Capitulo 3

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Me había llamado Ayato para salir a la escuela, la humana me seguía viendo molesta.

—Ven aquí —dije tomando una soga.

Ella camino hacia mi y estiro sus manos parece que ya es una rutina para ella, sonreí y suspire dejándola completamente sola.

°°

—¿Dónde está Ayato y Kanato?—pregunto Laito.

—Se quedaron en casa, no vendrán a la escuela —dijo Reiji.

Abrí mis ojos Ayato y Kanato pueden oler su sangre y buscarla, tengo que ser discreto.

Humana.

Ese chico Shu se salió sin atarme, busque rápido un seguro o algo hasta que lo encontré, rápidamente intente abrir la puerta y quitar el seguro soy buena para eso.

—Si, lo logre —susurre y salí corriendo. —¡Esto es una mansión!—dije asustada. —Bien Christian tú solo busca la salida —susurre.

Tras correr por todos lados encontré una salida. Corrí y al intentar abrir la puerta escuche una voz.

—Vine aquí al sentir un aroma extraño —Dijo un chico detrás de mi.

Lo mire de reojo, me estaba asustando intente abrir la puerta pero no pude estaba.. ¿Bloqueada?

—¿ Quién eres tú? ¿Cómo entraste aquí? —dijo tomándome de el brazo haciéndome voltear a verlo. —eres muy linda.

—¡Un chico, él me trajo aquí y me ha estado teniendo secuestrada por muchos días!—dije alterada. —¡Solo quiero irme de aquí!

El me miró serio y se acercó a mí lamiendo mi cuello.

—¡¿Que haces?!—grite exaltada.

—Sabes bien... —susurro. —déjame tomar tu sangre —dijo acercando su boca a mi.

Colmillos...

—¡AHH!—grite al ver que era un vampiro.

El se separó de mi tapando sus oídos y corrí por toda la mansión, no sabia como escapar era una mansión muy grande ¿que haré? Me encerré en una habitación, ¿de quién es? No tengo la menor idea.

—¿Quién eres tú y qué haces en mi habitación?—dijo un chico de cabello lila.

La mire asustada, ¡¿cuantas personas viven aquí?!

—¡Lo-lo siento!—dije saliendo corriendo.

Corrí a una biblioteca, debo de estar a salvo aquí.

—Te encontré —dijo alguien atrás de mi.

Voltee mi rostro asustada, era ese chico de ojos verdes, cabello rojo y sonrisa enorme, porque tenían que ser tan altos.
Intente huir pero él me tomo de el brazo y me tiro a una mesa subiéndose encima de mi.

—¡Su-sueltame!—dije haciendo fuerza.

Él me miró con una sonrisa y volvió a lamer mi cuello repetidas veces.

—¡Por favor, suéltame!—dije cerrando los ojos.

— Déjame probarte, no te muevas —Dijo bajando mi playera de el hombro.

—¡Déjame en paz!—grite con toda mi fuerza.

Fue en vano él siguió lamiendo mi piel cuando no lo sentí cerca, abrí mis ojos con miedo y vi a ese chico Shu enfrente mío.

Syndrome Stockholm; Shu SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora