11-Jensen

148 8 4
                                    

Si lo pienso bien, Gabe era muy bueno siendo yo.

Cuando llegó la cena bajamos al comedor, no me gusta que la comida entre en mi habitación. Aunque por lo que sabía de Gabe, si él iba a estar en mi cuerpo, la comida chatarra iba a inundar mi cuarto. Retomando el hilo, nos sentamos en la mesa y cada uno tomó una rebanada de pizza. Yo por supuesto tomé mi pizza de anchoas y la saboreé. Cielos... no recordaba lo buenas que eran la anchoas. Gracias a mi dieta, olvidé la pizza y las anchoas hace un par de años, pero... Creo que a Gabe no le importa mucho una dieta a base de no comer pizzas. Sé que esto no tiene mucho que ver, pero he notado que a pesar de lo mucho que Gabe coma, mantiene su cuerpo de forma decente. Creo que a él no le importará si me como otra rebanada.

Por otro lado, Gabe solo tomó una rebanada y hasta incluso no se comió el borde. Eso era un suceso del fin del mundo. Nunca me imaginé ver a Gabe dejando sobras. Aunque técnicamente, él es Jensen ahora, el tío de ultimo año al que todos quieren parecerse y con el que todas quieren salir. Creo que me sobrestiman más de lo que deberían.

-Recuerdo que solíamos pedir dos pizzas y te comías una de ellas tú solo, Jensen -le dijo mi primo Adam a Gabe -. Ahora ni siquiera puedes mirar la caja.

Sé que en el fondo Gabe quería comerse otra rebanada. Lo conozco, lo desea, y tampoco me molestaría que comiera otra. Supongo que se tomó muy en serio lo que le dije en tarde. No debí de ser tan duro con él. No quería ser malo. Creo que es un poco exagerado de mi parte pero durante estas pocas horas que he pasado con él, recordé lo mucho que le aprecio. No sé qué consecuencias pueda traer esto. Ahora que lo pienso, todos estos años que he estado alejado de él hicieron que ese cariño fraternal se convirtiera en algo mucho más poderoso.

-Bueno, primo, tengo que cuidar mi figura. Sabes que no puedo andar por ahí conquistando a nadie si no estoy en forma -Si no fuera yo el verdadero, diría que ese chico es el Jensen real. Mi pronóstico de adaptación no fue muy acertado.

-Creo que en el fondo Jensen quiere seguir tus pasos, Adam -admití para que Gabe supiera que decir.

Y es verdad. Cuando estaba en la secundaria, mi tío Adam era popular, fuerte, era mi ejemplo a seguir. No dejaba que nadie se metiera con él y defendía a los que sufrían. Por otra parte, yo era el chico al que molestaban, y tenía que esperar a que o mi tío o Gabe, aparecieran para defenderme. Aun así Gabe siempre terminaba recibiendo la paliza junto a mí. Pero el quedarme parado a recibir los golpes me cansó. Quería proteger a Gabe así como el me protegía siempre, sabía que mi tío no se quedaría allí para siempre, así que me prometí a mí mismo que me volvería fuerte y valiente.

Pero el tiempo pasó. Cambié. Las influencias condenaron mi amistad con Gabe. Conseguí nuevos amigos. Descuidé mí más valiosa amistad. Además, después de que descubriéramos que "eso", no tuve más opción que alejarme de su poco a poco, hasta que al final lo olvidé.

-Tienes razón, Gabe. -Por lo visto, podía entender las indirectas-. Solo quería proteger... -Gabe me vio directamente a los ojos. Esa mirada me hizo entender que Gabe si entendía porque cambié, y por lo visto, sufrió al ver que la razón nunca se cumplió-. Quería ser fuerte y aprender a valerme por mí mismo.

-Eso es bueno, Jensen. Pero espero que no hayas olvidado a tus viejos amigos, y si veo a Gabe aquí, es porque...

-No, tío Adam. Me alejé de ellos hace mucho, pero he decidido volver a intentar darle una oportunidad a mi vieja amistad con Gabe.

-Eso es bueno, Jensen. Tienes que entender que no puedes perder tus buenas amistades -advirtió el-. Tenedlo por seguro, y no dejéis que el pasado os arruine de nuevo. No podéis dejar que nada arruiné vuestros sueños, chicos. Ni siquiera "eso".

Eso.

Mi pierna comenzó a vibrar gracias a una llamada en el teléfono de Gabe. Lo saqué de mi bolsillo y miré la pantalla. Era la madre de Gabe.

-Disculpen, es mi madre. -Miré a Gabe. Quizás necesitaría un poco de ayuda.

Me levanté de la mesa, me dirigí al patio y tomé la llamada.

-Hola, madre.

Sabía que Analia, la madre de Gabe, era un poco sobreprotectora, así que esperaba un gran regaño de su parte

- ¡Gabriel Alexander Woods! -Gritó Analia desde el otro lado de la línea-. ¿Quién rayos te crees que eres? ¡Soy tu madre, me has tenido preocupada todo el día, ya te las verás conmigo cuando llegues a casa!

Gabe apareció mientras Analia seguía gritando.

Le hice señas. No sabía qué responder a su madre, pero él estaba tan nervioso y confundido como yo.

- ¡Gabe! -Volvió a llamarme-. ¡Como mínimo atrévete a responder!

-Lo siento, mamá. -Una disculpa era lo único que podía ofrecer-. Estoy en casa de un amigo y se me ha pasado la hora.

- ¿Qué amigo?

Gabe me hizo señas para que tapara la bocina del teléfono.

-No le mientas, dile que estás en tu casa... -Era un poco contradictorio el pedirme que no le mintiera a su madre, pues aun así no podía contarle la verdad del cambio-... y dile que te quedarás a dormir.

- ¿A dormir? -le pregunté un poco consternado-. No puedo quedarme a dormir, Adam se enfadará.

-Tu primo lo entenderá, Jensen -aseguró-. Solo hazlo.

Y lo hice.

-Jensen, mamá -respondí-. Estoy en casa de Jensen.

- ¿Jensen? -Preguntó, ya no se escuchaba molesta, es más, se oía un poco más impactada que molesta-. Creía que no os hablabais desde hace 3 años...

-Bueno, al parecer hemos decidido dar una nueva oportunidad a la amistad -confesé. No sé si Gabe estaba de acuerdo, pero por lo menos quería empezar con una pequeña amistad.

- ¿Pero...? -Comenzó Ana-. ¿Y "eso"?

Eso, de nuevo.

-Todo está bien, mamá -le aseguré-. "Eso" es algo de pasado. No debemos mortificarnos mucho más por aquello. -Era algo que nunca nos dejaría de perseguir-. Me quedaré a dormir hoy, ¿si mamá?

No dijo nada por unos segundos. Sabía que estaba en duda. Era tan duro para ella como para nosotros. Pero, si Ana me prohibía que pudiera quedarme a dormir, sería horrible para Gabe y para mí. Dormir en una casa desconocida con personas igual de desconocidas.

-Está bien, Gabe -dijo por fin-. Puedes quedarte a dormir con tu amigo. -Asentí a Gabe con una sonrisa, tratando de explicarle que su madre había aceptado a darme el permiso. Él lo entendió y suspiró aliviado-. Pero llámame antes de dormirte y cuando te levantes, y avísame si desayunaras bien...

-Sí, mamá -la interrumpí-. Te mantendré informada.

-De acuerdo, cuídate bien, hijo -se despidió-. Y recuerda tomar tus suplementos.

Sentí un poco de envidia. Desearía tener una madre como la de Jensen, que se preocupara por mí.

Pero en mi cabeza solo había espacio para la felicidad.

Tendría la oportunidad de dormir en compañía de ese chico, de Gabe.

Four Ways to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora