CAPÍTULO 16 - PARTE II

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Parte 2

P o r q u e   s o m o s   e t e r n o s

El lugar cayó en un sepulcral silencio. Los mojados ojos de la clase 1-A observaron con mandíbulas abiertas y desencajadas, el inerte cuerpo de Sero caer sobre la silla sin vida. Sus rostros se desfiguraron ante el horror presenciado. Mineta abrazó con fuerza el cuerpo de Aoyama, mientras murmuraba rezos inútiles que no servirían de nada. Mina sollozó con fuerza mientras su conciencia se desvanecía ante la grotesca imagen. Kaminari cayó de rodillas al suelo sin importarle siquiera que aquellas agujas traspasaran su cuello. Se llevó las manos hasta sus ojos y liberó poderosas descargas eléctricas obligándolo a soltar horribles chillidos de dolor.

— ¡Kaminari detente! —Gritó Midoriya intentando llegar hasta él, pero una aguja tocó su cuello con rapidez obligándolo a permanecer quieto en su lugar.

— ¡No puedo, no puedo, no puedo! —Aumentó el voltaje en su autoataque. Si estaba lastimando sus ojos, ¿por qué no podía destruir la imagen del rostro desfigurado de Sero que tenía en su cabeza? — ¡Que alguien me ayude! —Chilló, apoyando sus palmas sobre el suelo.

Kirishima lo observó con dolor. Extendió su mano hacia él, pero cuando sus ojos encajaron con los carmesíes de Tomura, se arrepintió.

—Sero… —Gimoteó Mina, volteando hacia Denki.

— ¡Kaminari! —Chilló Sero asustado —, ¡Esa es la tarea de Bakugou!

El rubio había decidido ir a casa aquel fin de semana, y Kaminari por holgazán y descuidado había olvidado hacer su tarea. Fue entonces cuando se le ocurrió la estúpida y suicida idea de invadir la habitación del explosivo chico. Pues sabía que siempre hacía sus tareas con anticipación.

Por supuesto que había arrastrado a sus dos amigos con él.

—Está bien, Sero. Nadie nos vio entrar—respondió con una sonrisa —, Bakugou no nos descubrirá. ¿Verdad, Mina?

La chica asintió con efusividad.

—Yo misma le textee y me dijo que regresaría hasta las ocho —respondió alzando los dedos.

Hanta tragó con dificultad. Miró el reloj que cargaba en su muñeca y gimió con miedo.

— ¡Son casi las ocho! —Chilló. Y como si de alguna mala jugada de la vida se tratara, oyeron gruñidos provenientes detrás de la puerta.

Aquella rasposa voz le correspondía a una sola bestia. Bakugou Katsuki.

— ¡Moriremos!

— ¡Hanta callate! —Ordenó Mina —. Usaremos tus cintas.

El mencionado la miró ceñudo.

— ¡¿Qué?! ¿Por qué yo?

Afuera, Bakugou rebuscaba molesto en los bolsillos del bolso que traía.

Kill me, Burn me, Slowly [BnHa-Todobaku/Bakutodo] [PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora