Capítulo dedicado a @Lunera19 Gracias por seguir apoyando esta historia, gracias por todo, mi primera lectora.
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*Después de leer la cuarta carta, había tomado una decisión: Iría a investigar de donde provenían las cartas que le enviaban.
Había experimentado lo que era la felicidad por primera vez y eso de alguna manera lo conmovía e incomodaba, definitivamente esa chica había despertado algo dentro de él, un sentimiento que él nunca lograría aceptar.
Por otro lado, los pensamientos del profesor Dumbledore hacían su propia revolución en su mente, por un lado sabía que había actuado bien, como todo integrante respetable del mundo mágico, al prohibirle a Severus darle contestación a aquellas cartas; pero por el otro, se sentía mal consigo mismo al no poder colaborar para la completa felicidad de su muchacho. Lo veía ilusionado y esperanzado, veía el brillo de sus ojos cada vez que recibía una carta.
Había sospechado que Severus experimentaría nuevos sentimientos cuando llegó la primera carta, pero nunca que fuera tan pronto. Él al menos tenía la esperanza que Severus fuera un poco más difícil de conquistar, pero se sorprendía al saberse nuevamente equivocado. Severus estaba comenzando a sentir ese sentimiento tan puro y él no podía hacer nada.
Albus estaba en un gran dilema.
***
“Potter, Potter, Potter, ¿por qué tiene que ser tan irritable y arrogante?”
Prácticamente el profesor Snape era el único docente que se hacía esta pregunta, pues a los demás, Harry les resultaba un chico agradable y gentil. Ese engendro de Potter siempre lograba sacarlo de sus casillas al igual que lo hacía su padre, James Potter, Severus sentía todo el odio del mundo cada que recordaba todo lo que había vivido en sus años de estudiante en Hogwarts. Hubiese preferido ser más valiente.
La presencia de Lupin en el colegio no disminuía su enojo, lo único que hacía era incrementarlo y más ahora que era el favorito entre los alumnos. ¿Cómo él lo había logrado si apenas había entrado al colegio? La respuesta era sencilla: Lupin era un profesor maravillosamente prefecto y esto le carcomía a Snape, que pensaba en cómo se sentirían los que amaban a Lupin si supieran que él era un licántropo.
El oscuro profesor de Pociones estaba que echaba humos, detestaba que sus alumnos no ocuparan su maldito cerebro, que no fueran capaces de profundizar sus conocimientos (si es que tenían) y dar una maldita respuesta acertada y como siempre la sabelotodo Granger alzaba la mano.
—Es increíble que nadie sepa los ingredientes que debe contener una poción Vigorizante— reclamaba mientras se paseaba entre las mesas de los Gryffindor y los Slytherin— aunque no debía sorprenderme dado que este grupo nunca ha daño muestras de tener raciocinio.
—Yo sé la respuesta, profesor— argumentó Hermione Granger con el brazo en el aire.
—Todo esto es realmente vergonzoso, al señor director no le agradaría saber sobre su nefasto desempeño académico— siguió Snape, ignorando la respuesta de la Gryffindor— nunca había percibido tanta ignorancia en mi aula.
— Sangre de Uro, Esencia de Rue y Ojos de Anguila, señor, son los principales ingredientes que deben añadirse a la poción Vigorizante, que sirve para estimular a quien la beba.
—¡20 puntos menos para Gryffindor! No recuerdo haberle dado la participación, Granger.
Las clases con los de tercer año y principalmente con los del grupo de Potter eran un absoluto desastre, pero al menos aprovechaba para restarles puntos.
Y así eran los días de Snape:
-Despertar malhumorado.
-Realizar su aseo personal.
-Preparar lo que había preparado para sus clases de ese día.
-Ir a desayunar en el Gran Comedor.
-Maldecir a Potter.
-Hasta hace poco, recibir sus cartas.
-Leer la carta que le llegó.
-Impartir sus clases.
-Restarle puntos a todos, excepto a Slytherin.
-Regalarle puntos a Slytherin para fastidiar a los demás.
-Restarle puntos a los estudiantes en el aula, en los pasillos, en el Gran Comedor, en los jardines, algunas veces en el campo de Quidditch, cerca del Lago Negro, faltando unos minutos para el toque de queda, por hablar, por correr, por caminar, por andar en bolita, por levantar mucho su voz, por tener amigos, por tener enemigos, por darse muestras de cariño, por darse muestras de enemistad, por mirarlo, por no mirarlo, porque se cruzaron en su camino, porque sí, porque no, porque no llevan bien su uniforme, por su peinado y por su forma de caminar y expresarse. En pocas palabras restarles puntos hasta por respirar.
-Ir a almorzar.
-Dar clases.
-Restar puntos.
-Menospreciar a sus alumnos.
-Pensar en la chica de las cartas.
-Ir a comer.
-Dar las clases de la tarde.
-Reprender a sus alumnos.
-Reprender a Potter.
-Restar puntos.
-Regalar puntos a Slytherin.
-Terminar con las clases del día.
-Ir a su despacho a leer.
-Tomarse una siesta.
-Despertarse después de una pesadilla.
-Preparar pociones para desestresarse.
-Maldecir a los Potter.
-Maldecir a todo el mundo.
-Maldecirse a sí mismo.
-Pensar en la chica de las cartas.
-Releer las cartas.
-Maldecir a todo el mundo.
-Comenzar a preparar sus clases del siguiente día.
-No terminar de preparar las clases por pensar en ella.
-Tratar de relajarse.
-Enojarse por todo.
-Maldecirse a sí mismo.
-Ir a cenar.
-Soportar la presencia de Potter y la de todos sus alumnos. De todo Hogwarts, de hecho.
-Realizar su aseo personal.
-Terminar de preparar sus clases.
-Tratar de dormir.
-Seguir pensando en ella.
-No poder dormir.
-Levantarse para releer las cartas.
-Tratar de dormir.
-Pensar en ella.
-Y finalmente tomar una poción para dormir.
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¡¿Quién demonios me envía estas cartas?! #2 CASS
FanfictionPara leer esta historia es necesario leer la primera parte que se titula "Cartas a Severus Snape" que lo podrán encontrar en mi perfil.