—Entonces... ¿Kushina se lo tomó así de mal?— preguntó la azabache.
—Sí...Vamos a ir a verla, ¿cierto?
—Si es que todavía no me odia, sí...
—Entonces... Vamos, Mikoto.
—Sí, Mebuki.
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Sí, la odiaba, tanto que al verla le dio un enojo enorme.
Mebuki trató de separar a la pelirroja de la azabache. Lo cual fue literalmente difícil, pues, la pelirroja había sacado fuerzas de no quien sabe donde.
Ya hasta que al fin pudo separar a la Uzumaki de la Uchiha, esta trató de tranquilizarla junto con la Haruno.
Fue difícil al principio pero, poco a poco se comenzó a calmar. Kushina se disculpó con Mikoto por agredirla y luego con las dos por su comportamiento.
Mikoto le fue a hacer un té, y las otras dos, comenzaban a bajar las escaleras hacia la sala.
Cuando por fin estuvo el té, las tres se sentaron en los sillones y comenzaron a beberlo.
Kushina les empezó a contar todo lo que había pasado con Minato antes de que se fuera.
La verdad, a la Uzumaki y a la Haruno se les hizo extraño que Mikoto no se viera afectada por lo que estaba pasando en su matrimonio.
—¿Y tú?, ¿como estas Mikoto?— preguntó la pelirroja
—Estoy bien...— contestó con aquella sonrisa que tranquilizaba a todo mundo.
—Pero... ¿No estas afectada por lo de tu matrimonio? Sabes que puedes decirnos lo que sea— esta vez habló Mebuki.
Mikoto solo suspiró, luego sacó su celular para ver la hora y vio que ya era tarde, la pelea más el té habían llevado un tiempo.
Volvió a meter su celular a su bolso y vio en dirección a sus amigas que esperaban su respuesta.
—Tengo que irme...— se levantó de aquel sillón y fue acercándose a la puerta principal hasta abrirla.
—Pero... ¿Por qué?—
—Le prometí a Sasuke que hoy haríamos la comida juntos y ya es tarde, probablemente ya la comenzó a hacer.
Salió de la casa y sus dos amigas le siguieron, de repente se detuvo y volteó en dirección en donde estaban las otras dos.
—Kushina, se que esto no nos tiene que importar pero...
—¿Qué?— Kushina frunció su ceño.
—Habla con tu hijo, trata de llevarlo por un buen camino por que le esta haciendo daño a mi hijo.
—Pero...
—Sé que soy tu amiga, así que si me quieres hacer caso, hazlo. Sólo te pido que hables con él, para que nuestros hijos no tengan que pasar por lo que estamos pasando ahora.
—Mikoto...
—Hazlo, yo hablaré con Sasuke hoy... Durante todo el camino a tu casa estuve pensando el por qué Sasuke me había dicho de que si hoy podíamos cocinar juntos y ya supe el por qué...— se volvió a dar vuelta y siguió su camino —Adiós...
Y así, esa pequeña charla se había acabado.
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Sasuke ya estaba empezando a cocinar, se puso sus auriculares y subió la musica a todo volumen.
Cocinar lo hacia tranquilizarse y le hacia aclarar sus ideas.
Sino fuera por la cocina, probablemente Sasuke ya no soportaría tantas emociones en su vida.
Mikoto entraba apenas a la gran residencia Uchiha y lo vio ahí, cocinando como la primera vez.
Ese día se le había hecho muy especial tanto Sasuke como a Mikoto, pues ella había encontrado una nueva faceta en su hijo, por primera vez mostraba sus emociones.
Y para Sasuke, había sido el día donde supo como hablar con su madre.
—Ya regresé, ¿qué vamos a cocinar?— preguntó la azabache emocionada.
La única respuesta que recibió fue el silencio.
Sasuke estaba tan concentrado en aquella canción que hasta había dejado de cocinar. Sakura le había enviado el link de la canción con un pequeño mensaje.
"Escuchala, es una canción muy bonita. Naruto lloró, hasta parecía que te la estaba dedicando o que pensaba en ti en el momento que la estaba escuchando.
De hecho, no ha dejado de escucharla. "
Y ahí estaba, escuchándola, ahora parecía que él se la estaba dedicando al rubio.
Lo que decía la canción era algo que tal vez podría haberle dicho.
Mikoto vio como una lágrima salía de los ojos de su hijo, y como su mano temblaba con el cuchillo en mano.
Miraba hacia la nada, varios recuerdos pasaban por la mente del Uchiha conforme la canción se reproducía.
La azabache le quitó el cuchillo de la mano, y le quitó los auriculares haciendo que su hijo la viera.
Ella rápidamente lo abrazó, poniéndose de puntitas para poder abrazar bien al menor.
El azabache le correspondió el abrazo y, poco a poco, mas lágrimas comenzaron a salir.
Se sentaron en el suelo aun abrazados, el chico escondía su rostro en el cuello de su madre y trataba de que sus sollozos no se escucharan.
—Todo va a estar bien...—dijo acariciándole su cabeza
—Mamá... Lo extraño...— dijo sollozando.
—Lo sé, pequeño, lo sé...
—¿Por qué estoy así por él? ¿Por qué estoy sufriendo por él?
—Porque...— a Mikoto le dolía decirlo pues, ella pasaba por lo mismo, por lo que pequeñas lágrimas empezaban a salir. —Te enamoraste de él...
—Pero... Yo... Yo no quiero amarlo
—Yo tampoco...— susurró la mayor.
Y así se quedaron por un largo tiempo.
Ambos necesitaban un abrazo.
¿Por qué Mikoto no se veía tan destrozada como Kushina?
Porque Mikoto vio primero por la felicidad de sus hijos, no quería que sus hijos la vieran mal, que se preocuparan.
Para las madres y los padres, la prioridad son sus hijos. Nadie más va estar ahí para cuando ellos necesiten algo, nadie más que sus propios padres.
El lugar que ocupan los padres nunca nadie más lo podrá ocupar.
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Siiiii, ya pude actualizar.
Se me hizo un capitulo muy bonito.
Si les gusto denle una estrellita o dejen su hermoso comentario.
L@s quiero
Adiós
