Capítulo 36

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Megan

Podía ver en la cara de los chicos algo de ¿Tristeza?
No lo sé, pero sus ojos no brillaban.

— ¡Vamos a mi casa! —dijo Nicolás

Ellos simplemente asienten.
Mi cabeza está dando vueltas. ¿Porque bese a Nicolás? ¿Porque mi mejor amiga y su novio están aquí? ¿Porque sus caras?
Miro disimuladamente a Mía.
Cuando se da cuenta de que la estoy mirando se empieza a pasar la mano derecha discretamente por el ojo.

No tengo años de Amistad al Pepe.

Ella hace eso cuando algo anda MUY mal. Ya que le pican los ojos porque quiere llorar.

Fruncí el seño y fuimos a la casa de Nicolás. Cuando íbamos caminando al estacionamiento, Algo rozó mi mano, miro a mi lado y Nicolás intentaba tomarla
Una vez que lo hizo, bruscamente la aparte y me metí las manos en los bolsillos.

Subimos al auto y fuimos a su casa.
Al llegar nos sentamos en los sillones que se encuentran en la sala.
Digamos que casi me caigo, y que Gustavo no dijera nada me estaba poniendo más que nerviosa.

Una mujer de unos 50 años llegó a nosotros con una taza de té.

— Entonces... ¿Qué andan haciendo por aquí? —preguntó Nicolás

Ellos estaban por contestar y estoy segura que con algo estúpido como "nada, te vinimos a ver" "estamos de paseo" entonces me apresure a hablar

— Ok ¿Qué pasa? —todos me miraron— a mi no me pueden engañar, algo está pasando y no lo quieren decir, o no saben cómo.

— Esta bien —Dijo Mía— es algo para Nicolás.

— ¿Qué pasa? —dijo Nicolás, ya un poco preocupado. Parándose en su lugar

— Amigo, tienes que ser fuerte. —dijo Gustavo.

Ok, ahora fue mi turno de pararme.

— ¿Qué sucede? —pregunte 

— Nicolás... Se trata de tu madre —dijo Mía

Mi corazón de detuvo por un momento. Mi suegra, acostumbre a llamarla así.
Por Dios, mi respiración se aceleró.
Mire a Nicolás, estaba sentado en con la cabeza mirando hacia abajo.

— Está en el hospital y quiere que la vayas a ver. —dijo Gustavo. Y luego me miró a mi— e igual tú.

Rápidamente agarré mi bolso y salí corriendo hacia en hospital. Pero cuando estaba por cruzar la puerta de la casa una mano me tomo por el brazo.

— Espera, vamos en mi auto —dijo Nicolás

— No es necesario —dije

— Lo hacemos por las buenas o por las malas. Y no creo que te guste que te lleve alzando hasta el auto

— No lo harías, debo irme

¿Tan liviana soy? Me cargó como una bolsa de papas. Le pegaba en su espalda, pero mis golpes parecían un cosquilleo para él.
Fui todo el camino mirando su espalda. En realidad en la mitad me dispuse a mirar su trasero. Me olvidé que tenía un gran trasero.

Me subió al auto y paso por en frente mío para prender el cinturón. Pero se quedó unos 10 segundos de más

— ¿Te estás quedando para oler mi perfume o que? —dije

Se hecho hacia atrás y lo mire a los ojos. Extrañe esos ojos Azules. Dios.

— Y yo extrañe tu perfume, olor a vainilla.

No pienses en voz alta, idiota.

Llegamos al hospital y fuimos corriendo a la sala que nos indico la recepcionista.
Al llegar mire a mi suegra.
Estaba enchufada a varias máquinas. Pero ella estaba intacta, su belleza y diversión estaban plasmada en su cara.
Ambos entramos y ella se sacó el oxígeno

— No me miren así —dijo— estoy muriendo, no siento torturada frente a sus ojos.

— Mamá... —dijo Nicolás

— Chicos, no le tengo miedo a la muerte, ni nada por el estilo. Es más, me alegro que al menos por causa de mi enfermedad pude juntarlos. Quiero hablar con ustedes. —Tomo una respiración— Yo se que tu Querida, estás enamorada de mi hijo, tus ojos brillan cuando lo vez. Eres ya toda una mujer, alguien admirable. Y tu hijo —ahogó un sollozo— eres un hombre hecho y derecho. Alejate de tu padre o se más inteligente que él. No es bueno para ti.

— Mamá, yo...

— Solo quiero que me prometas que te alejaras de tu padre y lucharas por ti y Megan. Ella es una chica que vale la pena.

— Lo prometo. Y con respecto a Megan —me miro— haré lo posible.

Me sonrió de lado y ahora fui yo quien lo tomé de la mano, me abrace a su brazo y apoye me cabeza en su hombro mientras las lágrimas caían por mis mejillas.

— Los amo Niños. —dijo con una sonrisa.

Entonces me puse a pensar. Cuando ella llegó a mi casa diciéndome que vaya por Nicolás, era porque sabía que estaba mal... Y que iba a...

— ¿Mamá? —preguntó Nicolás

El ensordecedor sonido de la máquina llegó a mis oídos.
Lágrimas empezaron a salir.
Médicos entraron rápidamente a revisarla.

Y a empujones nos sacaron de ahí

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¿Como están?

¿Se estaban un capítulo así?

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Besos desde Argentina 💞😘

Enamorándome de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora