28-Gabe

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Ese chico, Nathan, parecía conocer al primo de Jensen, pero con la sola mención del nombre del menor, Adam había salido corriendo como si hubiera visto un fantasma, claro, la ciencia dictaba que era imposible, pero con lo que había estado pasando desde el ultimo día, ya no sabía que era real.

Ni Jensen no yo preguntamos nada.

Tan solo nos quedamos allí, esperando a por Brady. Un doctor vino y tuve que hacerme pasar por Jensen de nuevo.

En eso, una nueva llamada al telefono de Jensen nos interrumpió y cuando lo saqué, el nombre de quien llamaba era papá. Claro, para mi ese hombre era tan solo Frank Lee, el padre de Jensen.

—Es tu padre —le dije a Jensen.
Pero el solo miraba a su hermano, era doloroso para el, no podía imaginarlo, yo no tenía hermanos, pero lo sentía, sentía su dolor, su miedo, yo era el, eramos uno solo, teniamos una conexión. Tal vez Brady solo descansaba, no quería pensar en otra cosa. Jensen me miró triste, con mis ojos.

—Contesta, dile que Brady está bien —me pidió, con la voz entrecortada por la tristeza.

Respondí la llamada y me puse el telefono al oído. Esa era la primera vez en mucho tiempo que iba a hablar con uno de los padres de Jensen, y ahora, debía actuar como su hijo.

—¿Hola, papá? —No tuve que forzar mi voz para demostrar algo, en realidad ya estaba muy preocupado.

La voz de Frank llegó como una cortada de papel, fria, penetrante y dolorosa apesar de su tamaño.

Hijo, ¿Sabes algo de tu hermano? ¿Has ido a verlo?

El estaba asustado.

—Si, papá —Suponía que así llamaba Jensen a su padre, pero no me gustaría ponerme demasiado cariñoso si no era ese tipo de relación—. Estoy con el, en el hospital. Está bien

¿Como está? Ponlo al teléfono.

—No, papá, el está dormido. Al parecer se ha golpeado y los medicos dicen que esta en un estado de coma auto-inducido por el golpe, así que podría despertar en cualquier momento, pero está bien. No te preocupes.

Pude haber escuchado un suspiro de alivio al otro lado de la linea.

Gracias a Dios... —ahora parecía estar más calmado—. Jensen, ¿sabes algo de tu madre? He estado llamandole y no responde.

Yo había estado todo el día de ayer y hoy con Jensen, además, soy el, y no había sabido nada de su madre, no necesitaba mentir.

—No, no he hablado con ella. ¿Pasa algo?

Ahora, Frank suspiró de nuevo, esta vez algo más corto, como decepcionado.

No, no te preocupes, hijo. No pasa nada. —dijo, intentando
tranquilizarme o intentando negar algo que pasara entre el y su esposa—. ¿Estás solo o Seb está contigo?

Debía de contarle la verdad, ¿no?

—Estoy con Adam y con Gabriel.

¿Adam...? —Frank parecía no haberse preocupado por la mención de mi nombre. Después de todo, la principal persona que odiaba mi relación con la familia Lee se llamaba Janet, y era la madre del chico que me gustaba y que en este momento, sooy—. Entonces es verdad... Mira, Jensen, en este momento estoy en el aeropuerto en Chicago, tuve que regresar de Polonia inmediatamente, así que estaré allí en unas horas. Tenemos que resolver "eso" de una vez.

"Eso".. En realidad iba a resolverlo con alguien que no era su hijo pero que estaba tan involucrado como el.

—Está bien...

Pensé que Frank iba a terminar la llamada, pero no lo hizo.

Mi conejto... —me llamó, con tono sincero, y yo sentí algo aunque no fuese su hijo—. No olvides lo mucho que te quiero. A ti y a tu hermano.

Esas palabra de afecto me hizo sentir un nudo en la garganta, algo que "eso" nunca me había provocado. Y es que yo nunca había tenido a un padre que me lo dijera, así que se sentía extraño. Tenía suficiente con el amor de mi madre y mi abuelo, pero a veces me preguntaba como hubieran sido las cosas si tuviera un padre

—Yo también, papá.

Frank cortó la llamada. En ese momento, hubiera deseado que mi padre no nos hubiera abandonado.
Me guardé el telefono y le conté a Jensen lo que su padre me había dicho. Nathan había desaparecido hacia unos minutos, y nosotros seguíamos esperando a que Brady despertara. Abracé a Jensen y el aceptó ese gesto de empatía, mientras tomaba la mano de su hermano.

Four Ways to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora