Dante.
Desperté y estaba atado a una silla, al frente mío estaba Othello atado en el suelo. -Othello, estás bien?- pregunté preocupado, él trataba de decirme algo, pero no podía ya que taparon su boca. -Finalmente te tengo, Dante- reconocí esa voz. -Maldito seas Giovani- dije enojado. él camino hacia Othello. -Dime Dante, lo conoces?- preguntó. Si le digo que si, le hará daño, en cambio, si le digo que no, tal vez, igualmente lo haga. -No lo reconozco estando ahí tirado- respondí. -Bien, entonces no te molestará si le hago algo- dijo, y apuñaló su muslo con una cuchilla. -¡¡Detente!!- Othello sufría de dolor. -Dijiste que no lo reconocías- Y lo volvió a apuñalar. -¡¡Detente maldito bastardo!!- grité, y lo volvía apuñalar. -Sabes? Este chico es bueno para mi negocio- dijo deteniéndose. -De qué hablas?- -Es un chico lindo, sus ojos, sus labios... su cuerpo- dijo acariciándolo, Othello lloraba. -¡¡Suéltalo, no lo toques!!- Ni siquiera me he atrevido a hacerlo yo. -Pero antes de meterlo al negocio, tengo que probarlo- Bajó los pantalones de Othello, y lamió sus dedos. Me sentía hirviendo en rabia, quería matarlo porqué sabía lo que le iba hacer. -¡¡¡No lo toques!!! ¡¡¡Te voy a matar!!!- gritaba, quería soltarme, me movía y trataba de romper la soga, hasta que, metió sus dedos en el trasero de Othello. -¡¡¡Aléjate de él!!!- grité. -Esto se siente bien, me... me estoy excitando- dijo sacando los dedos, se desabrochó el pantalón y de alguna forma, rompí la soga. Me lancé sobre él aún estando amarrado de los pies a la silla. Lo golpeé, lo golpeé y lo volví a golpear. -Qué te pasa Dantes?- dijo sangrando de la boca y de la nariz. -Cállate infeliz- dije y volví a golpearlo, lo iba a matar.
-Dante, era justo hacer eso, tú mataste a mi padre- dijo dejando de sonreír. -Y te voy a matar a ti también- Tomé el arma de fuego y le disparé en la cabeza. Corrí rápidamente hacia Othello y lo desaté, estaba perdiendo mucha sangre, su piel se estaba volviendo pálida. -Othello, mírame, Othello- dije y él poco a poco volteó a verme. -... Dante- dijo.
Othello.
Desperté, estaba en el hospital, y sentado a mi lado estaba Dante. ¿Por cuanto tiempo estuve en cama? -Despertaste- dijo sonriendo. -Cuanto tiempo llevo así?- pregunté. -Dos días... en verdad eres muy débil- -No es verdad...- respondí. En eso entró el doctor. -Buenas tardes, vaya, ya despertaste Othello, me alegro. Sabes? Este hombre no se despegó de ti ni un día, ¿Qué es, tú papá?- -No, es un amigo- -Bueno, en unos minutos te daremos de alta, aún así descansa- dijo y salió de la habitación.
-Me alegra de que ya te encuentres bien- dijo, el ambiente estaba algo incómodo, por lo menos para mi. Tengo que encontrar un tema de conversación. -amm... Fuiste herido también?- pregunté. -No...- -Ya comiste?- -No te esfuerces en encontrar un tema de conversación, relájate, el día está soleado, hay viento, sólo, ponte cómodo- dijo, él parecía estar sereno, respiré hondo tratando de relajarme. Era verdad, esto es cómodo, de pronto ese incómodo silencio desapareció. -Othello, quiero disculparme por lo que te he hecho- dijo y volteé a verlo. -De qué hablas?- -Por haberte puesto en esa situación, no era mi intención hacerlo. Creo que se dieron cuenta de que tú eres la razón por la que iba mucho a esa universidad. No, te protegí lo suficiente... Lo lamento- dijo, sentí un poco de pena y me sonrojé. -No, no es verdad, yo no quiero que digas esas cosas. Eres un hombre fuerte y valiente, tú me protegías, pero yo fui quien quería alejarse- Si tan sólo le hubiera dicho lo que siento aquella noche, ninguno de los dos estaría aquí en el hospital. -Así que el que debe disculparse soy yo, no tú- dije.
-Othello, seré directo... ¿Te acostarías conmigo?- ¿Por qué me pregunta eso? -Lo debí haber hecho contigo al menos una vez, eso pensé en aquel momento. Cuando te traje al hospital, me lamenté de todo, todas las oportunidades que pude tener contigo- ¿Oportunidades? -Y realmente uno de los dos puede morir en cualquier momento- -Tal vez... Podríamos hacer una cita para después?- dije nervioso. -Si te preocupa el hecho de que alguien pueda entrar, ya le dije a Donato que mantuviera sus ojos abierto por si llega alguien. ¿Qué? ¿Te has acobardado?- -No, no es eso. Yo... yo no he tomado un baño en dos días... Así que lo mejor sería esperar hasta que saliera del hospital- dije y él se lanzó sobre mi. -Bien, ahora que lo mencionas, hueles un poco maduro, pero lo suficiente para ser bonito- dijo sonriendo. Este hombre iba todos los días a la universidad sólo para verme, ponía a otras personas en peligro para protegerme a mi, y aún así, cuando lo descubrieron, cuando yo estaba en peligro, me salvó... No tenía idea de cuan querido he sido.

ESTÁS LEYENDO
Dos personas, dos colores.
RomantikRápido, di que me amas. Si lo haces, entonces yo... diré con certeza que eres mío- Othello Gian nunca imaginó que su vida cambiaría al cruzarse con Dante, un mafioso que lo ama con una intensidad peligrosa. Entre las sombras de Roma, su historia se...