Capítulo 8

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Megan

Desperté y miré la hora. Eran las 5 de la madrugada.
No podía dormir, tengo que dejar de tomar café a la noche.
En fin me levanté, me vestí, tome mis auriculares y salí de la casa.
Coloque los auriculares en mis oídos y me fui a sentar a la plaza de la vuelta.

Si había algo que me gustaba era estar sola de noche en un lugar tranquilo

Como era de madrugada todavía estaba oscuro.
En un momento logro visualizar dos figuras a lo lejos, no le di importancia y subí un poco más el volumen de la música y cerré mis ojos.

Por un momento logro sentir un tacto en mi rodilla. Abro los ojos y me encuentro con una mano desconocida sobre ella, intuitivamente me incorpore pero otro cuerpo me empuja haciendo que vuelta a sentarme y que mi celular choque contra el piso junto con los auriculares.

— ¿Que hace una joven tan bonita sola? —dijo el hombre de unos cuarenta años que estaba sentado a mi lado. Tocandome la mejilla. Pude notar que estaban tomados

— ¡No me toques! —dije sacando su mano de mi mejilla

— Oye, tranquila. ¿No te enseñaron que a los mayores se los respeta? —dijo el que estaba parado y que anteriormente me había empujado.

Me levanté e intente irme a mi casa pero al hacer un paso me agarraron.

— Vamos al callejón, está a unos cuantos pasos de aquí —le dijo el que hace unos minutos estaba sentado

Nunca jamás en mi vida me he sentido tan asustada. Tengo mucho miedo. Demaciado.
Me miran de una forma rara y por más que forcejeo no puedo soltarme.

— ¡No! Suelteme o les juro que grito.

— nadie te va a escuchar...

Grito lo más fuerte que me dieron los pulmones y logró ver qué la luz de una casa de enciende y no de cualquier casa.
Sino la de mi vecino sexi, el hermoso chico de ojos azu...

No es momento de pensar en eso.

Volviendo a la realidad empecé a Gritar a todo pulmón su nombre en busca de auxilio

— ¡NICOLÁS! AYUDAAAA

— SUFICIENTE —dijo uno de los hombres y estampó su mano en mi mejilla, logrando tirarme al suelo y haciendo que se me partiera el labio inferior— YO ME VOY. NO TENGO PORQUE SOPORTAR A ESTA MUCHACHA

El otro hombre se tiró sobre mi y empezó a besarme el cuello provocandome náuseas. Las lágrimas no tardaron en llegar y mi vista de empezó a nublar

— No, por favor, se lo suplico... —dije ya llorando

— Tranquila bonita, será rápido.

El hombre empezó a jugar con el cinto de su pantalón intentando desabrochar.

— ¡NO! ¡SUÉLTAME!

— ¡DIJO QUE LA SUELTES IDIOTA! —esa voz hizo que un alivio recorra mi cuerpo

El hombre se levantó, y Nicolas empezó a pegarle, cuando el hombre cayo al suelo, esté se subió encima y empezó a golpearlo. Tenía sangre en sus nudillos y entonces reaccionó... Lo va a matar.

— Nicolás para. —pero el seguía pegándole— por favor, lo vas a matar. —pero el seguia proporcionadole golpes— no vale la pena que te ensucies las manos con él.

Pareció reaccionar ya que dejó de pegarle y empezó a respirar muy agitadamente.
Entonces se paro y se acercó a mi, tomando con sus dos grandes manos mi rostro.

Enamorándome de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora