Capitulo 22

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Zayn no tenía intención de ver a ____ aquel día. Era un estratega experto en la eterna batalla entre hombres y mujeres; después de su persecución decidida, ella esperaría que llamara o se pasara por el puerto, y la falta de contacto la descolocaría un poco, debilitando aún más sus defensas. Pensaba a menudo que la seducción se parecía al ajedrez, aquel que llevaba la iniciativa era el que controlaba el juego.

Y él controlaba la seducción. En eso eran infalibles sus instintos. Podía llevarle semanas, pero ____ acabaría en su cama. Y no mucho después, acabaría con aquel lío. Mercer y ____ serían detenidos y él volvería a Nueva York.

Y por supuesto, el problema era ese. Que no quería a ____ en la cárcel. Cuando se desplazó allí estaba furioso, decidido a encerrarlos a los dos mucho tiempo. Pero eso era antes de conocerla y probar su dulzura. Antes de ver la tristeza subyacente en sus ojos dorados y de preguntarse si él la intensificaría aún más. Aquella idea lo ponía incómodo.

¿Era culpable? Al principio estaba convencido de ello, ahora ya no. Siempre había pensado que las personas que se dedicaban al espionaje, que traicionaban a su propio país, eran los seres más fríos del mundo. Carecían de la profundidad de sentimiento que tenían otros. Aquella insensibilidad no resultaba evidente en _____; en todo caso, se diría que sentía demasiado.

No vaciló en lanzarse al agua detrás de Jason. Eso en sí mismo no era extraño; muchos desconocidos habrían hecho lo mismo, cuanto más un pariente. Pero pasó demasiado tiempo bajo el agua, aun sabiendo el peligro que corría. Había estado dispuesta a morir antes que soltar al chico y salvarse sola. Solo pensarlo le causaba una sensación de frío en los brazos.

Y solo una persona de grandes sentimientos podía hacer ese tipo de sacrificio.

Se levantó, apoyó los brazos en la barandilla y miró el agua azul del río. Había poca brisa y la superficie estaba tranquila. Pero aquel río, por tranquilo que pareciera, había estado a punto de llevarse la vida de ____.

Se estremeció. Miró su reloj; era poco después de mediodía. La joven habría vuelto ya al muelle y él no tardaría en tener noticias de la persona que seguía todos sus movimientos.

En aquel momento sonó el teléfono y entró en la casa a contestar.

—Esta mañana ha ido a Huntsville —informó una voz femenina—. Su destino era un edificio de oficinas. Se cerró el ascensor antes de que yo pudiera entrar, así que no sé dónde ha ido. Ha tardado una hora y veinte minutos en volver al vestíbulo. Ha ido a su casa, se ha cambiado de ropa y ha salido hacia el puerto. Mercer ha estado todo ese tiempo en su despacho de PowerNet y no ha recibido llamadas. No ha habido ningún contacto entre ellos.

—¿Qué oficinas hay en ese edificio?

—Dos agencias de seguros, una inmobiliaria, cuatro doctores, cuatro abogados, tres dentistas, una compañía de empleo temporal y dos empresas de programación.

—Averigua adónde ha ido. Empieza por las empresas de programación.

—Sí, señor.

Zayn colgó con un juramento. ¿Por qué no podía pasar _____ la mañana de compras o pagando facturas?

Quería verla. Quería llevarla a un lugar oculto y encerrarla allí hasta que pasara aquel lío.

Quería hacerle el amor hasta someterla por completo. La violencia de todos esos anhelos le era extraña, pero no podía negarla. Esa mujer le producía un efecto que no había tenido con ninguna otra.

Lanzó una maldición. Se vistió con rapidez, salió de la casa y subió al Jeep negro. Si quería verla, la vería.

Virgil había ido otra vez de visita. Decía que su rodilla estaba mejor y ciertamente caminaba con menos esfuerzo. El día resultaba ajetreado, con clientes entrando y saliendo regularmente, y el anciano había pasado el tiempo con viejos amigos y conocidos.

_____ cobraba un refresco y un paquete de galletas saladas a un pescador cuando se abrió la puerta.

Supo que era Zayn sin necesidad de mirar. Le cosquilleaba la piel y sintió un momento de pánico.

Cuando terminó de atender al cliente, se permitió mirarlo mientras él se presentaba a Virgil, que lo recordaba perfectamente. Al anciano se le pasaban pocas cosas.

Zayn llevaba vaqueros y una camisa blanca de algodón. Una gorra de béisbol cubría su pelo moreno, y en la mano llevaba unas gafas de sol. A ______ le latió con fuerza el corazón; incluso con aquel atuendo, había algo elegante y peligroso en él. Los vaqueros estaban desgastados y viejos y parecía tan cómodo con ellos como con camisas de seda.

La tocó en el brazo y fue como un chispazo eléctrico.

—Voy a sacar el barco— un rato y echar un vistazo al río —dijo.

—¿Has contratado un guía? —preguntó ella.

—No, pero el cauce del río está señalado, ¿verdad?

—Sí. Si no exploras fuera del cauce, no tendrás problemas. 

Te daré un mapa.

—Vale —miró a Virgil pensativamente—. ¿Le gustaría guiarme por el lago, señor Dodd? Es decir, si no tiene otros planes.

El viejo soltó una risita. Sus ojos brillaban de entusiasmo.

—¿Planes? —se burló—. Tengo noventa y tres años. ¿Quién hace planes a mi edad? Puedo dejar de respirar en cualquier momento.

Zayn lo miró divertido.

—Estoy dispuesto a correr el riesgo, pero le advierto que un cadáver en el barco resultaría muy molesto.

Virgil se levantó de la mecedora.

—Le diré una cosa, hijo. Aunque solo sea para pagarle el placer de volver a subir a un barco, haré todo lo que pueda para que no tenga que llamar al forense.

—Trato hecho.

____ movió la cabeza y sonrió a Virgil.

—Tened cuidado los dos —dijo—. Virgil, no olvides ponerte la gorra.

—No lo haré. ¿Crees que soy tan tonto como para salir sin algo en la cabeza?

—Acercaré el brazo —dijo Zayn. Se detuvo al llegar a la puerta y volvió hasta ella—. Olvidaba algo.

—¿Qué?

El hombre bajó la cabeza y la besó en la boca con pasión.

—Eso —murmuró.

La mujer oyó la risa de Virgil y vio las miradas de interés que les lanzaban dos clientes que examinaban los cebos y anzuelos. Se sonrojó y bajó la vista.

Virgil le dio una palmadita en el brazo, sonriente.

—Me han dicho que ese joven os ayudó mucho el otro día cuando el chico de Becky se cayó al agua.

_____ carraspeó.

—Sí. Si no llega a estar él, es probable que Jason y yo nos hubiéramos ahogado.

—Tiene buenos reflejos, ¿eh?

La joven se sonrojó de nuevo e hizo señas a Virgil de que se marchara. ¿Por qué narices tenía que besarla en público?

Miró alejarse por la ventana el pequeño yate negro, cuyo motor rugía con fuerza. Comprendió de repente lo poco que sabía de Zayn Malik. ¿Cómo se ganaba la vida? Sabía que debía tener dinero para poder permitirse comprar una casa y un barco. ¿De dónde era? ¿Tenía familia, estaba casado o lo había estado? No sabía nada de él.

Y sin embargo, en cierto modo, lo conocía. Era complicado, un hombre que mantenía una distancia sutil pero constante entre los demás y él. Posiblemente mucha gente lo consideraba controlado y frío; _____ estaba de acuerdo en lo de controlado, pero su control ocultaba una ferocidad

que la asustaba, aunque también se correspondía con su propio fuego interior. Era despiadado, mandón, y había visto, casi enseguida, cuánto le apetecía a un anciano volver a dar una vuelta por su río.

Y ella nunca se había sentido tan atraída por ningún hombre.

Con Matt fue diferente. Crecieron juntos... estaban en la misma clase en el instituto. Lo conocía tan bien como a sí misma; eran como las dos mitades de un todo. El amor surgió de modo gradual y sereno, como la llama de una vela. Zayn... Zayn era un infierno, y el fuego entre ellos podía convertirla en cenizas.

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora