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El Chico en la Noche

-Will, estuviste muy callado durante la cena -señaló mi padre.

Habíamos acabado de cenar y hoy le había tocado fregar los platos, así que yo le estaba ayudando mientras Jack se iba a calificar exámenes en su despacho.

Me mantuve callado porque no sabía sobre qué hablar con ellos. Cuando fuimos donde el doctor, nos explicó que tenía amnesia postraumática causada por el golpe que sufrí junto a mis compañeros, así que no recordaría muchas cosas o nada de mi pasado, por lo menos era algo temporal y pronto recordaría todo acerca de mí.

-Mucho más callado de lo normal -continuó papá.

Mis padres me habían explicado que siempre había sido muy frio con todos, incluso con ellos. Me confesaron que se habían sentido muy felices cuando les llamé papá, pues desde hace cuatro años solo hablaba con ellos cuando era sumamente necesario y me refería a ellos por su nombre de pila.

Pero aunque supiera cual era mi condición, aunque tuviera una idea de quien era antes, no sabía cómo actuar, en que pensar o que decir.

-Solo no quiero arruinar nada.

- ¿Cómo piensas que puedes arruinar algo, hijo? -preguntó-. No has arruinado nada, te lo prometo.

Sé que si había arruinado algo. Estaba seguro de eso.

- ¿Puedo ir a mi cuarto? -pregunté.

Estaba siendo un poco grosero con él, pero quería cambiar. Tenía la esperanza de que si me quedaba dormido, cuando me despertara iba a recordar todo.

A papá no le quedó más opción que aceptar.

-Está bien -dijo-. Ve a descansar, debes estar muy cansado, ya hablaremos mañana.

Asentí y subí las escaleras hasta mi cuarto.

Ya había subido antes y no me sentía cómodo estando allí.

Era vacío y no resultaba nada familiar. Solo había una cama, un armario y una pequeña mesa de noche, nada más allí. Faltaban las decoraciones, fotos, posters, libros. En verdad había sido alguien muy frio anteriormente. Sin embargo, no me sentía así. Quería ser alguien feliz, alguien sensible.

Me quité los vaqueros, los zapatos y la camisa, quedando únicamente en pantaloncillos. Me dirigí a mi armario. Allí no había ninguna prenda que no fuera de color negro o gris. Me dispuse a sacar un saqué un suéter gris y me vestí con él.

Me dejé caer sobre la cama y casi de inmediato me quedé dormido.

La casa estaba en silencio total, pero un leve ruido en mi habitación logró despertarme. Era un suave crujido que venía desde la ventana de mi cuarto. Parecía que alguien estaba tratando de abrir la ventana. ¿Cómo alguien había subido por el tejado?

- ¿Hola? -pregunté-. ¿Quién está ahí?

La ventana fue abierta. Me levanté de la cama con rapidez y tomé la lámpara de la mesa de noche. Si esa persona intentaba acercarse a mí se llevaría un gran lamparazo.

-Seb -susurró esa persona. Seb. Ese era el nombre de uno de los tres chicos con los que me tropecé-. ¿Estás aquí?

El chico entró por la ventana. A pesar de que estábamos en total oscuridad, pero él estaba parado junto a la ventana, así que podía distinguir algunos de sus rasgos. Era alto, quizás mucho, su figura era atlética, su cabello negro, aunque no sé si era por la oscuridad, blanco. Lo que más me sorprendió de él fueron sus brillantes ojos azules.

- ¿Eres Seb? -pregunté.

-Soy Will -Me estaba confundiendo. Primero entraba en mi cuarto y luego decía que se llamaba exactamente igual a mí.

-No, yo soy Will -expliqué-. ¿Tú quién eres?

Tenía miedo de que fuera un ladrón, un asesino o un acosador violador y pervertido. Si estaba tratando de confundirme y a continuación iba a abalanzarse sobre mí, no tendría salvación, me llevaba unos cuantos centímetros de altura y su cuerpo atlético proponía un gran riesgo para mí. Moriría sin saber quién era en realidad.

-Soy Will -dijo mientras se acercaba. Tenía miedo, de verdad tenía mucho miedo, no sabía si estaba mintiendo, si quería hacerme algo, pero al ver su cara, me tranquilicé. Tenía rasgos masculinos y hermosos. Era un poco contradictorio, pues estaba mintiéndome, pero me sentía muy. Se detuvo a un par de pasos por delante de mí-. ¿Por qué haces esas preguntas? Sabes que soy yo, Seb, después de todo estás en mi cuerpo.

- ¿Qué rayos dices? -Probablemente estaba mintiéndome, pero se notaba muy seguro mientras hablaba-. Estas tratando de burlarte de mí porque he perdido la memoria, ¿no es así?

- ¿Qué? -preguntó, un poco consternado-. ¿Has perdido la memoria?

-Te he dicho que si -respondí un poco grosero-. Mis padres me han llevado al médico y ha dicho que es por el golpe que sufrí en la escuela. Supongo que tú también has debido de sufrir, estás diciendo cosas tontas e imposibles.

Su expresión cambio, ahora se notaba un poco enojado y frustrado.

-Diablos -maldijo para si-. ¿Ahora qué diablos voy a hacer?

-Quizás debas irte de mi casa -le sugerí, pero era probable que no lo iba a hacer. Se veía muy frustrado, así que elegí darle una oportunidad-. O mejor debas explicarme lo que está pasando.

Suspiró y me explicó. Me reveló que antes del golpe era Sebastian Jones, el chico más rápido de la escuela, uno de los más populares y el mejor amigo de un tal Jensen Lee, quien también se había lastimado. Y que después del golpe habíamos cambiado de cuerpo, incluso me dijo que había ido a ver a Jensen y a Gabe y efectivamente también se encontraban en la misma situación, pero ninguno había perdido la memoria.

-Entonces... ¿tú eres yo en realidad? -Pregunté. Es verdad que lo que decía era un poco... imposible, pero hablaba con mucha seguridad, con total confianza-. Es un sumamente imposible.

-Y que lo digas -dijo suspirando-. Pero es verdad. Estás en mi cuerpo mientras este es el tuyo.

-Bueno, es cierto que me siento extraño en este cuerpo, así que supongo que tienes razón.

-Sí, -dijo el, mirando su reloj-. Bueno, tengo que irme, pero mañana vendré temprano por ti. Iremos a la biblioteca junto a Gabe y Jensen a buscaremos la manera de volver a la normalidad, así que trata de levantarte temprano.

Explicó y desapareció por la ventana. Me parecía extraño que a pesar de que ese fuera mi cuerpo, era demasiado hábil usándolo, cuando el suyo era mucho más pequeño que el mío.

No sabía que decir, pero cuando me acosté, volví a quedarme dormido.

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