Parte 3

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Íbamos por nuestra segunda ronda de ponche sin alcohol cuando observamos cómo las luces se oscurecían y un joven subía al escenario de un salto, ajustando el micrófono y preparándose para hablar.

Hizo un gesto de propiedad, haciendo de cuenta que se acomodaba una corbata imaginaria, para luego separar el micrófono del mango que lo sostenía.

Rápidamente alzó los brazos con torpeza.

–¡¿Cómo están Hotschud?! –el público alentó y aplaudió ante su grito inesperado– Para los que no me conocen, mi nombre es Jackson Millers, conocido como el más apuesto de la universidad. ¿Verdad chicas?

Se escucharon risitas femeninas y una voz gruesa gritándole que se baje del escenario, proveniente de una pandilla con las mismas chaquetas que él.

Momentos después, un hombre de considerable edad se encontraba subiendo por las escaleras del escenario, para quitarle el micrófono de las manos a el morocho.

–Ya es suficiente Jackson, bájate por favor.

Se logró escuchar su súplica a lo bajo, por culpa del micrófono encendido.

Supuse que era el rector de la universidad, el cual sorpresivamente, no parecía enojado, más bien desilusionado por el joven ignorante.

Toda la situación causaba gracia, el viejo barbudo continuó.

–Gracias a todos por estar aquí, sé que quieren irse ya a sus inevitables fiestas de fraternidad o lo que sea, pero primero quiero darles la bienvenida a los de primer año, espero que se adapten bien y puedan sentirse cómodos en el campus. Si tienen alguna pregunta, no duden en pasar por mi despacho y consultarme. Espero que empiecen bien las clases. Y para los que practican hockey, fútbol americano, basquetbol, y el resto de nuestros deportes. Buena suerte en sus temporadas. Bueno... No los molesto más, los dejo para que disfruten de esta noche.

Cuando el rector se retiró del escenario, todos aplaudieron su breve discurso.

El robusto hombre parecía carismático, me agradaba su personalidad, cosa que me sorprendió y me dejó más tranquila, había imaginado tener un rector malvado y malhumorado.

Cuando los aplausos disminuyeron, las luces se apagaron por completo. No se veía nada, y unas sirenas que aturdían empezaron a sonar por los parlantes.

La multitud comenzó a dirigirse fuera del salón, al lograr salir junto con Nicole, Sarah y Violet, noté que habían luces de colores señalando un camino.

Nos dirigimos las cuatro en la misma dirección que el resto de la gente, pasando por las fraternidades, hasta que llegamos al campo de fútbol americano. Ninguno de nosotros parecía entender lo que estaba sucediendo, cuando todos los estudiantes llegaron al centro del campo, se prendió una luz brillante que apuntaba a una de las tribunas. En ellas había un muchacho disfrazado de la mascota de los equipos, el cual era un toro que llevaba puesta la camiseta de hockey de la universidad.

Luego vimos como desde los costados del campo comenzaban a aparecer jóvenes corriendo hacia nosotros, mientras tocaban tambores y silbatos, en ese instante creí entenderlo todo, esa era la sorpresa...

Cuando llegaron hacia nosotros comenzaron a tirar espuma y papeles de colores, claramente ellos se estaban divirtiendo más que nosotros, pero al haberme hecho la cabeza de que íbamos a terminar todos corriendo en ropa interior o algo peor, no me molestó para nada un poco de espuma.

Me encontraba moviéndome al ritmo de los tambores junto a mis amigas, cuando crucé miradas con el pelirrojo del pasillo.

Llevaba puesta únicamente la chaqueta de la universidad, abierta de par en par, que dejaba al descubierto sus abdominales marcados.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora