Parte 36

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Miércoles.

Había acabado de doblar toda mi ropa en la maleta, dejando lo justo y necesario para aquel día y el viaje del jueves.

Había devuelto mi material de estudio esa mañana, y mi escritorio, que antes se encontraba repleto de libros y enciclopedias, ahora estaba limpio y solo contaba con una foto de mi familia y un par de libros que había traído para leer pero no había tocado en todo el semestre.

Nicole se retiraba para Pittsburg en un par de horas, y ya todas sus cosas se encontraban empacadas y listas para llevar.

Sabia que esa noche seria dura, porque estaría sola en la habitación, pero no veía la hora de reencontrarme con mi familia.

–Oye, ¿Dejarás tus sabanas aquí para el próximo semestre? –me preguntó mi compañera de habitación.

–Supongo que sí, las he lavado, y las empacaré en el baúl junto con todas las otras cosas que dejaré aquí. –le expliqué.

La universidad nos había indicado que empacáramos nuestras pertenencias dentro de algún baúl o cajón, porque pasarían a limpiar todas las habitaciones durante las vacaciones.

–Genial, haré lo mismo.

Se decidió mientras tomaba de ella y dejaba el colchón descubierto.

La ayudé a doblarlas lo suficientemente bien como para que entraran en su baúl, al terminar de luchar para cerrar aquel contenedor, me di cuenta de lo mucho que extrañaría a mi amiga durante las vacaciones, y con todo lo que estaba sucediendo, me haría falta su contención.

–¿Quieres ir a por comida? –preguntó ella luego de recuperar el aliento por el trabajo que nos había llevado cerrar aquel contenedor.

–Si, muero de hambre.

Luego de aceptar, tomamos nuestros abrigos para luego retirarnos de nuestra habitación.

A las 7:00pm me tocó despedirme de Nicole, luego de su despedida me senté en mi cama, mirando el rincón de Nicole que ahora se encontraba casi vacío.

Lo único que iluminaba la oscura habitación eran las luces provenientes de la calle, haciendo que mi autoestima bajara aun más.

Mi mente comenzó a viajar por los recuerdos vividos, haciéndome recordar lo mucho que necesitaba que Cameron no fuera parte de los juegos de Aaron.

Deseaba volver a como estábamos antes, pero una parte de mí todavía no confiaba en él al igual que lo hacia antes, y sabia que me llevaría tiempo superar aquella noche.

Pero debía hacer algo, no permitiría que Aaron ganara nuevamente. Sabia que había algo más oculto en toda esta farsa, y Cameron había sido solo un títere dentro de su obra.

Comencé mi recorrido hacia el baño para lavarme la cara, me encontraba restregándome los ojos cuando escuché como alguien llamaba a la puerta.

Me sequé el rostro con rapidez y me dirigí hacia ella, dejando la luz baño encendida para iluminar mi camino.

Al abrir, me encontré con el morocho.

–¿Podemos hablar?

Vestía de la misma forma que todos los días, chaqueta de cuero y pantalones negros.

Pero lo que me llamó la atención fue volver a encontrarme con un pequeño corte en su labio y una nueva mancha morada en la superficie del ojo.

No respondí, pero solté la puerta, dejando que se abra por completo e indicándole con un gesto que pasara.

Me senté en el piso apoyando mi espalda contra mi cama, él también tomó asiento en el suelo, pero dejando su espalda reposar en la cama de Nicole.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora