Capitulo 14

39 0 0
                                    

—Sentaos —dijo—. Voy a buscar café para nosotros. ¿Qué quieres tú, querida? —Preguntó a la niña—. ¿Un refresco?

Paige asintió y luego negó con la cabeza.

—¿Puedo tomar café, tía? —susurró—. Tengo frío. O quizá cacao caliente.

____ asintió y Zayn se acercó a la máquina. La joven rodeó a Paige con el brazo y la atrajo hacia sí, sabedora de que la chica se había llevado un buen susto.

—No te preocupes, tesoro. Jason estará en casa mañana quejándose del dolor de cabeza y volviéndote loca.

Paige reprimió las lágrimas.

—Lo sé. Y seguro que mañana me enfado con él, pero ahora quiero que se ponga bien.

—Se pondrá bien. Te lo prometo.

Volvió Zayn con dos vasos de café y uno de cacao caliente. Los repartió y se instaló al otro lado de ____. La joven probó el café y notó que tenía mucho azúcar. Miró a Zayn, que observaba su reacción.

—Bébetelo —dijo—. Tú también estás un poco en shock.

____ obedeció sin protestar. La ropa mojada resultaba bastante fría con el airé acondicionado del hospital y apenas pudo reprimir un escalofrío. Pensó que él también tendría que sentir frío, pero no era así. Su brazo tocaba el de ella e irradiaba calor a través de la ropa mojada.

Captó al parecer el débil escalofrío de ella.

—Te traeré una manta —dijo levantándose.

La mujer lo vio acercarse al mostrador y hablar con una enfermera. Medio minuto después volvía con una manta en las manos. ___ pensó que tenía un aire innato de mando. Una mirada a sus ojos mieles de hielo y la gente se apresuraba a hacer su voluntad.

La inclinó para pasarle la manta alrededor y ella se dejó hacer. Estaba acabando cuando se abrió la puerta y entró su humana Rebecca con aire tenso y asustado. Al verlas, se acercó a ellas.

—¿Qué ha pasado? —preguntó.

—Lo están atendiendo —repuso Zayn con voz profunda y tranquilizadora—. Le darán unos puntos en la parte de atrás de la cabeza y seguramente lo retengan esta noche en observación, pero son heridas menores.

Rebecca lo miró.

—¿Quién es usted? —preguntó con brusquedad.

—Es Zayn Malik —dijo ___, esforzándose por parecer tranquila—. Nos sacó a Jason y a mí del agua. Señor Malik, ella es mi hermana, Rebecca Wood.

Rebecca miró la ropa mojada de Zayn y el rostro pálido de su hermana.

—Voy a ver cómo está Jason —comentó—. Luego quiero saber qué ha pasado exactamente —se acercó al mostrador de enfermeras para decir quién era y la llevaron a la sala donde estaba Jason.

Zayn volvió a sentarse.

—¿En qué cuerpo del ejército sirvió tu hermana? —preguntó.

Paige soltó una risita nerviosa.

—Creo que se llama maternidad —repuso ____—. Empezó a practicar conmigo a una edad temprana.

—Es la mayor, supongo.

—Cinco años.

—O sea, que siempre has sido su hermanita.

—No me importa.

—Supongo que no. Bébete el café —le dijo. Acercó la taza a sus labios.

____ bebió y lo miró con curiosidad.

—A usted tampoco se le da mal hacer de madre.

Zayn sonrió.

—Sé cuidar de los míos —repuso. Sus palabras implicaban una amenaza sutil... y una advertencia.

_____ no mordió el anzuelo. Se hundió en la silla y clavó la vista al frente. El accidente de Jason le había traído muchos recuerdos.

En ese momento solo deseaba meterse en la cama, taparse con la sábana hasta la cabeza y alejarse del mundo hasta que se sintiera capaz de volver a él. Cuando se sintiera bien, se preocuparía del modo gentil pero firme en que Zayn se había hecho cargo de todo.

Guardaron silencio hasta que Rebecca se reunió con ellos.

—Se quedará aquí esta noche —dijo—. Tiene una conmoción leve y le han dado diez puntos. No quiere decirme qué ha pasado. ¿Qué es lo que intenta ocultarme?

___ vaciló, lo que dio tiempo a que se adelantara Paige.

—Estaba haciendo el tonto en el muelle con Scott, Jeff y Patrick. La tía les gritó que se estuvieran quietos, pero no hicieron caso. Jason empujó a Patrick y este le devolvió el empujón; Jason se cayó y se dio con la cabeza en el borde al caer al agua. La tía se lanzó detrás de él y no salía a la superficie y el señor Malik intentó encontrarlos a los dos. Luego salió la tía ___ y tenía a Jason y el señor Malik los empujó a los dos al muelle. Y Jason no respiraba, mamá, y la tía casi se ahogan también y el señor Malik le hizo la respiración artificial a Jason y entonces este empezó a toser y a vomitar y llegó la ambulancia. La había llamado yo —terminó con prisa.

Rebecca parecía sorprendida por el torrente de palabras que había soltado su callada hija, pero el miedo era aún palpable en ellas. Se sentó a su lado y la abrazó.

—Lo has hecho muy bien —le dijo. Paige suspiró con alivio.

Rebecca observó el rostro pálido de su hermana.

—Está bien —dijo—. Al menos por el momento. Cuando se recupere, lo mataré yo. O mejor aún, creo que lo castigaré sin salir todo el verano y luego lo mataré.

____ consiguió sonreír.

—Si sobrevive a todo eso, yo también quiero hacerle algo.

—Trato hecho. Y ahora vete a casa y quítate esa ropa mojada. Tienes peor aspecto que Jason.

La sonrisa salió con más facilidad esa vez.

—Vaya, gracias —musitó.

—Yo me encargo de ella —intervino Zayn, levantándose. La joven quería protestar, pero era demasiado esfuerzo. Consiguió despedirse de Rebecca y Paige y se dejó llevar hasta el coche. El sol de la tarde cayó sobre su ropa mojada y se estremeció de placer.

Zayn la abrazó por la cintura.

—¿Sigues teniendo frío?

—No, estoy bien —musitó ella—. Me gusta el calor.

El hombre abrió la puerta del coche y la sentó en el asiento. La fuerza de sus manos y la facilidad con que la levantaba en vilo la hicieron estremecer de nuevo. Cerró los ojos y apoyó la cabeza en la ventanilla, tanto por cansancio como por ganas de distanciarse de él.

—No puedes dormirte —dijo Zayn, divertido—. Tienes que indicarme cómo ir a tu casa.

____ se forzó a abrir los ojos e indicarle el camino. Tardaron menos de un cuarto de hora en llegar a su casa. Salió del vehículo, reacia a invitarlo a entrar pero aceptando lo inevitable. Lo mejor sería ducharse y cambiarse lo antes posible.

Zayn entró justo detrás de ella.

—Siéntese —dijo la joven; avanzó hacia el baño—. Salgo en quince minutos.

—Estoy muy mojado para sentarme —musitó él—. Pero tómate el tiempo que quieras. Saldré al porche si no te importa.

—Claro que no —sonrió sin mirarlo y huyó a la intimidad de su habitación.

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora