Capitulo 4

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—¡Tengo que irme!—grite tratando de quitar la soga de mis manos. —¡no quiero estar con ese chico bonito! es en vano, ese chico tiene fuerza —suspire. —¡auxilio!

No importa cuando grite, estamos en medio del bosque, esos chicos no están aquí, estoy cansada de esto.
Volví a cerrar los ojos esperando que ese chico Shu llegará por mi.
Así fue cuando llegó con Yui y la tiro a la cama, los mire asustada, ¿porque la trata así? se subió encima de ella y mordió su cuello, basta, estoy cansada de esto y realmente aterrada.

¡AHH!—grite asustada.

Pude ver que el cuerpo de Yui cayó a la cama con sangre y el cubrió sus oídos.

—No grites así —dijo con su tono vago.

Yo seguía gritando, estaba harta de ver eso siempre y lo peor es que no podía hacer nada, el vendo mi boca y me tomo en brazos llevándome a su cama.

¡¿Quién interrumpe mi sueño?!—dijo un chico albino entrando.

Al vernos se quedo sorprendido, ver a una chica desmayada en tu cama llena de sangre y tener a una chica atada de todo el cuerpo y llevándola igual a la cama, si sería algo sospechoso.

—Q-que demonios Shu —dijo serio.

—Subaru —dijo aún sin soltarme. —¿qué pasa?—soltó un suspiro.

¿Qu-que pe-pero quién es ella?—dijo viéndome.

Yo lo mire suplicante, comence a intentar hablar y moverme en los brazos de ese chico Shu.

¡Christian no te muevas tanto!—dijo molesto.

El chico albino me seguía viendo sorprendido.

¿Ch-ristian?—dijo el albino. —¿es-es mujer?—dijo apenado.

Idiota, mi nombre no tiene que ver con mi sexo.

—Subaru, sal de mi habitación —susurro Shu.

El albino soltando un chasquido con la boca, salió.

—Bien, tengo que sacar a Yui —susurro tomando en brazos a la rubia. —vendré por ti.

Con una sonrisa salió de esa habitación. Intentaba quitar las sogas que sujetaban mi manos pero siempre era en vano, nunca podía ser libre, lo único que quiero es ser libre, que no me tenga como cerda aquí.
Comencé a llorar. Extrañaba a mis amigos, mi abuela, mi casa, la escuela. Deben estar preocupados por mi, tenía miedo de que le pudiera pasar algo a mi abuela, quería verla, saber que estaba bien, ¿porque me sucedía esto a mi, porque me tuvo que suceder a mi?

Así estuve cuando llegó Shu.

—¿que te ocurre?—dijo viéndome.

Lo mire sería, no dejaría que me volviera a ver llorar por su culpa.
Cerré los ojos con el propósito de quedarme dormida, ¿como estará Yuki? ¿pensara en mí?
Siempre eran preguntas sin respuestas.

***

Desperté de mi sueño al oír una melodía, pude ver de espaldas ¿a Shu que tocaba un violín? Intente incorporarme pero no podía, seguía atada.

Syndrome Stockholm; Shu SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora