Capitulo 25

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Cuando ____ metió la lancha en su sitio habitual, Zayn estaba de pie en el muelle. Llevaba unas gafas de sol que ocultaban sus ojos por completo, pero ella no necesitaba verlos para saber que estaban helados de rabia. Tal vez fue lo contenido de sus movimientos lo que la alertó sobre su mal humor. Sintió un escalofrío a pesar del calor.

Ató la lancha y saltó al muelle.

—¿Ha disfrutado Virgil? —preguntó, avanzando hacia la tienda. En aquel momento tenía otras preocupaciones que lidiar con su mal humor. Oía el rugido de una lancha que se acercaba y podía ser o no la de Mercer, pero ella no quería correr riesgos. Cuando él llegara, quería estar dentro de la tienda trabajando como de costumbre.

—Un momento —dijo el hombre.

—Más tarde —repuso ella, corriendo hacia la puerta.

Zayn la siguió de cerca, pero no tuvo ocasión de decir nada. Virgil la había visto y se acercaba también. Zayn controló su rabia y frustración lo mejor que pudo.

El viejo suspiró de placer al sentir el aire acondicionado.

—Me he vuelto blando con los años —musitó—. Antes no me molestaba el calor.

—Antes no había aire acondicionado, así que daba igual que te molestara —sonrió ___.

El anciano se sentó en la mecedora.

—Soy un blando —repitió.

La mujer se acercó a la máquina de bebidas y sacó tres botellas de Coca Cola.. Dio una a Zayn, otra a Virgil y se bebió la tercera de un trago largo.

Se acercaba una lancha. Vio enseguida que se trataba de la de Mercer. Sabía que la había visto, pero no creía que la hubiera reconocido.

Zayn apoyó una cadera en el mostrador y bebió de la botella. Su expresión no delataba nada, pero ella tenía la impresión de que se hallaba expectante. ¿Hasta que pudieran hablar? No, era algo más inmediato.

Observó a Mercer atar la lancha y andar por el muelle con la caja de pesca en una mano y la caña en la otra. Se abrió la puerta y entró en la tienda lleno de satisfacción consigo mismo.

—Nada hoy, encanto —dijo—. Tal vez tendría más suerte si me acompañaras tú. ¿Qué me dices?

—No me gusta pescar —mintió ella, lo que hizo que Virgil estuviera a punto de atragantarse con la bebida.

Zayn estaba de espaldas a Mercer. Se volvió hacia él.

—Hola, Landon —dijo con frialdad—. A mí me gustaría acompañarte la próxima vez que te tomes la tarde libre.

A ____ le sorprendió que lo llamara por su nombre de pila. ¿De qué lo conocía?

Mercer, por su parte, se puso pálido. —Se... señor Malik —tartamudeó—. Ah...¿cómo...? ¿Qué hace aquí?

Zayn enarcó las cejas con sorna. ____ vio que Mercer estaba realmente sorprendido de verlo allí y eso hizo que se relajara. No sabía qué relación los unía, pero no parecía su cómplice.

—Este lugar tiene sus atractivos —repuso Zayn.

La mujer se ruborizó. Mercer pareció aún más sorprendido.

—Oh —murmuró—. Sí, claro —consiguió recuperarse un tanto y sonreír—. Se hace tarde. Tengo que irme. Llámeme cuando esté libre, señor Malik, y jugaremos al golf.

—0 iremos de pesca —sugirió Zayn.

—Ah... sí. Sí, lo haremos. Cuando quiera —dejó las llaves de la lancha en el mostrador y salió rápidamente.

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora