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Al siguiente día, estaba saliendo de la universidad, caminaba de regreso a casa.        -Hola- dijeron a lado mío, voltee y era él.      -Tú? No te habías dado por vencido?- dije sorprendido.      -Cállate, yo no me doy por vencido tan fácilmente-      -Qué es lo que quieres? Digo, ya sabes que soy hombre-    -Lo estaba pensando, y... sólo mírate, me confundí, pareces una chica con algo varonil, desarreglada y swag-     ¿Qué significa esto? ¿A caso está interesado?       -Lo siento, no me atraen los tipos, estoy muy concentrado en la universidad y en mi vida social-      -No pareces alguien muy sociable-      -A caso no crees que tengo novia?- pregunté.      -... Para ser sincero, creo que aún eres virgen- respondió, lo mejor que pude hacer, fue cruzar la calle hasta llegar al otro lado, alejándome de él, pero me siguió.       -Bien, eso fue algo cruel, lo siento. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo, eh?- dijo chocando su hombro contra el mío.       -No, olvídalo, mañana tengo clases- dije y caminé más a pisa.

Era ya viernes, y fui a los baños de la universidad y ahí estaba, otra vez. Tenía tantas ganas de orinar, pero no quería hacerlo cuando él también estaba orinando. Es sólo normal el sacársela, pero no quiero orinar a lado de él.     -amm... ¿No has terminado?- pregunté, me sentía incomodo en esta situación.     -mm, no, creo que aún tengo más - respondió, luego bajó su mirada hasta mi entre pierna, parecía interesado, rápidamente entre a uno de los sanitarios y cerré la puerta.

Pasó un minuto y aún seguía allí, podía escucharlo silbar. Pasaron tres minutos y me asomé por debajo de la puerta, se estaba acomodando el cabello. Cuando ya pasaron cinco minutos, se miraba al espejo muy sonriente.      -Oh, vaya, perfecto de nuevo el día de hoy- se dijo así mismo. Me estoy volviendo loco, ¿Por qué nadie puede venir?      -Bien, entonces que otro día nos juntaremos para empezar el nuevo proyecto?-     -Qué te parece mañana sábado? Hay que preguntarle también a Othello-    Mis súplicas fueron escuchadas, esas voces eran de Carlo y Adolfo. Me sentía tan aliviado de que entraran, así que decidí salir del sanitario, pero cuando salí, sólo estaba ese sujeto.     -Finalmente sales-    -Me pareció oír otras voces- dije.      -Habían entrado dos chicos pero en cuanto me miraron, se fueron-       ¿Los asustó?      -Bien, yo ya me voy- dije y sentí su mano en mi hombro deteniéndome.      -Espera... Ya comiste?- preguntó.     -A eso iba, estaba por ir a la cafetería-      -Déjame invitarte algo, por favor-     Bueno, no creo que sea tan malo.

Ambos fuimos a la cafetería, él compró algo para mi.      -Debes comer más carne, te veo muy cansado, así que por eso te compré esto. Pero qué te parece si mejor me das tus albóndigas a cambio de mis verduras? También te hacen falta, la zanahoria es buena para la vista- dijo quitándome la carne de mi comida y dándome sus vegetales, no pude evitar reír un poco, es un carnívoro.    -Eres igual a mi madre- dije sonriendo, al parecer se sonrojó.       -Sabes, yo no sé tú nombre, ¿Cuál es?- pregunté.       -Dante, Dante Stefano-     -Dante, eh? Mi apellido es Gian-     -¿Pensaste que te iba hacer algo en el baño?-      -Eh?-      -No te voy a atacar como antes, no tienes de que preocuparte... Bien, a comer- dijo. No parece un mal tipo después de todo, sólo cuando está de buenas. Aún así, me gustaría conocerlo más.

Dos personas, dos colores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora