6-Jensen

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Foto: Adam

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Foto: Adam

Llegué a casa de mis padres junto a Gabe. El estacionó a Liza frente al porche.

Había algo muy extraño en casa. Se supone que no debería de haber nadie allí: mi padre estaba en un "viaje de negocios" en Polonia, mi madre debía de estar con sus "amigas" en New York, y mi hermano menor había salido de la ciudad en una excursión con su clase. Pero las luces estaban encendidas y siempre que salgo pongo el pasador a la puerta, pero esta vez estaba abierta.

No podía ser nadie de mi familia. Todos estaban de viaje, y no podían haber llegado o me hubiesen dicho. Como ya dije, mis padres, que solían ser un poco hipócritas, estaba con sus amantes. Bueno, a menos que... ¿sería posible?

Entramos en la casa. Me alegré al ver una maleta de viaje en medio de la entrada.

- ¿Vives con alguien? -Preguntó Gabe-. ¿Tus familiares no estaban por fuera?

-Están por fuera -le aseguré.

Me dirigí hacia las escaleras que dan a la primera planta. Realmente me debía de ver extraño. Los demás verían a un chico que por su propia conciencia, nunca entraría a esta casa pero que se la conocía totalmente, y que estaba siendo seguido por el chico que vivía allí, pero este no tenía ni idea de donde se encontraba, pues de otra manera nunca se habría atrevido a entrar en esa casa.

Y eso no me agradaba. Me refiero a que aunque Gabe no fuese para nada conocido por muchos en la preparatoria, creo que estaba comenzando a agradarme de nuevo y realmente me molestaba que después de "eso" se hubiese vuelto tan introvertido y solitario. Quería pasar más tiempo junto a él, aunque ahora que lo pienso, estoy pasando más tiempo de lo necesario con él, pues soy el.

Subimos lentamente para no hacer ningún ruido. Sabía quién estaba dentro de la casa, y si me veía, yo siendo Gabe, no le gustaría.

Al parecer Gabe se creía un espía, pero mi cuerpo era grande y no le permitía tanta facilidad de movimiento y sigilo como me permitía el suyo. Yo sí podría jugar a ser un espía, si tuviera 10 años, claro, pero por lo menos tengo el cuerpo pequeño

Cuando llegamos arriba, reinaba un total silencio, hasta que de pronto...

- ¿Jensen? -preguntó alguien desde la parte de abajo de las escaleras.
La sorpresa me sobresaltó.

Mi primo Adam estaba subiendo los peldaños junto con su maleta. Rayos. Sabía que estaba en la ciudad, pero no entiendo porque estaba aquí. Él había estado viviendo en Londres con mis abuelos. Esto arruinaba todo. Ahora iba comenzar a hacer preguntas que no quería responder, y que Gabe no sabría responder. Lo primero que quería hacer era entrenar a Gabe para que fuese como yo, pero tristemente no se pudo.

- ¿Jensen? -volvió a preguntar mi Adam. Le di un codazo a Gabe.

-Oh, ehhh... Hola, primo -respondió Gabe-. Pensé que estabas con mis tíos en Londres.

Todos conocían a Adam. Él se había graduado de la preparatoria hace un par de años, y mientras estuvo allí era el chico más popular y el más guapo, eso por supuesto hasta que llegué yo. Bueno, no. Yo comencé a ejercitarme unos meses antes de que él se graduara, y por supuesto, los músculos no aparecen en dos semanas. Él tenía 20 años, era castaño, de ojos azules, y es muy, muy sexy. Había sido admitido en una universidad de Londres, su ciudad natal, así que no entendía la razón de su presencia aquí.

-Sí, bueno... -estaba algo incómodo con la pregunta. Miró a Gabe y luego a mí. Desde su punto de vista, yo era Gabe Woods, y Gabe era Jensen Lee.

-Oh, él es Gabe -me presentó Gabe a Adam. Mintió, de alguna manera.

-Sí, se quién es -obvio, dijo Adam-. En fin, tengo cosas que hacer.

Desapareció al entrar en su cuarto. Estaba enojado de ver a Gabe en casa.

-O soy yo... -comenzó a decir Gabe-. O a tu tío no le caigo muy bien.

-No lo sé, sabes que después de "eso" ninguno de mis parientes te tiene en muy alta estima, -dije y lo guie hacia mi cuarto-. Pero lo hablaremos luego.

Mi dormitorio se encontraba arriba del todo, en el ático. Era una gran habitación que hizo a Gabe decir: Wow, al entrar. Las paredes eran blancas y azules y estaban decoradas con cuadros sobre el deporte, una cama King Size, dos estanterías repletas de libros de toda clase, una mesa de trabajo con una computadora, un espacio libre en el centro para hacer ejercicio y dos puertas, una que daba al cuarto de baño y otra al armario,

-Wow, otra vez -dijo Gabe-. ¿Te gusta leer?

Se puso a recorrer la habitación.

-Desde que era pequeño y no he parado nunca -expliqué.

Gabe buscaba algo por todo el cuarto, pero al ver que no estaba, se rindió.

- ¿Y el televisor y los videojuegos? -preguntó, extrañado.

¿Era eso lo que quería encontrar? Debí de haberlo sabido.

-Hay un par de aparatos en el cuarto de mi hermano y en el de mi tío Adam.

Gabe estaba totalmente extrañado.

- ¿Y el tuyo?

Sí que era tonto.

- ¿Crees que mi cuerpo se mantendrá jugando videojuegos todo el día?

Gabe se alzó la camisa y estudió el abdomen marcado de mi cuerpo, luego alzó la mía y estudió su abdomen plano.

-Pues yo lo hago, y mi cuerpo se mantiene. Pero claro, las chicas pensarían más en mí si fuera como tú... eh, verdad, lo soy. Te juro que disfrutaré de esta oportunidad.

No tomé enserio lo que decía y busqué mi álbum de fotos en el armario y volví al dormitorio.

- ¿Por qué siempre estás pensando en cosas sexuales? -le pregunté-. ¿No puedes pensar en algo diferente?

Gabe se encogió de hombros.

-¿Prefieres que te hable de esto o mejor te aburro hablando de ciencia y videojuegos? Tú decides -se sentó sobre mi cama-. Mejor cuéntame algo sobre mí.

Four Ways to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora