Parte 7

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 Luego de un rato, Nicole cerró la laptop y me miró. Yo me encontraba embobada con mi celular, todavía en la cama

–Enserio creo que deberías mandarle un mensaje a Cameron, por lo menos un simple hola. –me explicó

La miré por arriba de mi celular por unos segundos.

–Tienes razón, pero tengo miedo. -solté.

Nos reímos juntas y luego de un rato ella insistió.

–¿No tienes ni un poco de intriga de lo que te pueda llegar a decir?

Era cierto, me moría de intriga en saber.

–Bien, me has convencido.

Tomé la nota y copié el número en mi celular, luego pensé en que le podría poner, hasta que me digné a escribir:

"Gracias por cuidar de mí ayer."

Y sin pensarlo ni un segundo, lo envié.

Dejé el celular en la mesa y me tapé la cara con un almohadón.

–Está hecho. –le comenté a Nicole con la cara todavía aplastada.

Ella comenzó a reír, y cuando me destapé, vi que se había levantado de la cama, estaba dirigiéndose hacia la entrada.

Mi compañera abrió la puerta y Violet y Sarah se introdujeron en la habitación, sentándose en nuestras camas.

–La pequeña Bella le acaba de escribirle a Cameron, y se muere de los nervios. –soltó Nicole a modo de burla hacia mi reciente reacción, estaba aprendiendo que esa mujer tenía una bocota.

Las chicas se sorprendieron y comenzaron a gritar.

–¿Qué le has puesto? ¿Te ha contestado?

–¡Vamos! ¡Largalo!

Se encontraban eufóricas, y yo tenía un cansancio del cual me moría, pero aguante sus gritos y les respondí.

–Le di las gracias, nada más. Ha sido hace dos minutos y no pienso responderle hasta dentro de un rato.

Las chicas me dieron la razón y comenzaron a hablar de cómo les había ido hoy en clases, ellas tampoco habían hecho mucho y contaron que coincidían en una materia.

Pasaron treinta minutos y nosotras seguíamos charlando de nuestro día, cuando de repente mi celular sonó y se iluminó en la mesita de luz.

Las tres dejaron de hablar para dirigir su mirada a mi celular.

Tomé el móvil, lo encendí, y leí un nombre; Pero no era el de Cameron...

Aquel mensaje era del todo inesperado, no estaba preparada para eso y tampoco me lo había visto venir.

Era un mensaje de Aaron, el chico que prácticamente me había arruinado la vida hace unos meces, el mismo que me había arrastrado a tantos problemas y me había hecho sufrir con locura.

Ahora volvía a aparecer, en la pantalla de mi celular. No lo entendía, lo había bloqueado de todas partes, no había vuelto a contactar con él desde aquella noche.

Ver ese mensaje me hacía sentir que el que escribía era un fantasma, o que estaba alucinando.

Cuando me quise dar cuenta, mis tres compañeras se encontraban intentando sacarme de la pequeña parálisis en la que había entrado. Una de ellas movía su mano en frente mío y otra me tocaba el hombro.

Me fregué los ojos con las manos, dejé el celular en la cama y me preparé para intentar quitarle importancia.

–No era nada, digo... No era él. –susurré.

Cenizas del Pasado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora