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Othello

Era Julio, Sarah y yo esta vez iríamos a casa de mis padres, en Toscana. Estábamos en la parada del tren y luego subimos.   -Estoy nerviosa por conocer a tus padres-    -No te preocupes, ellos son muy tranquilos. Yo si me puse muy nervioso cuando me presentaste con los tuyos- dije y reímos.    -En eso tienes razón, casi sudabas frente a ellos- dijo ella. Comenzó el viaje, mirábamos los paisajes, completamente hermosos, en cuanto llegamos a Toscana en la noche, tomamos un taxi y fuimos a casa de mis padres, quienes nos estaban esperando.     -Llegamos- dije entrando y detrás de mi Sarah.     -Hola hijo mío, te extrañamos- dijo mamá abrazándome.    -Qué tal les fue el viaje?- preguntó papá.      -Fue corto. Miren, quiero presentarles a ella, es Sarah, mi novia- dije.     -Muy buenas tardes- dijo ella.    -Hola linda, esperábamos con ansias conocerte, y vaya que estás muy bonita-      -Nosotros somos los señores Gian, mi esposa Francesa y yo Massimo- dijo papá.   -Un gusto conocerlos-     -Pero vengan a la mesa, deben de tener hambre- dijo mamá.
Después de la cena platicamos y reíamos durante la noche los cuatro, me sentía muy tranquilo, y no dejaba de ver a Sarah, ella rápidamente cautivó a mis papás y entraron en confianza.   -Deben de estar preparados para estas fechas- dijo papá.    -Qué es lo que pasa en estas fechas?- preguntó Sarah.    -Es que en estos días del mes, hay muchos eventos en el pueblo, fiestas, concursos, y al último una gran cena, todo el pueblo participa- contesté.     -Cielos, entonces creo que mañana iré a comprar vestidos-    -Mañana yo te acompaño, y te daré un recorrido en las mejores tiendas de ropa- dijo mamá. Al terminar, Sarah y yo subimos a la que fue mi habitación.    -Como estuve hoy con tus padres?- me preguntó.    -Ellos te quieren-    -Me da gusto oír eso, yo al igual que tu, estuve un poco nerviosa al principio. Qué haremos mañana?-    -Te llevaré a la playa, y después de eso puedes ir con mamá a comprar ropa-    -Me parece bien- dijo, sentí algo extraño de repente, volteé a ver a la ventana y estaba abierta.    -Sucede algo Othello?-     -... No, no es nada, sólo fue ese aire que entró por la ventana- respondí. Era extraño, comencé a sentir como sí, algo fuerte va a pasar.

A la mañana siguiente, a temprana hora llevé a Sarah a la orilla del mar.    -Es muy temprano- dijo mientras llegábamos.     -Quiero que veas esto- dije y ella volteó a ver. Era el amanecer, donde el sol salía del mar y comenzaba a dar sus primeros rayos de luz, Sarah quedó impresionada.    -Es hermoso- susurró.   -Cuando vivía aquí, siempre salía temprano en las mañanas para venir hasta este lugar y ver el amanecer, son momentos que atesoré en mi vida, es como tu cuando miras el cuadro de la pintura que tanto te gusta, este paisaje es mi pintura-        -Othello, gracias por darme este regalo, por estar conmigo... Te quiero- dijo abrazándome.     -Y yo a ti- le dije abrazandola también.
En la tarde hubo un festival en el pueblo, había buena música y muchos estábamos bailando.   -Oh cielos, nunca me había divertido tanto- dijo Saraha sentándose ya que había bailado conmigo.      -Y espera al resto de la semana- le dijo mamá.     -Me encanta este lugar- dijo. Comenzó otra canción y la tomé de la mano para regresar al centro de la plaza a bailar. De repente sentí una mirada, en cuanto volteé, miré que era Dante quien me miraba, yo aún seguía tomado de la mano de Sarah, y al parecer él estaba sorprendido. Mi corazón latía muy fuerte, sentí que perdía fuerzas, estaba asustado.     -Othello, estás bien?- preguntó Sarah.      -Si, vamos a bailar- dije tratando de actuar normal, pero aún me sentía nervioso, por qué de todo Italia tuvo que aparecerse aquí? No quiero que él sea la razón la que arruine este viaje. Yo seguía actuando felizmente con Sarah, aunque por dentro estaba aterrorizado, ya quería irme, pero, ella estaba encantada por este lugar.
Al terminar el festival regresamos a casa.    -Othello, desde que estábamos en el festival has actuado algo extraño, muy serio de la nada- dijo Sarah en la habitación. Y yo que creí que estaba actuando feliz y normal.     -Es qué de la nada me entró una idea tonta a la cabeza-    -De qué se trata?- preguntó y yo tomé mis llaves.     -A dónde irás?-     -Iré a caminar un poco... No te preocupes, regresaré- le dije sonriendo y salí de la casa.
Era una noche tranquila, ya la mayoría de las personas dormían, pero yo tenía la mente inquieta, no sé como actuaría si me topara a Dante de frente, no quiero volverlo a ver, y justo ahora, simplemente pensar en eso me aterra.
-Al fin te encontré- dijo Dante atravesandose frente de mi.    -Oh vaya que luna, y que noche. Hasta pronto señor- dije caminando a prisa alejándome de él, pero me regresó jalandome del brazo.    -Qué te pasa?- dije enojado.     -Othello, vamos hablar-     -Suéltame, no hay nada de qué hablar. Tú me dejaste, tú fuiste él que se fue sin decir nada, tú fuiste quien destrozó mi corazón-      -Así es como me recibes?-      -Y cómo querías que lo hiciera después de la tristeza que pasé?-      -Yo no te veo tan triste como dices a lado de ella, yo si me estoy destrozando por dentro...-      -Estoy tranquilo con esa chica, y tú estás así por quisiste. Si al menos me hubieras dicho porqué te fuiste, lo habría superado pronto-     -Me fui porque no quería que te hicieran daño, me dijeron que si quería ser el jefe de la organización debía dejarte, o de igual modo te harían daño- dijo.      -Tu... eres un idiota- dije.     -Qué te sucede?-     -No había manera que te negarás? Y de ser así, que habría pasado?-    -... Tienes razón, hubiera pedido mi jubilación- dijo tranquilamente.      -Lo entiendes ahora?-       -Bien, el misterio está resuelto. En ese caso está bien regresar contigo, cierto?-    -No, yo estoy con alguien más- dije soltandome para seguir mi camino, pero él me abrazó.     -Incluso aunque yo fui la causa de todo, ver que alguien más se está involucrando en tu vida, yo no puedo aceptarlo, me arrepiento de todo, me llena de envidia, estoy tan celoso que me ahogo y no puedo evitarlo- dijo a mi oído, en verdad perece estar triste.
-Dante? Dónde estás?- se escuchó una voz de una mujer, y pronto llegó.     -Dante, aquí estás. A caso sucede algo?- dijo ella, pero él no me soltaba.     -Vete de aquí- contestó.     -Cuantas veces debo de decirte que no me hables de esa manera? Te pido al menos un poco de respeto, yo que soy tu esposa- dijo ella. Me sorprendí, de alguna manera sentí aquellos pequeños fragmentos de mi corazón que se estaban recuperando, romperse otra vez.     -Othello, déjame arreglar todo...-     -Fue suficiente- dije en seco y quité a Dante de mi.    -Tu esposa te está esperando, y yo debo regresar a casa donde mi novia angustiada me espera, no quiero que te vuelvas a atravesar en mi camino- dije y me fui del lugar.

Dos personas, dos colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora