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Respirar se le dificultaba cada vez más.

Con puños apretados y párpados cerrados firmemente, Todoroki se encontraba en el sótano de su casa. Su cuerpo se hallaba débil, tembloroso y con heridas recientemente abiertas, mezclándose el sudor con la sangre. Su vista estaba distorsionada, y sus piernas amenazaban con fallarle.

Cuando su padre estrelló aquella vara en la espalda de su hijo, éste mordió con firmeza el pañuelo que tenía entre sus dientes, evitando soltar quejido alguno.

— ¡¿Te parece gracioso bajar tus notas de aquella forma?! —Endeavor gritó lleno de ira.

Alzó su mano una vez más, y bajo su duro régimen hizo una vez más estremecer a Todoroki.

—¡Te entrené para ser el mejor! ¡El mejor! ¡Tu serás quien derrote a All Might! ¡Maldito débil!

Entre cada frase un mínimo de tres o cuatro azotes le eran propinados hasta hacerle sacar espesa sangre.

— ¡No tienes a tu estúpida madre para que te defienda! —Tomó de los bicolores cabellos de su hijo, y le alzó la cabeza para ver su rostro empapado en saladas lágrimas de arrepentimiento que lograron conmover a su detestable progenitor -. Está bien Shouto, lo dejaremos por hoy —dijo a la vez que soltaba la cabeza de Todoroki.

Desató las manos de su hijo y le arrancó el pañuelo de la boca.

— ¿Entendiste porqué hice esto, verdad?

El silencio fue su única respuesta. Molesto, volvió a tomar los cabellos de Todoroki y le alzó la cabeza sin medida.

—¡¿Verdad?! —Insistió.

—Sí... —Murmuró agotado —. Maldito viejo...

Aquello hizo reír a su padre, quien soltó profundas carcajadas y liberaba a su hijo de su agarre. Todoroki era un rebelde, pero pronto se uniría a su venganza personal. Miró al semi albino una vez más, y con renovadas energías subió los peldaños del sótano para abandonar la pieza, mientras silbaba una molesta melodía.

Aquél día, Aizawa-sensei había interrumpido la clase habitual para comunicar que Endeavor solicitaba a su hijo en casa por un par de días. Extrañado, Todoroki se puso de pie bajo las atentas y curiosas miradas de sus compañeros, y abandonó la sala en absoluto silencio.

Fuera de la academia un auto esperaba por él.

Apenas cruzó la puerta de entrada de su casa, supo que algo andaba mal, pues ésta se hallaba vacía, excepto por un único ser: su padre. Quien ya lo esperaba junto a la puerta del sótano con una vara de madera entre las manos.

Todoroki abrió la boca para protestar, pero aquello sólo significaría que aquel castigo terminaría siendo pagado y dirigido hacia su madre. Entonces tragó duro y valientemente aceptó su destino. Con la cabeza gacha, y sus manos formando apretados puños a su costado, bajó lentamente las escaleras y se apoyó en una gruesa viga que allí había.

Endeavor amarró las muñecas de Shouto con fuerza haciéndolo gruñir, a lo que rápidamente le introdujo un pañuelo a la boca.

Y entonces comenzó la tortura hasta dejarlo casi inmóvil y con un odio inmensurable que se incrementaba con fuerza.

Su imagen era realmente lastimosa, si Bakugou estuviera allí tal vez se reiría de él.

Bakugou...

Todoroki se arrastró por la viga hasta terminar sentado en el frío suelo. Se llevó sus rodillas hasta su pecho, y las abrazó con fuerza mientras ocultaba su cabeza entre éstas. Un aplastante dolor perforaba su pecho y le impedía respirar con nornalidad.

Entonces sonrió de aquella forma tan rota e hipócrita que solía usar tiempo atrás, y negó con la cabeza reiteradas veces.

Había lastimado a Bakugou, había herido su colosal orgullo y aquello sólo significaba que había perdido por completo su apuesta. ¿Cómo es que se había permitido sentir? ¿Cómo es que aquel estúpido rubio había logrado provocarle tanto?

Eso ya no importaba.

Bakugou le hacía actuar por instinto, le hacía decir cosas que jamás habría dicho antes y le quitaba la posibilidad de razonar o pensar con claridad. Bakugou calentaba lugares que su padre había mutilado sin piedad, y es por ello que había terminado así.

Herido, con golpes y lleno de arrepentimientos.

Todoroki debía alejarse de Bakugou por su bien, y aunque su misma persona era lo último que le importaba, debía sobrevivir. Al menos, por ahora.

Él era la única esperanza para liberar a su madre, entonces, cuando ese día llegara, podría enfrentar a su padre como tantas veces había quererlo hacerlo.

Aún así... Aún sabiendo cual era el camino correcto que debía tomar, el agujero en su pecho persistía, y se negó a aceptar que era ante la idea de alejarse para siempre y de una buena vez, de Bakugou.

Entonces allí, solo y frío, una serpiente del odio se arrastró por su corazón, sin saber que aquél oscuro y retorcido sentimiento sería el inicio de su destrucción y sufrimiento.

Kill me, Burn me, Slowly [BnHa-Todobaku/Bakutodo] [PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora