26-Gabe

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Era perfecta la manera en que Jensen lograba calmarme. Abrazarlo mientras estaba en mi cuerpo me tranquilizaba.

Deseaba que ese momento no terminara nunca, pero debía de acabar. Debíamos de estar listos para cuando los chicos llegaran. Pero ellos no tuvieron nada que ver con el final de nuestro momento semi romántico.

El teléfono de Jensen comenzó a sonar. Lo agarré de la mesa de noche y leí la pantalla para ver quien llamaba. En letras grandes podía leerse: Emma.

—Es Emma —le dije a Jensen—. ¿Qué hago?

—¡Contesta! —me ordenó algo enojado—. Se supone que eres el inteligente.

—Está bien, pero no tienes por qué gritarme.

Me miró con cara de: contesta de una vez o nunca voy a volver a darte un beso. La amenaza no funcionaría mientras estaba en mi cuerpo.

Tomé la llamada.

— ¿Emma? —pregunté.

Ahora vendría la común respuesta sosa de una chica porrista a su novio. Voz aguda e irritante con dejes de estupidez diciendo cosas fresas a su novio.

— ¿Jensen? ¿Dónde mierda estás? —respondió. Bueno, creo que me equivoqué con la predicción de una chica fresa y tonta—. Te he estado llamando un montón de veces. ¿En dónde rayos te has metido?

Esa era una faceta que nunca había visto de Emma. Pensaba que ella era una especie de princesita caprichosa. Pero ahora que la escuchaba era como si hubiera tenido un cortocircuito. Quizás estaba juzgandola mal.

—Cálmate un poco, Emma —le sugerí—. Estoy en casa, ¿Por qué estás tan alterada?

— ¿Cómo que porque estoy alterada? —preguntó indignada—. ¿Acaso no has visto las noticias o por lo menos has mirado la ventana?

—No, espera un momento.

Hice señas a Jensen para que también mirara por la ventana.

A lo lejos, cerca de la costa, grandes torrentes de humo negro subían al cielo. Jensen por poco se cae. Lo agarré antes de que se desplomars.

—Joder —maldijo Jensen—. Es el Hamilton Park. Brady está allí.

Inmediatamente lo vio intentó vestirse velozmente mientras yo atendí la llamada de Emma e intentaba ponerme una playera al mismo tiempo.

—Oye, ¿sabes algo sobre Brady? —Sabía que Emma tenía un hermano menor de la misma edad que Brady y yo que estaba en la misma clase que Brady—. ¿Él está contigo?

—No. No sé dónde está. Estoy buscándolo.

—De acuerdo, voy para allá.

Terminé la llamada. Jensen ya había terminado de vestirse. Yo también me vestí rápidamente.

Bajamos a la primera planta para buscar a Adam. Jensen caminaba un poco lento, quizás le dolía porque lo había abrazado muy fuerte. No podía culparme si lo amaba.

Adam aun estaba desayunando. Me sorprendía lo lento que podía comer. No tenía paciencia para eso.

—Adam —le llamó Jensen—. Tenemos que ir al hospital. Brady está allí.

— ¿Qué? —preguntó exaltado—. ¿Cómo que está en el hospital?

Adam se levantó tan rápido que sus huevos no salieron volando por poco.

—Hubo un incendio forestal en el bosque del Hamilton Park —dije.

—Necesito que me lleves, por favor —suplicó Jensen, su voz se atragantaba con las lágrimas—. Necesito saber si mi hermano está bien.

Era doloroso ver como sufría. No lo soportaba.

—No te preocupes, Jensen —le dije mientras lo abrazaba—¬. Brady está bien. Yo te lo prometo.

El no pudo seguir conteniendo sus lagrimas. No sabía como estaba Brady, y eso le dolía.

Four Ways to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora