Volví a clases. -Cara pálida- me dijo Carlo. -Qué me dices de ti? Tú cara está destilada a pobreza- respondí, discutíamos a los tonto ya que el celular de Adolfo se perdió. -Búscalo tú Adolfo, o mejor aún, vive sin ello- dijo Carlo. -Idiotas, no sean así, no sé si lo perdí en la clase anterior o ahora- -Llamaré a tu celular- dije, marqué el número de Adolfo y se escuchó al fondo del salón. -Me alegra de no haberlo perdido en otro lado- dijo. Fuimos a la cafetería a comer. -oye Othello, ¿Sabes? Ya no he visto a ese hombre que siempre se juntaba contigo, ¿Qué es tuyo? ¿Tú tío?- dijo Carlo. -No, es... él es...- Demonios, no sé que es él para mi en estos momentos. -Es mi...- -Es tú qué?- -Quizá sea su hermano mayor, o un primo- dijo Adolfo. -Bueno, a juzgar como se miraban los dos, quizá si- -Sii, es eso- dije. -Qué? Tú hermano o tu primo?- -M-Mi primo- respondí, en eso, sonó mi celular, era una llamada de él. -Hola?- contesté. -Hola, Othello, sólo quería decirte que hoy iré a recogerte a la universidad- dijo. -Qué? No puedo- -¡¿Qué?! ¿Tienes planes o algo así?- -Hoy tengo que ir a hacer un proyecto- -¡Proyecto esto, proyecto aquello. Lo único que escucho de ti son proyectos y más proyectos. Yo te daré un proyecto de verdad!- -Yo... esperaré- dije. -Bien, iré por ti entonces... Te quiero- dijo y cortó la llamada.
Al terminar las clases, esperaba a Dante, en cuanto llegó, subimos al auto. -Dije que vendría por ti- dijo. -¡Yo no hice nada, sólo los acompañaba!- dijo Carlo asustado. Claro que se iba asustar, Dante con esa vestimenta y con el arma a un lado de él, incluso Adolfo se miraba algo pálido. -Ustedes deben ser amigos de Othello, ¿Verdad?- preguntó Dante. -Qué me hará? Me matará?- dijo Carlo. -Bromeas?- -Cree que me esforzaría para hacerlo divertir?... Pero si gusta, le puedo contar unos chistes, aunque soy malo para contarlos, ¿Verdad Adolfo?- -Por favor, no me metas en tus problemas- -Yo nunca mataría a un amigo de Othello- -Es verdad Othello?- me preguntó Carlo. -No lo sé, ahora que recuerdo, ya mató a tres amigos míos de la infancia- dije bromeando. -Ya me quiero bajar- dijo Adolfo, yo reí un poco. Pasamos por las casas de ellos y los dejaron. -Los veo mañana- dije despidiéndome. -Ten cuidado Othello, tu primo parece ser un mafioso- dijo Carlo y cerró la puerta. -Donato, a mi casa- dijo Dante. Finalmente estábamos los dos a solas. -Siento haberlos traído- dije sentado desde el otro extremo del asiento, el espacio se interponía en los dos. -No te preocupes, está bien. Es mejor que estés acompañado- -Te preocupas mucho- -Es un hábito, yo siempre pienso en el peor escenario, así es como puedo estar tranquilo al saber que lo peor aún no ha pasado- dijo, me jaló hacia él estando los dos acurrucados. -Vive conmigo- volvió a decir. -No lo sé...- -Por favor, vive conmigo, quiero que estemos los dos juntos, que estés a mi lado, incluso yo pagaré tu universidad, y cuando te gradúes, yo te conseguiré un buen trabajo en una buena compañía- ¿Es enserio? Pero es mucho, yo no quiero que pague mi colegiatura, por eso trabajo de medio tiempo. -Gracias, pero yo no puedo aceptar eso, es demasiado- -Entonces, vive conmigo, incluso ya compré la cama que dijiste en el catálogo, la de cuero negro- -Bien, vivamos juntos- dije sonriendo al igual que él. -Escuchaste eso Donato? Ya aceptó. Soy ridículamente feliz ahora. Tan feliz que no me importa morir ya... No, no quiero morir- dijo y reí, al igual que Donato.
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Dos personas, dos colores.
Romance-Rápido, di que me amas. Sí lo haces, entonces yo... Diré con seguridad que eres mío- Una historia narrada por Othello Gian en Roma, que encuentra su amor en Dante, un mafioso que está enamorado de él. Juntos viven aventuras y se exponen al peligro...