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Sarah y yo estuvimos saliendo por dos meses, y le pedí que fuera mi novia.    -Si- dijo sonriendo y me abrazó. Entré a su corazón, aquel sitio donde las flores nacen y los sentimientos se mezclan, amé su personalidad, su inteligencia, la admiro.
Fuimos a cenar con Adolfo y su novia, y claro, Carlo tuvo que conseguir una chica, aunque fuera rentada, platicabamos y reíamos.     -No entiendo porque Adolfo nunca les quiso hablar de mi-    -Dijo que quería esperar a que fuera oficial porque le aterraba la idea de que lo dejaras en un día-    -Por qué pensarías eso? Claro que nos estábamos conociendo, pero me sentí muy conectada con él, yo era la que también estaba aterrada- dijo y reímos.    -Iré al tocador- dijo la chica de Carlo.    -No había una chica más carismática?- pregunté.      -Oye, era la más barata que pude conseguir, no quería ser el único sin compañera en esta cena- dijo y reímos.    -Oooh que triste, yo tengo una prima casi de mi edad, sólo que tiene un trabajo especial- dijo Sarah.   -De que se trata?- preguntó.     -Es médico forense-     -No importa, me gustaría conocerla- dijo Carlo.
Era media noche y Sarah y yo íbamos caminando tomados de la mano.   -En serio quieres ir a un bar por una cerveza?- dije.   -Si, oye, tanto como tú y yo nos quemamos las pestañas todos los días en la escuela y a parte en nuestro trabajo de medio tiempo, creo yo que al menos una cerveza no estaría mal-    -Aunque sea ya media noche casi Domingo?-    -Othello, los días son una construcción social, hoy podría ser Lunes del medio día o Miércoles por la noche y al universo le daría igual, desde cuando la rotación de la tierra con respecto al sol influye en si podemos ir por una cerveza o no?- dijo y solté la carcajada.      -Por qué te ríes? Sé que suena como chiste pero es verdad-    -Me encanta tu forma de ser- dije abrazandola y le di un pequeño beso en la cabeza. Entramos a un bar por una cerveza.    -Me gustaría conocer algún día a tus padres- dije, estábamos sentados en la barra y ella me volteó a ver sorprendida.     -Okey, debes de saber que este es un gran paso- dijo.     -Lo sé, así que me gustaría un poco de información privilegiada-     -Ah, con que quieres unos tips para estar prevenido? Bueno, mi papá es un hombre trabajador, con qué sepas de autos lo tendrás ya en la bolsa, pero como este no es el caso porque de autos no sabes nada, podrías iniciar con la selección italiana, le gusta mucho el fútbol y eh visto que a ti también-    -Bueno, veo que con tu papá no hay problema, y tu mamá?-     -Ella es muy especial, juzgará tu forma de vestir, tu peinado y tu forma de caminar, odia los tatuajes-     -No tengo ningún tatuaje-    -Ese ya es un punto, pero si en lo demás no te va bien, te hará una pregunta-     -Una pregunta?-    -Si, ella te preguntará "Como va tu relación con tu mamá?"-    -Por qué me preguntaría por eso?-    -Porqué de esa manera sabrá que clase de hombre eres-     -Bueno, con mi mamá me llevo bien-     -Perfecto, es que a través de esa pregunta te evaluará, si tu le dices eso, ella sabrá que eres un buen hombre para mí, y así yo no sufriré-       -Que miedo, ahora veo de quien sacaste lo lista- dije y ella rió.

Ibamos caminando hasta el departamento y llegamos hasta su puerta, me tomó las manos y luego me abrazó.    -Entra conmigo- dijo. Me sentía nervioso, aterrado podría decirse, no estaba aún preparado para entregarme a ella como lo hice con Dante.     -Sarah... yo-      -Está bien Othello, no te preocupes, disculpa si esto fue muy prematuro- dijo entrando a su departamento y la jale de la mano y la besé.       -Pero no por eso signifique que dejé de quererte- dije después del beso y ella sonrió.       -Descansa- dijo y cerró la puerta, subí las escaleras para entrar a mi departamento, en eso en mi puerta miré un paquete, entre junto con él y cerré la puerta. Era extraño, yo no esperaba nada, abrí el paquete y sólo eran un montón de libros.   -Libros de bioquímica? Pero de quién?- dije a mi mismo. Al fondo de la caja había una nota.
"Othello, siento mucho lo que hice, pero fue por tu seguridad. Me gustaría mucho, algún día volverte a ver. Atte. Dante"
Debe ser un chiste, tome los libros y los tiré a la basura.   -Vete al diablo- dije.

Dante.
-Dante espera, no me dejes atrás, vas muy rápido- dijo Marcella.      -Eres tú quien camina lento-    -Pues verás, llevo zapatillas de tacón y un vestido largo-      -Entonces quítatelos- dije, entramos a la casa y ella se sentó en el sofá, yo tomé las llaves del otro auto.     -A donde vas?-      -Iré a dar una vuelta- respondí.    -Pero acabamos de llegar-    -Dije a iré a dar una vuelta, yo solo-     -No, otra vez no- dijo, yo caminaba hacia la salida y ella me detuvo jalandome del brazo.      -Escucha, eres mi esposo, y te quedarás aquí- dijo enojada.     -Suéltame- dije mirándola con odio.    -No, desde que nos casamos hace un mes, no me has dado nada más que infierno, y cuando tenemos sexo es sólo cuando estás borracho, yo te necesito, no sé porque eres así conmigo si yo te quiero-     -Ese es el problema, yo a ti no te quiero- dije y me fui.
Ahora soy el jefe de la organización, pero no es como yo quería, vivo con una lunática, y cada día extraño más a Othello.
Paso todos los días por una universidad con la ilusión de verlo allí, me eh ahogado en alcohol y mujeres aún estando casado, pero nadie llena este hueco. La tristeza me carcome poco a poco, el estrés se apodera de mi cuerpo y la soledad es mi única compañera. Sólo espero que Othello esté bien.

Dos personas, dos colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora