Capítulo 12

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Megan

Aburrido.
Eso es lo que pasa cuando no estoy con Mía, me aburro.

Resulta que mi amiga cogió un resfriado hace dos semanas.
Y como buen novio Gustavo a estado faltando a clases para estar con ella.

La verdad es que Gustavo a pesar de ser un idiota es muy buen Novio, nunca jamás me he enterado de alguna infidelidad hacia Mía. Y siempre lo he escuchado tratarla con respeto, Además nunca le he visto a mi amiga con un moretón o algo por el estilo, a excepción por los chupones.

Aunque en ese caso es más en Gustavo. Cuando se lo propone, Mía puede convertirse en toda una vampira.
Pero si algo de eso pasara, se que Mía no se lo perdonaría.

Ella es una chica con carácter, es fuerte, y puede mandarte a la mierda sin previo aviso. Pero también es alguien muy cariñosa y sensible en algunas ocasiones.

Mi madre y su madre se solían juntar, pero ahora por trabajo se han visto muy pocas veces.

Ahora estaba en La cafetería con Alexander

— ¿Quieres que a la salida te lleve a tu casa? —pregunto

— Ok

— ¿Estás bien?

— Si, solo extraño a Mia —admiti— hoy en la tarde iré a verla.

— Está bien, nos vemos en la salida —me dió un pequeño beso y se fue.

Me dirigí hacia los casilleros y guarde los cuadernos, ya que era última Hora y tenía Teatro.

En eso la puerta de mi casillero se cerró haciendo que pegue un grito ahogado seguido de un salto.

— Hola ojitos

— ¿Nicolás, puedes dejar de hacer eso?

— ¿Puedes dejar de fingir que quieres a  Alexander?

— No.. —no me dejó terminar, ya que me interrumpió

— Entonces no.

— No, porque no estoy fingiendo nada. —como odio mentir.

— Mírame —no no no— Mírame— insistió, entonces lo miré ¡Qué ojos!— ahora dime a los ojos que no estás fingiendo ser su novia

— No estoy fingiendo ser su novia... —sono más como pregunta que como afirmación.

— Lo sabía

— ¡Yo sí lo quiero!

— pff si, seguro —dijo irónicamente mientras se diría al salón

— ¡Qué si!

— Que no

— ¡Qué si!

— Que no

— ¡Qué si!

— Que no

— ¡Qué si!

— Que si

— ¡Qué no!

— Lo sabía —mierda.

— No sé vale. Tu me hiciste confundir —me justifique

— Entonces admites que te confundo

— ¡Yo nunca dije eso!

— Señorita Wilson y señor Smith, pueden dejar de hacer la típica Pelea de novios e ingresar al salón —dijo el profesor.

Nicolás me miró y levanto las cejas mutuamente. Entonces hizo un ademán con la mano..

— Adelante, mi amor.. —dijo

Enamorándome de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora