6

24 5 0
                                    

Dante.

Desperté y estaba atado a una silla, al frente mío estaba Othello atado en el suelo.      -Othello, estás bien?- pregunté preocupado, él trataba de decirme algo, pero no podía ya que taparon su boca.       -Finalmente te tengo, Dante- reconocí esa voz.      -Maldito seas Giovani- dije enojado. él camino hacia Othello.      -Dime Dante, lo conoces?- preguntó. Si le digo que si, le hará daño, en cambio, si le digo que no, tal vez, igualmente lo haga.        -No lo reconozco estando ahí tirado- respondí.     -Bien, entonces no te molestará si le hago algo- dijo, y apuñaló su muslo con una cuchilla.      -¡¡Detente!!-   Othello sufría de dolor.       -Dijiste que no lo reconocías-   Y lo volvió a apuñalar.      -¡¡Detente maldito bastardo!!- grité, y lo volvía apuñalar.        -Sabes? Este chico es bueno para mi negocio- dijo deteniéndose.       -De qué hablas?-      -Es un chico lindo, sus ojos, sus labios... su cuerpo- dijo acariciándolo, Othello lloraba.       -¡¡Suéltalo, no lo toques!!-    Ni siquiera me he atrevido a hacerlo yo.      -Pero antes de meterlo al negocio, tengo que probarlo-  Bajó los pantalones de Othello, y lamió sus dedos. Me sentía hirviendo en rabia, quería matarlo porqué sabía lo que le iba hacer.      -¡¡¡No lo toques!!! ¡¡¡Te voy a matar!!!- gritaba, quería soltarme, me movía y trataba de romper la soga, hasta que, metió sus dedos en el trasero de Othello.      -¡¡¡Aléjate de él!!!- grité.      -Esto se siente bien, me... me estoy excitando- dijo sacando los dedos, se desabrochó el pantalón y de alguna forma, rompí la soga. Me lancé sobre él aún estando amarrado de los pies a la silla. Lo golpeé, lo golpeé y lo volví a golpear.      -Qué te pasa Dantes?- dijo sangrando de la boca y de la nariz.      -Cállate infeliz- dije y volví a golpearlo, lo iba a matar. 

-Dante, era justo hacer eso, tú mataste a mi padre- dijo dejando de sonreír.     -Y te voy a matar a ti también-    Tomé el arma de fuego y le disparé en la cabeza. Corrí rápidamente hacia Othello y lo desaté, estaba perdiendo mucha sangre, su piel se estaba volviendo pálida.     -Othello, mírame, Othello- dije y él poco a poco volteó a verme.      -... Dante- dijo.


Othello.

Desperté, estaba en el hospital, y sentado a mi lado estaba Dante. ¿Por cuanto tiempo estuve en cama?     -Despertaste- dijo sonriendo.     -Cuanto tiempo llevo así?- pregunté.     -Dos días... en verdad eres muy débil-      -No es verdad...- respondí. En eso entró el doctor.    -Buenas tardes, vaya, ya despertaste Othello, me alegro. Sabes? Este hombre no se despegó de ti ni un día, ¿Qué es, tú papá?-       -No, es un amigo-     -Bueno, en unos minutos te daremos de alta, aún así descansa- dijo y salió de la habitación.

-Me alegra de que ya te encuentres bien- dijo, el ambiente estaba algo incómodo, por lo menos para mi. Tengo que encontrar un tema de conversación.     -amm... Fuiste herido también?- pregunté.     -No...-     -Ya comiste?-     -No te esfuerces en encontrar un tema de conversación, relájate, el día está soleado, hay viento, sólo, ponte cómodo-  dijo, él parecía estar sereno, respiré hondo tratando de relajarme. Era verdad, esto es cómodo, de pronto ese incómodo silencio desapareció.     -Othello, quiero disculparme por lo que te he hecho- dijo y volteé a verlo.     -De qué hablas?-     -Por haberte puesto en esa situación, no era mi intención hacerlo. Creo que se dieron cuenta de que tú eres la razón por la que iba mucho a esa universidad. No, te protegí lo suficiente... Lo lamento- dijo, sentí un poco de pena y me sonrojé.      -No, no es verdad, yo no quiero que digas esas cosas. Eres un hombre fuerte y valiente, tú me protegías, pero yo fui quien quería alejarse-      Si tan sólo le hubiera dicho lo que siento aquella noche, ninguno de los dos estaría aquí en el hospital.        -Así que el que debe disculparse soy yo, no tú- dije.

-Othello, seré directo... ¿Te acostarías conmigo?-       ¿Por qué me pregunta eso?       -Lo debí haber hecho contigo al menos una vez, eso pensé en aquel momento. Cuando te traje al hospital, me lamenté de todo, todas las oportunidades que pude tener contigo-       ¿Oportunidades?     -Y realmente uno de los dos puede morir en cualquier momento-      -Tal vez... Podríamos hacer una cita para después?- dije nervioso.    -Si te preocupa el hecho de que alguien pueda entrar, ya le dije a Donato que mantuviera sus ojos abierto por si llega alguien. ¿Qué? ¿Te has acobardado?-     -No, no es eso. Yo... yo no he tomado un baño en dos días... Así que lo mejor sería esperar hasta que saliera del hospital- dije y él se lanzó sobre mi.       -Bien, ahora que lo mencionas, hueles un poco maduro, pero lo suficiente para ser bonito- dijo sonriendo. Este hombre iba todos los días a la universidad sólo para verme, ponía a otras personas en peligro para protegerme a mi, y aún así, cuando lo descubrieron, cuando yo estaba en peligro, me salvó... No tenía idea de cuan querido he sido.

Dos personas, dos colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora