L a l l a m a q u e e n c e n d i s t e
t úTodos los presentes enmudecieron. Sus ojos estaban abiertos de par en par, realmente no podían creer lo que veían. El que estaba frente a ellos, sobre la arena de batalla, sosteniendo firmemente a Todoroki entre sus brazos, no era nadie más que Bakugou Katsuki.
Sus gritos no se hicieron esperar.
— ¡¿Qué mierda miran todos?! —Inconscientemente, había apretado el agarre que tenía alrededor de la cintura del heterocromático.
Éste gimió tenuemente.
Era como si a todos sus compañeros les hubieran cortado la lengua. Nadie siquiera lograba pestañar o conseguir procesar lo que recientemente había ocurrido. Y es que el rubio había arriesgado su propio pellejo para salvar al medio albino. Bakugou había saltado desde las gradas hasta la arena para salvar a su rival.
Un silencio aplastante inundó el lugar.
Pareciera como si el tiempo se hubiera detenido. Nadie podía apartar la mirada de aquella comprometedora imagen. Y Bakugou se sentía cada vez más y más avergonzado. Se sentía jodidamente expuesto, como si le juzgaran la decisión que había tomado.
— ¡¿Que mierda miran todos ustedes, bastardos?! —Repitió, perdiendo la poca paciencia que tenía —. ¡¿Así se hacen llamar héroes?! ¡Iban a permitir la muerte de una persona! —Exclamó realmente furioso.
Todoroki, que se encontraba a su lado, le observaba pasmado, hasta quizás, impresionado. Y es que esperaría aquella acción de alguien más empatico, quizás alguien como Midoriya, Kirishima o hasta la misma Momo. Pero no de él. No de alguien con un carácter tan fuerte y explosivo como el suyo.
— ¡Y tú!
El rubio volteó hacia el medio albino repentinamente, reduciendo así, aún más la poca distancia que existía entre sus cuerpos. Instintivamente, Bakugou fue el primero en saltar varios pasos hacia un lado, recuperando su espacio personal, y liberando al medio albino de su posesivo agarre.
— ¡Maldito Mitad y Mitad! —Le señaló con la mano —. No te confundas, bastardo. ¡Por mí que te mueras! —rugió salvajemente —, pero soy un héroe, es mi obligación salvar a débiles como tú.
Todoroki frunció el seño con molestia. ¿Débil? ¿Así es como le había llamado? Sus manos que descansaban a los costados de su cuerpo, de pronto tomaron vida propia, ya que éstos formaron tensos y rígidos puños.
—Bakugou —Aizawa-Sensei había ingresado a la arena —, ya es suficiente.
El mencionado se limitó a gruñir por lo bajo y volver a su asiento, con la ayuda de su quirk.
Luego de aquel incidente, los alumnos que enfrentaron la ardua batalla fueron despachados hasta la enfermería, donde Recovery Girl se ocupó de sus heridas y malestares. Donde regañaron a Kaminari por su descontrol, y donde Todoroki fue el primero en abandonar el lugar.
El resto de las clases habían avanzado con normalidad. Kaminari haciendo el tonto, Iida intentando contener el orden y silencio en la clase, Kirishima colgándose del cuello de Bakugou, éste maldiciendo y gritando, y bueno, Todoroki manteniéndose calmado e impasible. Todo iba bien.
Todo iba realmente bien. Excepto Todoroki. Él no podía evitar que su mente viajara de vuelta una y otra vez, a aquél momento en que el Denki descontroló su poder y Bakugou le salvara la vida. Present Mic, se encontraba frente a la clase enseñando la importancia del verbo to be, sin embargo la mente del medio albino estaba realmente lejos y fuera de aquello.
Sus ojos estaban clavados en el paisaje más allá de la ventana, con la cabeza apoyada en la palma de su mano. Sin prestar atención a nada más que sus propios pensamientos. Realmente intetaba ponerlos en orden, sin embargo la imagen de Bakugou, del calor de sus grandes manos se repetía en su memoria insistentemente, y se negaba a ser borrada.
Suspiró levemente.
Momo, quien se encontraba a su lado, se sonrojó a más no poder. Puesto que —realmente juraba —, que el heterocromático le miraba intensamente a ella. Se llevo un mechón de cabello a su oreja, y sonrió coqueta. Acción que no pasó desapercibida por un par de intensos ojos carmesí.
Cuando hubo finalizado la clase, los alumnos se retiraron a toda prisa a sus habitaciones, puesto que era día viernes y eso significaba fin de semana libre. La emoción brillaba en cada uno de ellos.
Todoroki fue el último en marcharse. Realmente sólo deseaba su cama y poder descansar del agotador día que había tenido, sin embargo no consiguió poner un pie fuera del salón, puesto que frente a él, bloqueándole el paso a la puerta, se encontraba Bakugou Katsuki, con la mirada afilada y manos dentro de los bolsillos de su pantalón.
Todoroki se limitó a observarlo desinteresadamente, mientras esperaba a que el otro se animara a hablar.
—Olvidalo —murmuró el rubio entre dientes.
— ¿Qué?
— ¡Que lo olvides pedazo de imbécil! —Le gritó, a la vez que volteó el rostro hacia cualquier dirección que no fuera el rostro del mitad albino.
— ¿De qué estás hablando? —Todoroki inclinó su rostro hacia un lado, ofreciéndole a Bakugou una vista adorable.
— ¡¿Ah?! —Aquella pregunta había mandado al infierno cualquier posibilidad de tener una conversación civilizada —. ¡Además de suicida, ¿estás sordo?! —Con su mano, cogió con fuerza el cuello de la ropa del medio albino, y con la otra creó pequeñas explosiones que buscaban mitigar la furia que había en su corazón —. ¡¿Qué parte de "olvida lo que pasó hoy, no entiendes?! ¡Deja de pensarlo, bastardo Mitad y Mitad!
Todoroki volteó el rostro hacia otra dirección.
—No he echo eso.
— ¡No me importa lo que hayas echo, maldito! —Gritó, para luego dejar ir su agarre —. Simplemente enfría tu cabeza o lo que sea, ¿para qué mierda tienes ese quirk si no lo usas? Llevate una mano a tu cabeza y cogelala. A ver si así se te pasa lo imbécil.
Todoroki se limitó a observarlo en silencio, a mirar sus rasgos de manera pausada y detallada. Él era realmente fuerte. Contaba con una gran fuerza muscular, con un quirk impresionante y con agudos instintos desarrollados en su máxima expresión. Era dueño de un desordenado cabello rubio. No era llamativo como el de Denki, o exageradamente brillante como el de Aoyama, pero era un rubio claro, sencillo y corto.
Sin embargo los ojos de Bakugou eran otra cosa. El intenso y embriagante color carmesí, le potenciaban su mirada felina y aguda. Poderosa y peligrosa combinación para alguien tan salvaje y caliente como él.
Bakugou Katsuki era un riesgo constante que a Todoroki Shouto no le molestaría tomar.
Ante aquel pensamiento, el semi albino se avergonzó, y trató de ocultar su malestar. Cuando de pronto un pensamiento, una idea se hizo realmente sonora en su cabeza, y necesitaba darle voz.
—Tú… ¿Me esperaste todo este tiempo sólo para hablar conmigo?
A Bakugou se le desprendió el alma.
— ¡¿Qué estás pensando, maldito Mitad y Mitad?! —Pateó la mesa más próxima a él —. ¡Yo había regresado por mis libros! ¡No te creas tanto, bastardo!
Rugió, para luego acomodar su bolso y marcharse de allí echo una furia. No sin antes, claro, patear todas las mesas y sillas disponibles, y de paso, casi destruir la puerta de un golpe.
Todoroki le miró la espalda, hasta que desapareció de su vista. El heterocromático, se sentía dentro de un remolino de emociones. Y cada una de ellas se las había provocado la misma persona. Realmente necesitaba descansar, y olvidar todo lo ocurrido, puesto que en ese preciso momento su único y mayor deseo era revivir, a como diera lugar, el calor que había sentido horas atrás, cuando Bakugou Katsuki tenía su mano apoyada en la delgada cintura del semi albino.
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Kill me, Burn me, Slowly [BnHa-Todobaku/Bakutodo] [PlusUltra19]
Fiksi PenggemarPreso de un pasado difícil, Todoroki Shouto a adoptado una actitud distante e indiferente con quiénes le rodean, escudándose detrás de un rostro cargado de neutralidad e inexpresividad. Un rostro que Bakugou Katsuki no puede soportar, y que hará est...