a mi habitación a dormir —salió de la sala.

Saliendo todos Reiji soltó un suspiro de irritación y acomodo sus lentes viéndome.
Yo soltando otro suspiro aburrido me levante y camine para irme.

—Oye Shu, ¿entendiste lo que te dije? Seré yo quien cuide de ella —dijo retándome.

—Bien Reiji has lo que quieras esa chica me pertenece a mí y no dejaré que tomes un mínimo centímetro de ella, no me hagas perder mi tiempo —dije molesto.

—Como podría esperar de alguien tan inútil como tu, ¿Tú preocupándote por algo? Eso sería como para reírse siendo el mayor de esta familia no aprendiste nada más que ser un bueno para nada si buscas en el diccionario "Inservible" aparecerá una foto tuya —dijo seco.

—No necesito de tus palabras sé que podré cuidarla bien —dije viéndolo a los ojos y yéndome de ahí.

Puse la música a todo volumen calmando estos sentimientos encontrados en mi por primera vez me había molestado que el me llamara así sé que puedo cuidar de ella aunque sea solo eso puedo hacer y se lo demostraré. Me detuve en seco. ¿Porque debería demostrárselo? No es nadie más que aburrido con tantos modales en verdad es un tipo arrogante y aburrido. Solté un bufido y entre a mi habitación.

Ella miraba el techo con un rostro que no podía descifrar parece no haberse percatado de mi llegada por estar hundida en sus pensamientos su rostro estaba muy pálido lo único que daba color eran sus mejillas rosadas por causa de la fiebre.

Camine por mi ropa de dormí y comencé a desnudarme no escuche ninguna queja de su parte como solía hacerlo cuando me desnudaba enfrente de ella observe de reojo y me miraba con atención, no quitaba su rostro de mi cuerpo.

—¿Porque mentiras tanto?—dije seco.

—Lo siento —dijo recostándose en la cama.

Esperaba que comenzará a insultarme como siempre lo hacía. Termine de ponerme la pijama y sin decir más caí rendido a la cama pasando unas horas no podía conciliar sueño y me es extraño ya que siempre tengo sueño me levante para mirar la ventana recordaba cuando ella miraba la ventana siempre sus ojos mostraban tristeza recuerdo su cuerpo atado tanto me sumergí en pensar en ella que lo único que escuche fue el sonido de la puerta cerrarse, observe la cama y ella no estaba.

—¿Hice mal al traerla desde un principio?—susurre para mí mismo.

Christian

Camine por los pasillos de la gran mansión sentía lucha calor quería salir a tomar aire fresco no creo que se preocupe de haberme ido un momento ya que solo serán minutos recordé su cuerpo era tan blanca es muy hermosa su piel toque mi rostro sonrojada no sabía si era la fiebre o lo apenada que estaba de recordarlo verlo casi desnudo.

—¡Achu! ¡Achu! ¡Achu!—estornude repentinamente.

Sentía que mi nariz ardía, algo me había caído a la nariz.

—¿Que haces despierta tan tarde?—apareció Reiji detrás mío.

—Yo solo ¡achu! Quería salir a ¡achu! Tomar un poco de ¡achu!

—Ayato, Laito se que están ahí —los llamo Reiji.

Voltee a todos lados tratando de buscarlos cuando aparecieron detrás mío.

—Que aburrido, nos ha descubierto —dijo Ayato con los brazos cruzados.

—Parece que recibiremos un castigo por poner polvo pica pica en su nariz, ¿me castigaras con tu látigo Reiji?—se sonrojó Laito.

—Par de tontos, regresen a su habitación ahora mismo el polvo pica pica es algo muy fuerte para lugares sensibles como la nariz puede tener una hemorragia. —dijo serio.

—Lo lamento, pequeña zorra —susurró Laito lamiendo mi mejilla.

—Oye Laito, no toques algo que su majestad no a podido probar —dijo Ayato.

—Podrían irse ya —dijo Reiji acariciando la cien.

—Hasta luego, pequeña zorra —se despidió Laito guiñando un ojo.

(..)

Tome asiento en un sofá de Reiji y seguí estornudando.

—Con esto se te quitara —dijo poniendo un algodón en mi nariz, su aroma mareaban mucho.

Me separe y lo observe desconfiada, peor por una extraña razón me estaba quitando el ardor.

—Muchas gracias Reiji —sonreí.

—¿Te sientes mejor? La fiebre o durarán mucho o eso espero —dijo tocando mi frente. —Bien, te acompañaré a la habitación de Shu, no vayas a encontrare con otras de las bromas de los trillizos —dijo suspirando y salió conmigo.

Reiji a sido bastante gentil conmigo desde que llegué, se a preocupado y me gusta eso.
Seguí caminando cuando lo observe parándose viendo a una puerta, con curiosidad me acerqué y observe por la puerta entre abierta.

—¿Podríamos irnos?—sonreí.

—Claro —dijo serio y camino enfrente de mi.

Seguimos caminando hasta llegar a la habitación de Shu.

—Muchas gracias Reiji, espero que descanses y lamento ser una molestia —sonreí.

—Duerme bien —se fue sin decir nada más.

Me tire a un sofá y recordé lo que había visto.

¿Que hacía Shu en la habitación de Yui? Porque la busca demasiado, porque se buscan tanto, ¿siempre se irá todas las noches con ella? Porque toma la mano de Shu tan confiada, porque se miran a los ojos, por su gran espalda de Shu no podía verlos bien.

—Idiota. —susurre.

—Soy el idiota del que te enamoraste y del que se enamoro de ti —dijo parado detrás de mi.

Abrí mis ojos con sorpresa y lo vi dándome una sonrisa, nunca lo veo sonreír y verlo hacerlo me hacía sentir feliz.

Syndrome Stockholm; Shu SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora