19

15 2 0
                                    

Pasaba por la universidad vigilando a Othello, de que nadie se le acercara de una manera inusual, y sobre todo, esa chica, Sarah. Aunque, de qué me preocupo? Ella no está en esta universidad.
-Te estás volviendo muy obsesivo, Dante- dijo Donato.      -Debo regresar con él, que él esté en mis brazos cómo en los viejos tiempos-      -Oh, vamos. Al menos dale un poco de tiempo, deja que el muchacho ponga su mente en claro. Te vas y luego regresas, lo tienes confundido-      -Es verdad, pero no quiero que se distraiga con alguien más. Crees que debería él saber que sí no se da prisa en tomar una decisión, voy a morir?-      -En cuanto se entere Francesco que has dejado Toscana por volver aquí con él, te llevarán a la corte de Foro-      -Crees que eso no me pone nervioso? Pero no me aterra tanto como pensar en que Othello ya no regrese conmigo- dije sacando un cigarrillo de mi saco.       -Sólo mantente oculto, Dante- dijo y encendí mi cigarrillo.

Othello.

Ya sea de día o de noche, estando dormido o despierto, las palabras de Dante permanecen en mi cabeza. Qué debo hacer? Elegir? Sin importar que haga... siempre volveré con él, pero debo romper ese mal hábito.
Bueno, como no tengo su teléfono, esperaré a que él me llame para darle mi respuesta.

Pasó el fin de semana, y no llegó a mi apartamento, pero quienes si, fue un auto negro con vidrios polarizados, por un momento pensé que era él, pero no fue así, unos tipos bajaron del auto y subían por las escaleras hasta llegar a mi puerta.     -Othello Gian?- preguntaron después de tocar mi puerta.     -No, aquí no vive- respondí desde adentro imitando otra voz. Tumbaron la puerta he hicieron que tropezara y cayera al suelo.      -Vendrá con nosotros- dijeron y pusieron un costal sobre mi cabeza.
A dónde me llevan? No lo sé.
Quienes son ellos? No lo sé.
Pero sólo espero regresar vivo a casa, y que Dante me encuentre.
Me sentía un poco asustado, ya que la última vez que me hicieron esto terminé en shock por unos días, y desmayado. Pero, fui salvado por Dante en ese momento, ahora, no sé si podré contar con ello nuevamente.

El viaje fue algo largo, y cuando el auto se detuvo me bajaron bruscamente, caminamos y después me sentaron, luego me quitaron el costal de la cabeza. Estaba sentado entre personas de traje, parecía una clase de juicio, y en medio, estaba Dante. No sabía con exactitud porque sucedía esto, y sobre todo, por qué él estaba allá y a mi me trajeron?
-Dante Stefano, eres acusado de violar los artículos y leyes de la organización Foro, qué tienes que decir a tu favor?- dijo un hombre de los cinco que estaban sentados al frente de Dante, eran como si fueran 5 jueces.      -Creo que no fue tan grave- respondió.      -Bueno, como ya llegó el joven Othello...-    Qué? Cómo saben mi nombre?
-Creo que deberíamos repasar las infracciones por abuso de poder de Dante-     -Número uno, dejaste totalmente vulnerable Toscana-      -Abusaste de tu poder para regresar a Roma-      -Has cometido abuso de confianza-    -Y todo eso se enreda con ese muchacho- dijo el hombre de mayor edad apuntando hacia mi, el resto de las personas voltearon a verme, y yo, me sentí más nervioso de lo que llegara a pasar.         -Sólo puedo decir que nada tiene que ver con él- respondió Dante.     -Creí haber sido claro contigo Dante, acerca de las condiciones para tu puesto, y ahora no tienes opciones. Serás castigado... con la muerte- volvió a decir aquel hombre.     -¡¡¡Nooo!!!- grité. Atrás, atrás impulso de idiotez. Las personas volvieron a verme.     -No, no hagan eso...-      -Othello, cállate. Siéntate- dijo Dante.      -Olvídalo. Sé que Dante no es una persona cien porciento perfecta, pero ha sido el mejor hombre que ustedes han tenido-      -A dónde quiere llegar, joven Othello?-     -Lo que quiero decir es que... no se merece la muerte por un pequeño error...-      -Te meterás en problemas, cállate- volvió a decir Dante.      -¡Deja de decir que me calle!!-      -Y para usted, joven Othello, cuál es ese pequeño error?-        -... Yo, yo soy ese error que le cometió estas consecuencias a él-       -Bien... entonces creo que los dos serán castigados...-    -¡Renuncio!- dijo Dante y muchos se asombraron.      -Qué?-      -Según el artículo 118 de nuestra ley, párrafo dos, habla sobre la jubilación del trabajador. Estipula que sí el individuo ha prevalecido en la organización durante 10 años, tiene derecho a la jubilación sin ningún inconveniente-    -Y cuántos años ha trabajado usted para nosotros?-      -Comencé desde que tenía 17 años, así que he prevalecido en la organización durante... 16 años- respondió y el resto comenzó a murmurar.       -Hace seis años que debí jubilarme-      -Y por qué no lo hizo antes?-      -Porque no tenía a nadie, y ahora... encontré a esa persona- respondió mientras me miraba, eso me sonrojó. Aquellos cinco hombres se juntaron para dialogar en secreto, iban a tomar una decisión.      -Bien, hemos elegido la mejor opción. Dante Stefano, se te otorgará tu jubilación, pero, nunca más volverás a entrar a esta organización, jamás volverás a poner un pie en este lugar... es todo- dijeron y salieron de la sala del juicio.

Corrí hasta Dante y él a mi, pero yo lo golpeé en el brazo.     -Qué te pasa?! Por qué haces eso?- dijo confundido.     -Qué fue todo ese escenario? Me trajeron aquí para verte morir? Sabes cómo me asusté cuando te condenaron a muerte?... Qué es lo que te pasa a ti?- dije furioso y él, sólo me besó.      -Te amo, Othello, y ya nada de esto se interferirá entre nosotros- dijo tranquilamente.
No importa que haga Dante, al final... siempre volveré a él.

Dos personas, dos colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora