Capítulo dedicado a MaryanBonyta muchas gracias por amar tanto esta historia como yo y como mis demás bellezas.
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Severus leyó por centésima vez la carta que le había llegado esa mañana, había sentido como tantas veces la manera en que su pecho se oprimía y él dejaba (por un momento) de ser el Murciélago de las Mazmorras para ser un hombre, sólo un hombre enamorado.
Acercó la hoja en su labios y la besó, tenía un exquisito olor a caramelos, chocolate era el que predominaba, besó nuevamente la hoja y se imaginó adueñándose de la boca de ella, después de su cuello mientras bajaba su manos hasta sus caderas y la apretaba un poco fuerte hacia sí mismo.
Mi amor. Había susurrado en la penumbra de su habitación. Abrió los ojos al sentir que su miembro le apretaba los pantalones, expulsó un gruñido y se llevó las manos en su rostro, se maldijo internamente, pero muy en el fondo había disfrutado mucho besarla... Aunque sólo fuera un sueño.
Observó su duro miembro que sobresalía de sus pantalones, suspiró, se preguntó en qué momento había cambiado sus pensamientos románticos hacia ella por los eróticos. Tal vez estaba entrando en otra fase del amor. Y lo erótico también tenía algo de romántico.
Se levantó de su sillón y con el uso de su magia se sirvió café, cada vez sentía más fría las mazmorras, se había acostumbrado al calor y la dulzura que su hija había sembrado en ese siniestro sitio, y también al amor que emanaba ese lugar cada que le llegaba alguna carta, sacó la pequeña caja en que guardaba las cartas, ésta había sido la número 30, y le platica sobre una noticia estupenda: su boda.
La boda de ambos.
Severus estaba radiante de la felicidad, deseaba que fuera cierto, y estaba más que convencido que ella estaba dispuesta a estar a su lado.
Sonrió con ironía un poco después, tal vez si ella conociera como era él en realidad todas esas ganas de ser su mujer se esfumarían. Él no era (a su parecer) un buen tipo o alguien a quien todos amaran, sentía que no merecía todo el amor que ella le profesaba, porque ahora sí le creía, sí creía en ese amor, aunque un poco enfermo y trastornado, pero creía en él.
Y creía que no lo merecía.
Ella era todo amor, él se sentía el más desgraciado de los hombres.
Había traicionado a su única amiga llevándola a la muerte. A Lily, su Lily, el “único y verdadero” amor de su vida. Severus creía que no debía ilusionar a esa chica cuando en realidad no había dejado de amar a Lily.
Su amor hacia Lily SÍ era REAL.
El amor que una simple chica muggle le profesaba a un personaje ficticio NO LO ERA.
Tomó su varita y la apuntó hacia la caja pensando en el hechizo Incendio.
***
Severus siempre había odiado el Quidditch, porque le recordaba a su gran enemigo James Potter.
Y hablando de Potter ese día se realizaría el partido entre Gryffindor vs Ravenclaw, todos los estudiante del Colegio estaban extasiados, se les veía comentar como sería el partido y sobre los jugadores en cada rincón del castillo, cosa que molestaba en gran medida a Severus, quien no dudaba en restarles puntos.
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¡¿Quién demonios me envía estas cartas?! #2 CASS
Hayran KurguPara leer esta historia es necesario leer la primera parte que se titula "Cartas a Severus Snape" que lo podrán encontrar en mi perfil.