Capitulo 17

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Parecía dispuesta a salir corriendo. Zayn, para calmarla, retrocedió unos pasos y relajó las manos a los costados. Sus ojos brillaban con ironía.

—Eres una mujer encantadora. ¿Te sorprende que me sienta atraído por ti? En cuanto a lo que quiero de ti, estábamos tan cerca que supongo que la respuesta es evidente.

____ siguió mirándolo con aire sombrío, intentando ver lo que había bajo sus palabras irónicas.

Era muy sofisticado, pero usaba aquello como un escudo para esconder al hombre auténtico, al que la había besado con pasión fiera. Era un hombre de muchas capas, con motivos complejos y desconocidos. Sí, ella lo atraía como él a ella. Sería tonto negar su participación. Pero también tenía la impresión de que la estudiaba, manipulaba de un modo sutil. Desde el principio había captado su determinación de introducirse en su vida y eso era justamente lo que hacía. Fueran cuales fueran sus motivos, iban más allá de la atracción física.

—Yo no me acuesto con cualquiera —dijo.

El hombre estuvo a punto de sonreír. Fue más una expresión de los ojos que de la boca.

—Querida, prometo que no soy cualquiera —repuso—. ¿Sales con alguien?

—No.

No lo sorprendió que negara cualquier relación con Mercer.

—Entonces no hay problema, ¿verdad? No me digas que yo no te atraigo también a ti.

La mujer levantó la barbilla con ojos brillantes.

—Ese guante de terciopelo oculta un puño de hierro, ¿verdad? —comentó con voz neutral— . No, no voy a decir que no me atraes.

—Puedo ser decidido cuando quiero algo... o a alguien —repuso él.

La mujer hizo un movimiento abrupto, como si estuviera cansada de aquella justa verbal.

—Me he expresado mal. Yo no tengo aventuras.

—Sabia decisión, pero demasiado restrictiva en este caso —se acercó y ella no se retiró.

Tomó el rostro de ella con una mano—. No te forzaré —murmuró—. Pero serás mía.

—Si no usas la fuerza, ¿cómo piensas conseguirlo? —preguntó ella.

El hombre enarcó las cejas.

—¿Crees que debería contártelo?

—Sí.

—Una idea interesante, pero no creo que la siga —rozó el labio inferior de ella con el pulgar—. Por ahora será mejor volver al puerto. Tú tienes un negocio que atender y yo un barco que anclar.

Dejó caer la mano y ____ se volvió aliviada, como si acabaran de liberarla de un campo de fuerza magnética. Le cosquilleaba el rostro donde la había tocado y recordaba la sensación eléctrica que la atravesó cuando le acarició el pecho. Su atrevimiento sugería gran experiencia y seguridad

en sí mismo, lo cual la colocaba en desventaja.

De regreso al muelle guardaron los dos silencio.

El barco de Zayn, un yate rápido, de seis metros, seguía donde lo dejó, enganchado a un Jeep negro. La joven entró en la oficina y Craig levantó la mirada de la revista deportiva que leía.

—¿Va todo bien? —preguntó—. Los chicos dicen que Jason casi se ahoga.

—Tiene una conmoción, pero irá a casa mañana —repuso ella—. Gracias por venir. Siento haberte estropeado el día.

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora