Othello.
Íbamos de regreso a Roma, en el tren Sarah se sentó en otro asiento lejos del mío, no me dirigía la palabra, pero yo no quería dejar las cosas así, entonces me acerqué a ella.
-Sarah...- -Qué me vas a decir, Othello? Qué lo sientes? Qué no fue tu intención? Qué es lo que dirás ahora?- respondió sin voltear a verme. En realidad ella estaba muy molesta, no sé que hacer en esta situación, nunca he lidiado así con una mujer. -Debí habértelo dicho antes, cuando nos conocimos, es todo lo que diré-
Regresé a mi asiento, y aún así ella volteó a verme. A través del beso con Dante, le demostré que aún me importa, pero, todo se quedó en blanco. Él está casado, tiene su trabajo, todo lo tiene, y yo... volveré a estar solo otra vez. El viaje fue largo, y en cuanto llegamos, Sarah se fue. Salía más temprano de su departamento cada mañana con tal de no toparnos, y regresaba más tarde. Yo ya estaba a unos meses de terminar la universidad.-Cielos, la ruptura con Sarah te afectó demasiado, Othello- dijo Carlo. En realidad no fue ella, fue Dante, volvió a mi vida para después irse otra vez. -Qué difícil- dijo Adolfo. No es difícil, es irritante, me siento usado. -Qué les parece si vamos a beber algo? Para olvidarnos de todo esto- -Sii- -Me parece buena idea- respondí. Al finalizar las clases fuimos a un bar, entramos y solo habían como tres personas más, pero nosotros nos sentamos en otra mesa. Me siento extraño, como si ya nada me importara, no me siento feliz ni triste, sé que algo en mí cambió, pero lo que si sé, es que quiero estar lejos de todo.
-Oye Othello, sabes? Ya no he visto a tu primo el mafioso- -Es verdad, cada día iba a la universidad- dijo Adolfo. Justo el tema que trataba evitar. -Creo que él ya no vive en Roma, me parece que se fue a otra parte, por su trabajo- -Oh, bueno-
Bebimos hasta la noche, y creo que yo me pasé de alcohol, ya que ambos fueron a dejarme hasta mi departamento, en cuanto entré ellos se fueron.
-Llegué a pensar que ya no vivías aquí-
Esa voz... era Dante. Voltee a verlo y encendió la lámpara que está a lado del sofá. -Qué quieres aquí? A caso no estabas en Toscana?- dije furioso y ebrio. -Sólo mírate, a penas y puedes pronunciar una palabra- -No has respondido a mi pregunta- dije y él se sentó, pero yo no, estaba cruzado de brazos mientras trataba de no caerme de lo borracho.
-Othello, regresé aquí... por ti- dijo muy serio. -Olvídalo, mejor regresa con tu esposa- -Nos divorciamos. Tras contarle que yo te amo a ti, ella aceptó mi homosexualidad, estuvo de acuerdo con el divorcio y quedó entre nosotros una simple amistad- -Qué hay de tu trabajo? No se supone que debes estar allá?- -Othello, olvida el trabajo, vine hasta acá para estar contigo, eso lo puedo manejar desde donde sea que me encuentre- -Vete de mi departamento- -Qué?!! Así en seco?!!- -No quiero estar contigo, ni con nadie- dije caminando a mi habitación para encerrarme, pero él me jalo del brazo y me puso contra la pared. -Me sentía loco sin ti, perdido. Uno vuelve a donde fue feliz- dijo quería besarme pero giré mi mirada a otro ángulo, evitando el beso. -El brillo con el que te conocí, se desvaneció, Othello; y sé que fue por mi culpa...- dijo suavemente, quizá eso es verdad. -Ahora estás más amargado que de costumbre-
Y volvieron los comentarios fuera de lugar de él. -Mi relación con Sarah terminó, y fue por tu culpa- -Vamos, ni siquiera sentías por ella lo mismo que sientes por mi- -Llegué a creer que ella sería la indicada- -Ya deja de hablar de ella, eso me pone... adorablemente celoso- -¡¡¡¡Qué?!!!! No te llames a ti mismo adorable!- dije sacado de lugar, y él rió un poco. -Eso es lo que extraño más de ti- -Ya deja de hacer este tipo de cosas- dije.-Entonces... di con seriedad que me odias. Sé claro con eso, mírame a los ojos y dime que me odias. Rechaza todo lo que soy- dijo serio.
Rechazar, no, no quiero eso. -Sabes que estoy seriamente enamorado de ti, te lo eh demostrado incontables veces, así que no huyas, pon la frente en alto y sé firme- volvió a decir. Mis mejillas se sonrojaron, me sentía nervioso, algo que sólo él puede hacerme sentir. -Yo no te odio...- -Bueno, si no me odias entonces debes amarme, cierto?- -Difícilmente!!! Por qué insistes en sacar esas conclusiones? Nunca me escuchas- -Bien, ya no hables en alto, aquí estoy, no estoy afuera- -Es sólo que, me sacas de mis casillas...- dije y él me dio un pequeño beso en mi mejilla para después ir hasta la puerta de entrada. -Te daré este fin de semana para que lo pienses, te esperaré. Y ya sabes donde encontrarme, tuve que volver a comprar el departamento que una vez fue nuestro y vendiste-
Oh demonios, ni lo recordaba.
-Tienes hasta entonces para poner tu mente en claro, una vez hayas tomado una decisión, de eso dependerá si me quedo o me voy- dijo y salió.
En verdad, no quiero que se vaya lejos de mi, sólo, me siento un poco confundido.Dante.
Salí del departamento de Othello, y en eso, miré llegar a su exnovia, creo que vive a lado. Me miró con desprecio, y yo como si ella fuera algo insignificante mientras encendía mi cigarrillo. -Othello ha estado mal desde que lo dejé...- -No te confundas niña. Ahora él se ve más animado después de esta visita que le hice- -Te odio, por tu culpa nuestra relación se acabo- dijo volteando a verme y yo tenía mi mirada en mi cigarrillo. -Crees que eso me interesa? Y estoy seguro de que a él tampoco- -Un día, pagarás por todo esto...- -Veo que te cuesta aceptar la situación, ciertamente no me sorprendes- -Othello no es tuyo, porque a pasear de todo, sé que él no ha aceptado volver contigo, eso puede darme una ventaja a mi, o a cualquier otro tipo, sabes que él es muy distraído- dijo y eso si atrajo mi atención, voltee a verla. -Apostaría por ello- dije y me fui.
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Dos personas, dos colores.
Romance-Rápido, di que me amas. Sí lo haces, entonces yo... Diré con seguridad que eres mío- Una historia narrada por Othello Gian en Roma, que encuentra su amor en Dante, un mafioso que está enamorado de él. Juntos viven aventuras y se exponen al peligro...