17-Jensen

103 6 0
                                    

Gabe era un idiota. El no entendía lo que me ocurría y aun así se atrevía a criticarme. Puede creerse muy bueno con sus cosas científicas y todas esas tonterías, pero no era bueno relacionándose con los demás. Habíamos compartido un par de besos pero no era para tanto. Le había amado, pero eso era antes. Quizás podíamos compartir un par de vez en cuando, pero no podría tener nada más. Es que ahora yo era novio de Emma y no solo eso, ella era la...

— ¿Gabe? —me llamó alguien por detrás de mí. Me giré y era mi primo Adam. Estaba vestido con ropa deportiva, lo que me dice que acababa de llegar de correr—. ¿Porque estás solo aquí afuera, pequeño?

Rápidamente Me levanté del césped y le abracé.

Necesitaba a alguien con quien desahogarme que no fuese Gabe. Él era como un tío para mí, y Seb era como mi hermano mayor, eran como mis confidentes. Gabe había sido mi mejor amigo, no como mi hermano mayor porque él era un año y siete meses menor que yo, era algo más como mi alma gemela. Solía amarlo, era algo parecido como un amor infantil, pero ya éramos un poco mayores. No se si podía seguir amándolo como antes, como se suponía que él me amaba.

Pero me alejé de él. No podía dejar que nadie se enterara de esto, ni siquiera Adam.

—Lo siento, Adam —me disculpé—. Es solo que... me sentía triste.

— ¿Dónde está Jensen? —me preguntó—. ¿Cómo ha sido capaz de dejarte aquí solo cuando estas triste?

—No ha sido su culpa —le dije—. Yo me alteré y salí corriendo de su habitación.

—No importa, no debió haberte dejado salir así. —Reiteró un poco enfadado conmigo, con Gabe en mi cuerpo—. ¿Tienes hambre? ¿Ya habéis desayunado?

—No, nos hemos acabado de levantar.

—Entonces te prepararé algo bueno para que levantes el ánimo.

Fuimos a la cocina y yo me senté en una silla mientras el preparaba algo para desayunar. Era raro para mí que me estuviera tratando como Gabe cuando yo era Jensen.

—Siempre has sido como nuestro hermano pequeño —confesó. Todo estaba dirigido a Gabe y posiblemente Adam no querría que yo me enterara de nada—. Recuerdo la primera vez que Brady te trajo a jugar, tenías nueve años, creo que fue en diciembre del 2009 ¿no?

—Sí, fue el 25. —Fue mi hermano menor quien trajo a Gabe a casa, pero yo me acerqué a ellos. Pero Adam estaba demasiado emocionado por contároslo.

—Oh, sí. Es cierto, estabais jugando con los juguetes os dieron en navidad. —Estaba haciendo huevos revueltos y friendo tocino. Me encantaba cuando Adam cocinaba porque el revolvía los huevos con queso mozzarella y salchichas picadas—. Jensen estaba un poco celoso porque os estabais divirtiendo mucho así que intentó jugar con vosotros.

—Pero eso no le gustó mucho a Brady —dije, terminando su frase. Era verdad. Mi hermano menor me guardaba un poco de rencor por eso.

—Es verdad —afirmó el—. A Brady no le gustó nada que Jensen te haya robado. Eras su mejor amigo.

—Si. Pero supongo que me llevaba mejor con Jensen que con el —dije. No estaba seguro de lo que sentía Gabe en realidad.

Adam se extrañó.

— ¿Supones? —No debí de haber dicho que suponía, podría pensar que Gabe era extraño o incluso podría descubrir el cambio—. ¿Cómo que supones? ¡Si tú y Gabe eran como uña y mugre! —No era para tanto—. Teníais una hermosa amistad.

—Si —le confirmé—. Teníamos una buena amistad.

—Quizás si Jensen no os hubiera separado, eso no hubiera afectado a nuestras familias.

No era nada seguro.

Eso terminaríamos separándonos de igual manera.

—Sí, es verdad —dijo un poco afligido. Todos nos entristecíamos cuando mencionábamos eso, aunque actuáramos como si nada—. Ni siquiera les importó que todos pudiéramos salir lastimados.

—Claro, mi padre era un total idiota —por lo que sabía, el padre de Gabe murió unos meses antes de que naciera.

—Y mi tía no se queda muy atrás —él había comenzado a servir. Mi madre era una persona manipuladora que cambiaba la realidad de las cosas para su propio bienestar—. Oye, eres alérgico a las nueces ¿verdad?

Recordé que Gabe es alérgico a las nueces. Por eso me había preguntado si me gustaban cuando estaba bromeando. Gabe siempre estaba haciendo bromas, pero estaba buscando mi protegerme a pesar de todo.

—Si.

—Pues no podrás tomar esta leche con extracto de almendra, mi tía Janet compra cosas extrañas... —dijo. Pero esa leche era mía—. Entonces tomaremos jugo de naranja.

Gabe apareció de repente en la cocina.

—Buenos días, Jensen —saludó Adam—. ¿Estabas en la calle?

Estaba vistiendo mi ropa deportiva y estaba sudoroso. ¿Había ido a correr sin haberme avisado?

—Estaba corriendo. —Tomó una tostada de la pila que había que Adam había preparado—. ¿Que has cocinado? ¿Esos son mis huevos favoritos?

—Si —respondió—. ¿Quieres un plato?

—Por favor. —Iba a sentarse en la mesa pero se detuvo antes—. Gabe, necesito hablar contigo a solas.

Foto: Gabe

Four Ways to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora