Kill me, Burn me, Slowly [BnHa-Todobaku/Bakutodo] [PlusUltra19]

X

Gotas de sudor se deslizaban por su rostro.

— ¡Úsalo Shouto! ¡Úsalo! —Gritó Endeavor.

Todoroki frunció el ceño molesto, y le miró con odio. Él juró que jamás iba a utilizar su lado izquierdo.

—Cállate —soltó. Jamás iba a utilizar su fuego malo.

Padre e hijo se encontraban en el bosque, frente a frente. Endeavor le había llevado hasta allí para tener un último combate de quirks, antes de que se marchara a la academia de héroes. El mayor esperaba poder acorralar a su hijo hasta obligarlo a usar su lado izquierdo, sin embargo comenzaba a salir el sol, por lo que Todoroki pronto debía alistarse para irse.

El semi albino lanzó un cúmulo de hielos puntiagudos contra su padre, y volteó dándole la espalda, mientras suspiraba cansado.

—Me voy.

— ¡Shouto! —Éste se detuvo sin mirarlo —. No olvides para qué te creé.

El hielo que cubría la mano de Todoroki, se expandió hasta llegar a su hombro.

—Sólo devuélveme a Mamá —gruñó por lo bajo, para luego seguir caminando.

No debía ser tan difícil. Sólo ingresar a una sala infestada de alumnos, convivir con ellos por un tiempo, y luego derrotar a All Might. Debía convertirse en un héroe formidable para la humanidad, uno que pudiera hacerle frente a la leyenda que tenía delante.

Sin embargo para eso faltaría bastante tiempo.

Todoroki ingresó a su sala 1-A, y trató de localizar el lugar menos llamativo posible. Si fuera atrás, mejor para él. A medida que avanzaba, los murmullos fueron aumentando, debido a que las féminas de su clase no podían quitarle los ojos de encima. A pesar de la llamativa cicatriz sobre su ojo, era innegable la belleza que destilaba por cara poro. Y sus ojos eran algo realmente espectacular.

El semi albino decidió sentarse en uno de los últimos lugares, junto a una azabache que le miraba con atención. Aquello incomodó al heterocromático, quien fingió no haberlo notado. Luego, apoyó sus brazos sobre la mesa que tenía frente a él, y sobre éstos descansó su cabeza. No había prisa, le quedaban algunos minutos para descansar. Sin embargo su paz duró apenas un instante, cuando un montón de gritos e improperios se escucharon desde el pasillo exterior.

La puerta fue abierta escandalosamente de golpe. Todoroki se reincorporó de un salto, haciéndole punzar la cabeza por la rapidez con la que se había despertado. Con desgana, apoyó su mentón sobre la palma de su mano, y aunque realmente no le interesaba en los más mínimo quien fuera el grosero que le había interrumpido, se dio la oportunidad de observarlo detenidamente.

No tenía nada mejor que hacer después de todo.

Deslizó sus ojos observándolo de pie a cabeza. Éste se encontraba de espalda, puesto que un compañero le había interceptado para discutir sobre alguna cosa que al semi albino, realmente no le importaba.

Tenía el cabello rubio y desordenado, como pinchos. No obstante, lucía bastante claro y se preguntó si sería suave al tacto. Llevaba las manos dentro de los bolsillos del pantalón, y se encontraba gritando insultos apenas había entrado.

Todoroki suspiró desinteresado. Probablemente sea un alumno busca pleitos y conflictivo, pensó aburrido.

Pero, su respiración quedó atascada en su garganta cuando aquél rubio volteó y sus miradas chocaron. Todo dentro de Todoroki ardió, quemó. Su pulso salió disparado, y su quirk de fuego se descontroló. Sentía como todo su lado izquierdo se calentaba a niveles inimaginables, y como su ojo pedía a gritos dejar escapar lenguas de fuego.

Se llevó una mano hasta su cicatriz, y trató de cubrir los vestigios de una alarmante llamarada. Sentía su cuerpo arder, lo sentía caliente como jamás había estado antes. Dentro de él, sentía como se iba perdiendo en la intensidad de lo rojo, y lo peligroso.

Estaba apunto de cruzar una línea sin retorno.

Iba a perder todo su autocontrol solamente por un par de ojos carmesí. Sin embargo no se lo permitió. Respiró profundo, y trató de calmarse. Trató de helar su sangre y enfríar su cuerpo. Su quirk era realmente de mucha ayuda en aquel desesperado momento.

Todoroki se atrevió a mirar una vez más al rubio, y suspiró con alivio al notar que se encontraba sentado, con los pies sobre la mesa, demostrando un aspecto bastante rebelde.

¿Qué demonios había sido eso? Había perdido el control de su quirk, una individualidad que jamás había utilizado antes. ¿Por qué ahora? El semi albino se quería golpear. Era mejor mantener la distancia de aquél chico, hasta saber a qué se debía aquella reacción tan intensa y descontrolada.

De pronto, un compañero de anteojos se le acercó al rubio, y comenzó a regañarlo haciendo robóticos movimientos con las manos, señalando sus pies.

— ¡Ya callate! —Le cortó fastidiado, el rubio.

Todoroki volvió a su postura inicial, y sus ojos tomaron desinterés hacia su entorno, nuevamente. Sin embargo la curiosidad hacia alguien había despertado, y la llama que Bakugou Katsuki encendió, pronto se convertiría en el más ardiente de los desastres.