Capitulo 10

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Landon Mercer, sin embargo, nuera inocente. Salió a su encuentro en el acto.

—¡Señor Malik, qué sorpresa! Nadie nos ha informado de que estaba en Huntsville. Es un honor.

—No lo creo —murmuró Zayn, estrechándole la mano. Su humor empeoró al ver que Mercer era alto y apuesto, de pelo rubio espeso y vestido a la europea. Calculó el coste de su traje italiano de seda y enarcó mentalmente las cejas. Su empleado tenía gustos caros.

—Adelante, adelante —Mercer lo invitó a entrar—. ¿Quiere un café?

—Por favor.

Mercer se volvió a su secretaria.

—Trish, ¿puedes traer dos cafés, por favor?

—Por supuesto. ¿Cómo quiere el suyo, señor Malik?

—Solo.

Entraron en el despacho y Zayn se sentó en uno de los sillones para visitantes en lugar de colocarse tras el escritorio para demostrar su autoridad.

—Pido disculpas por venir sin avisar —dijo con calma—. Estoy de vacaciones en la zona y he pensado aprovechar la ocasión para ver esto, ya que nunca he estado aquí.

—Nos encanta recibirlo —repuso Mercer—. ¿Ha dicho de vacaciones? Es un lugar extraño

para venir de vacaciones en esta época. El calor es criminal.

—No es tan extraño —repuso Zayn. Casi podía oír los pensamientos recelosos del otro.

¿Qué hacía allí en realidad? ¿Lo habían descubierto? Y de ser así, ¿por qué no lo detenían? A Zayn no le importaba que recelara; más bien contaba con ello.

Hubo una llamada en la puerta y entró Trish con dos tazas de café. Pasó a Zayn la primera y tendió la otra a Mercer.

—Gracias —musitó Zayn.

Mercer no se molestó.

—¿Dónde se hospeda? —preguntó cuando se quedaron solos.

Zayn se recostó en el sillón y cruzó las piernas con indolencia.

—Tengo una casa en Guntersville, cerca del lago —dijo con tono perezoso y distante—. La compré hace unos años. Yo no había venido nunca, pero se la he prestado a varios ejecutivos y todos regresaban hablando de lo mucho que pescaban. Así que pensé que había llegado el momento

de averiguar si era verdad.

—Creo que es un buen lago —repuso Mercer con cortesía.

—Lo veremos —sonrió Zayn—. Parece un lugar tranquilo. Justo lo que me recetó el médico.

—¿El médico?

—Presión arterial alta. Estrés —Zayn se encogió de hombros—. Me siento bien, pero el médico insistió en que necesitaba unas largas vacaciones y este parecía el lugar ideal para combatir el estrés.

—Eso seguro —dijo Mercer.

—No sé cuánto me quedaré —prosiguió otro con indiferencia—. Pero no apareceré continuamente por aquí. Se supone que debo olvidar el trabajo.

—Nos alegraremos de verlo siempre que quiera, pero debería hacer caso al médico. Ya que está aquí, ¿quiere que le muestre esto? Aunque no hay mucho que ver, claro, aparte de programadores y ordenadores.

Zayn miró su reloj, como si tuviera que ir a algún sitio.

—Creo que tengo tiempo, si no es mucha molestia.

—En absoluto —Mercer estaba ya en pie, ansioso por terminar la gira y perderlo de vista.

Zayn pensó que, aunque no hubiera sabido nada de él, le habría caído mal. Había algo arrogante en él. Intentaba disimularlo, pero se creía más listo que nadie y se notaba su desprecio.

¿Trataba a _____ con la misma actitud?

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora